Epidemiología
Migraciones Judías en Centroamérica y el Caribe: Proyección Epidemiológica de la Enfermedad de Gaucher
Travesía de los Judíos hacia Centroamérica y el Caribe antes y después del Descubrimiento de América
En la Península Ibérica,
se observó presencia judía por más de 2500 años, desde tiempo del Rey Salomón, es
decir entre los años 970 y 31 A.C.,
pero a finales del siglo XV, ellos fueron expulsados. Sin embargo, su presencia
histórica coincide con la conquista de las tierras hispánicas por los romanos,
entre los siglos I y II D.C. Después de que se produjo la destrucción de
Jerusalén por parte de las legiones romanas, los judíos fugitivos se
establecieron al norte de África y de allí pasaron a la Península Ibérica
constituida por España y Portugal.
A lo largo de los siglos, los judíos
fueron expulsados, eliminados, perseguidos y hasta comercializados en todas las
tierras de Europa y Asia; muchos de ellos eran vendidos como esclavos a España,
otros emigraron hacia ese país, escapando de la persecución a la que fueron
sometidos en Francia. En todas las partes que ellos se establecían florecían nuevas
comunidades, pero un tiempo después eran nuevamente perseguidos y despojados de
sus bienes.
Acerca de la llegada de los judíos a
España se han tejido las más variadas teorías, desde que se produjo en los
tiempos de Nabucodonosor hasta los años en que Tito destruyó a Judea, el hecho
es que desde entonces, los judíos de la Península influyeron en la vida y en la economía
de España.
Durante la Edad de Oro de España, muchos
de los miembros de la corte del Rey eran judíos, por tal motivo era de
esperarse que el Rey Fernando de Aragón demostrara su buena disposición por los
judíos, además de ser bisnieto de una judía de legendaria belleza de nombre
Paloma de Toledo, su padre Juan de Aragón había sido benefactor y amigo de los
hebreos. Era conocida la ascendencia sefardita (judíos que migraron a la Península Ibérica)
del Rey Católico por lo que éste era deferente con ellos. Cuando el Rey Fernando
volvió a la Península
para encargarse de la corona de Aragón, aumentó la influencia y el número de
los judíos conversos (externamente católicos, pero practicantes secretos del
judaísmo). El matrimonio de Isabel con Fernando hubiese sido difícil, si no
imposible, si los judíos de Cataluña y Aragón no hubiesen exhortado a los de
Castilla para ayudarlos. En vista que los judíos conversos (“marranos”) no eran
bien vistos, era necesario convencer a los nobles de Castilla con razones o
dádivas para que aceptaran el matrimonio.
Por una enigmática coincidencia, la
hora que marca la diáspora sefardita, marca también el inicio de la empresa
colonizadora de Colón. En España, el 3 de Agosto de 1492 ya vivían judíos y en
esa misma fecha en el puerto de Palos de Moguer, en Huelva, despiden las
carabelas. Los dos episodios más importantes para la historia de España,
coinciden en el tiempo y tienen protagonistas comunes (4,5,6).
No se conocen datos que manifiesten
que Isabel la Católica
haya sido judía; pero sí que presentaba una particular simpatía por ellos. Los
Reyes de España y sobre todo la
Reina, en aras de proteger a su pueblo, incluyendo a los
judíos, decreta su salida de España como la manera de impedir que la
inquisición los sometiera, si ellos no aceptaban convertirse al catolicismo. El
31 de marzo de 1492, por medio del decreto de Alhambra o Decreto de Granada, se
sellaba la expulsión de los judíos de ambas Coronas, Castilla y Aragón, y por
motivos logísticos se extendió el plazo de salida hasta el 2 de Agosto a las 12
de la noche, coincidiendo este evento con la salida de Colón el 3 de agosto de
1492 al amanecer. De esta manera, en el año 5152 de la Creación, los primeros
días de Agosto, salieron 300000 judíos a las Indias. Es importante recordar que
los judíos expulsados de España en 1492 habían huido en varias direcciones
-NorAfrica, Holanda y el Imperio Otomano- pero que la mayoría de ellos habían
buscado refugio en Portugal (4,5,6,7,8).
Cabe destacar la diferencia existente
entre el judaísmo religioso y el étnico de Colón, que era cristiano. Étnicamente
era israelita converso. Otros seis de sus oficiales, como los que patrocinaron
sus viajes, eran conversos, así como muchos de su tripulación. Cuando se
descubrió que Colón era judío, se le quitó el título de Almirante y los
inquisidores lo llevaron encadenado de vuelta a España y por orden de la Iglesia lo apresaron (4,5,6).
Se cree que llegaron a las tierras del
Nuevo Mundo, 500 judíos y que las primeras palabras pronunciadas a los nativos
al pisar América fueron en hebreo; unos 6
millones de habitantes de América Latina son descendientes de estos primeros
colonos judíos.
En los años siguientes, los judíos se
establecieron en la
Nueva España y en las
colonias portuguesas del Caribe donde se creía que estaban fuera del alcance de
la inquisición. Se estima que la primera colonización judía en América fue en
el año de 1640 en Brasil, en donde se establecieron más de 200 asentamientos
judíos a lo largo de la costa brasilera; además también había comunidades
organizadas en Surinam, Curazao, Santo Domingo, Martinique, Guadalupe, Jamaica
y Barbados; se encontraban comunidades menos organizadas en Cuba y México (7).
