¿Cuántas veces nos hemos sentado a planificar lo que pasará con nuestros cuerpos después de muertos? Al pensar en la muerte, ¿realmente prevemos lo que ocurrirá durante ese momento en que pudiésemos perder las funciones neurocognitivas superiores?

En culturas latinoamericanas como la nuestra, la muerte, a pesar de ser el único destino seguro, se evade de nuestras conversaciones como si fuese parte de una realidad alterna; vivimos sin pensar en las decisiones y responsabilidades que dejamos en manos de nuestros familiares en el momento en que por alguna razón expiramos.

Son pocas las personas que prevén las situaciones que se pueden suscitar cuando haya llegado ese instante. Son muchas menos las que deciden tomar responsabilidad de sus cuerpos y decidir donar sus órganos para ayudar a otras personas a mejorar su calidad de vida.

"La población española es donante desde que nace y lo es, no sólo porque está estipulado legalmente, sino porque lo siente, porque tiene una cultura de más de 20 años con consentimiento presunto", señala la Dra. Cubillán. "La posibilidad de que el Artículo 12 se establezca como parte de la reforma de la Ley de Salud, no sólo traerá consigo una plataforma legal que nos permita aumentar los índices de donaciones en el país, sino que iniciará un plan educativo masivo, con la finalidad de que la sociedad entienda la importancia de donar un órgano y tome las riendas de su poder de decisión", concluye Cubillán.

Asimismo lo expresa la Dra. Carmen Luisa Milanés, Coordinadora Nacional de Trasplante de Órganos y Tejidos del Ministerio de Salud y Desarrollo Social (MSDS), quien señala que "en el MSDS estamos comprometidos con el trasplante de órganos pues sabemos que del éxito de esta actividad depende la vida de muchos seres humanos. En los actuales momentos, estamos concretando una serie de acuerdos para poner en marcha las campañas de sensibilización y concientización que sean necesarias para que la comunidad se involucre en esta vital actividad".

Para la Licenciada Martínez, esto tiene una repercusión más apreciable desde la óptica estadística. "La tasa de trasplante en nuestro país es de 4 por millón de habitantes. Comparándola con la tasa de España, la cual se encuentra en una relación de 27 por millón de habitantes, podemos apreciar lo bajo que son nuestros índices comparativamente. Hay algunos países en Latinoamérica que transplantan más que nosotros, como es el caso de Uruguay, donde se transplanta en una relación de 17 por millón de habitantes. Tal vez este índice se deba al efecto de los planes educativos y las políticas sanitarias destinadas a aumentar la tasa de donantes llevadas a cabo por esas naciones", explica Martínez.