Se entiende por algoritmo un conjunto de
instrucciones o reglas bien definidas, ordenadas y finitas que permite realizar
una actividad mediante pasos sucesivos que no generen dudas a quien lo ejecute.
Dados un estado inicial y una entrada, siguiendo los pasos sucesivos se llega a
un estado final y se obtiene una solución (20).
En la vida cotidiana se emplean algoritmos en multitud de ocasiones para
resolver problemas o tener una clara visión sobre una materia a estudiar. La
presente revisión establece un algoritmo en conjunto con una línea de tiempo
que permita dar una clara visión sobre aquéllos investigadores que aportaron
conocimientos al estudio de la glándula tiroidea. Además de esto, se plantea la
división de los tres tipos de tiroiditis a manera de clasificarlas según su
etiología paralelamente a su aparición histórica. Siguiendo la trayectoria de
la línea de tiempo, a finales de los 1800, específicamente en 1883, fue descrita
por primera vez la Tiroiditis Fibrosante Crónica, caracterizada por un proceso
de fibrosis invasiva que destruye parcialmente la glándula, extendiéndose a las
estructuras cervicales adyacentes. Estas primeras descripciones se realizaron
gracias a los aportes de Bernhard
Riedel, quien en
1896 publicó una descripción de dos casos usando el nombre de "Eisenharte
struma" para describir la consistencia pétrea de la glándula, fijada a
estructuras adyacentes(8).
Los
trabajos de Riedel fueron tan significativos en su época, que la Tiroiditis
recibió su apellido en su honor, pero en 1956 Woolner et al modifican el nombre a Tiroiditis Fibrosa Invasiva, luego de
una serie de investigaciones anátomo-patológicas establecieron criterios para
diagnosticar esta enfermedad, luego modificados por Schwaegerle et al (1988)9.
Catalogada como una Tiroiditis de tipo autoinmune, todavía se encuentra en
discusión sobre si es un tipo de Tiroiditis distinta a las otras entidades, o
es la etapa final de la Tiroiditis de Hashimoto. Para 1902, surgen los primeros trabajos sobre
la Tiroiditis Subaguda
o de Células Gigantes, siendo
una entidad relativamente frecuente aún hoy en la actualidad y autolimitada, considerada la causa más
común de dolor tiroideo y catalogada como Tiroiditis
Infecciosa. Los trabajos de Johann
Friedrich de Quervain, luego apodado Fritz de Quervain, médico suizo graduado
de la Universidad
de Bern en el año 1892, fueron los que dieron a conocer
mundialmente sobre la existencia de esta entidad. El antecedente principal fue su tesis de doctorado titulada "Ber die Vernderung des Centralnervensystems
bei experimeteller Kachaxia thyreopriva der Thiere" (Cambios en el Sistema
Nervioso Central por Caquexia Hipotiroidea Experimental).
Luego en 1902 publica su trabajo titulado
"Ueber acute, nicht eiterige
Thyreoiditis" (Tiroiditis
Subaguda No Supurativa), describiendo en totalidad sus
características patológicas, y posteriormente ampliándolo en 1904 en su
publicación "Die akute nicht eiterige thyreoiditis und
die beteilingung der schilddrí¼se an akuten intoxikationen und infektionen
í¼berhaupt". (11,21) Pocos
años después, para 1912 en Japón, surge la "struma lymphomatosa" gracias a los
contribuciones al campo de la medicina del Dr. Hakaru Hashimoto, cirujano Japonés graduado de la Escuela de Medicina de la Universidad Imperial
Kyushu. Basándose en 4 muestras potenciales de 4
pacientes femeninas, reportó sus hallazgos en la revista alemana de cirugía Archiv Fur Klinishe Chirurgie, en donde
con tan solo 31 años publicó una monografía de 30 páginas con 5 figuras
titulada "Notes of lymphomatous in the
thyroid gland". (3,4,5,6) Hoy
en día esta entidad, una de las primeras causas de hipotiroidismo a nivel
mundial, recibe el nombre de su investigador, y se cataloga como autoinmune
etiológicamente. En 1961, la
compañía Labaz en Bélgica, gracias a
los químicos Tondeur y Binon, desarrolla el compuesto
llamado Amiodarona. Para
1980, la amiodarona
aún no era aprobada por la FDA
(Food and Drug Administration) en EEUU; esto se debía a los reportes iniciales
que indicaron los efectos secundarios severos de la droga a nivel pulmonar y tiroideo,
aunque sus efectos sobre las arritmias supraventriculares y ventriculares era
excelente. A nivel tiroideo se descubrió que interfería con la 5´ monodeyodación de las hormonas
tiroideas llevando al descenso de T3 intra y extracelular.
Fue capaz de ocasionar
hipoactividad tiroidea "Efecto Wolff-Chaikoff", descrito por Fradkin y Wolff en
su trabajo sobre tirotoxicosis inducida por yodo, en donde se inhibe la
síntesis de hormona tiroidea; o hiperactividad tiroidea "Efecto Jodbasedow".
Debido a sus efectos positivos a nivel cardiovascular fue aceptada por la FDA
en 1985, aún así a nivel mundial se conoce su potencial efecto de inducir
Tiroiditis. (12,13,14) Continuando con la línea de tiempo, 7 años
después en 1968 se descubrieron los efectos del Litio sobre la glándula
tiroidea. El litio, descubierto en
1817 en una mina en la isla de Utí¶ (Suecia) por Johan August Arfwedson quien
utilizó la raíz griega Lithos
(piedra) para definirlo, adquirió gran popularidad en 1949 cuando el psiquiatra australiano, John F. Cade,
descubrió el efecto de las sales de litio en casos de depresiones bipolares.
Años posteriores a su salida al mercado, Mogens Schou, médico graduado de la Universidad de
Copenhague, realizó alrededor de 540 publicaciones
donde incluye la descripción
del efecto del litio sobre la glándula tiroidea con aparición
de Estruma, produciéndose
un aumento significativo de la concentración media sérica de TSH y un descenso
de T4 sérica los primeros 6-12 meses, desencadenando así un
hipotiroidismo inducido por fármacos. (16,17,19) Finalmente
la línea de tiempo culmina en 1977 cuando el japonés Nobuyuki Amino et al informaron por primera vez el tipo de tiroiditis postparto y
describieron a 14 pacientes que
presentaron hipotiroidismo transitorio postparto en su trabajo: "Transient
Postpartum Hypothyroidism: Fourteen Cases with Autoimmune Thyroiditis" publicado en Annals of Internal Medicine; luego demostró que el 5.5% de
507 mujeres investigadas a los tres meses del puerperio tuvo anormalidades
tiroideas bioquímicas. Se considera que existe un componente
autoinmune en este tipo de Tiroiditis ya que es más frecuente en mujeres con historia personal
o familiar de enfermedades autoinmunes o con elevación previa de anticuerpos
anti-TPO. (7)