A finales del siglo XVI, algunas comunidades prosperaron en el Caribe, América
Central y Sudamérica, especialmente en las regiones bajo el dominio holandés e
inglés; el primer grupo de judíos sefarditas y askenazi (estos últimos, judíos
de origen alemán, ruso o centroeuropeo) llegaron a Nueva Ámsterdam (actualmente
Nueva York) en septiembre de 1524.
Hasta comienzos del siglo XVII, se
mantuvo en vigencia tanto un Edicto de
los Reyes Católicos (España) como un pronunciamiento del Rey Manuel I
(Portugal) que prohibía la emigración de judíos y cristianos nuevos a las
tierras descubiertas por Colón (8); pero para mediados del siglo
XVII, las comunidades judías en América Latina estaban compuestas por más de
40000 individuos (5), la presencia de estos judíos en América
quedará asociada, de manera incontrovertibles, a la búsqueda de la libertad,
derecho que durante mucho tiempo estuvo prescrito en el Viejo Continente (8).
Entre los siglos XVI y XVII, los
sefarditas alemanes formaron comunidades en Curazao, Surinam, Brasil, Colombia,
Panamá, Jamaica, Barbados, Saint Thomas, Saint Croix y Saint Eustatius (7).
Desde su nacimiento, la historia del
descubrimiento del Nuevo Mundo ha estado estrechamente ligada con el pueblo
judío: la inmortal expedición de Colón fue una empresa en la cual marranos y
judíos participaron decisivamente. Según los relatos que se conservaron gracias
al diario de Colón, Luís de Torres (su nombre judío era Yoseph Ben Halevi
Haivrí), judío bautizado poco antes de la salida de la primera expedición, fue
el primer europeo que se estableció en el Nuevo Mundo, y cuando Colón regresó a
España, después del descubrimiento de América, Torres decidió quedarse, en la Isla de Cuba. Aunque fue a comienzos del siglo XX que los
judíos llegaron oficialmente a Cuba. En los 400 años de dominio español hasta 1898, no se permitió la
inmigración judía ni la presencia de judíos en esta zona. Aun así, existen
ciertas evidencias de que si hubo pequeños grupos de judíos y de su aporte al
desarrollo económico de la isla. Se tienen datos de judíos que fueron juzgados
por la Inquisición
entre los siglos XVI y XVIII.
No obstante, la historia de los judíos
en Cuba está relacionada con la historia misma de la isla y su descubrimiento por
Cristóbal Colón, el 27 de octubre de 1492; y que con él viajaron tres
criptojudíos (la adhesión confidencial al judaísmo mientras se declara públicamente ser de otra). Junto
a los primeros españoles vinieron los primeros judíos quienes huían de una
España dominada por la
Inquisición. Ellos viajaban a tierras distantes esperando
vivir en paz. Hay algunos documentos que sugieren que la única gobernadora de
Cuba, Doña Isabel de Bobadilla, era judía. A su vez, otro judío, Francisco
Gómez de León, fue preso y ejecutado en La Habana a principios del siglo XVII por sus
convicciones religiosas, provocando que muchos judíos sufrieran la misma
condena. Esto evidenció la influencia de la Inquisición en Cuba
sobre la primera comunidad de criptojudíos.
Los judíos de Cuba pertenecen a tres
comunidades principales: los sefarditas, los askenazi y los ortodoxos. A partir
de 1492, no hay datos de los judíos en Cuba, pues los archivos de la Iglesia Católica no han podido
ser examinados. Algunos de los judíos que los acompañaron fueron descendientes
de sefarditas del Imperio Otomano de Turquía, en su mayoría después de la Revolución de los
Jóvenes Turcos (1908), quienes salían escapando del servicio militar
obligatorio; fueron llamados “turcos”, no sólo en Cuba, sino en el resto de
Latinoamérica. Otros vinieron durante la Guerra de los Balcanes y la Primera Guerra
Mundial.
La segunda ola de migración judía a
Cuba procedió de Europa Oriental. Los judíos Askenazi con su lengua yiddish,
denominaron a la Isla Askaniekuba,
que significa “Hotel Cuba”, en el cual vivían en una etapa de su viaje a Norte
América (9).
La
comunidad judía actual, no obstante, no representa una línea de continuidad. Su
formación comenzó después de 1898. Los orígenes de la comunidad judía cubana
están ligados a la Guerra
de Independencia (1868) y la guerra hispano- cubano - norteamericana (1898).
En relación a la historia de los judíos
en Costa Rica ha sido primordialmente de los inmigrantes polacos entre
los años de 1930 y 1940; así como que hoy día el término Polaco y Judío son a
menudo intercambiables en el lenguaje popular. Mientras Costa Rica recibía un
pequeño número de inmigrantes judíos de origen sefardí a finales del
siglo XIX y XX; en 1941 en Costa Rica de los 743 judíos, 700 de ellos eran de
origen polaco. En el período entre 1929 y 1939 emigraron a Costa Rica cerca de
600 judíos polacos y 200 de ellos llegaron justo después de la Segunda Guerra Mundial.
En 1978, la población de la comunidad judía en Costa Rica se estimó que eran
alrededor de 411 familias y 1586 individuos; probablemente el 10% de los que
vinieron a Sur América después de 1970, eran judíos descendientes de polacos (10).
Hoy en día Puerto Rico es una de las sedes
más grande de la comunidad judía en el Caribe, y la misma consta de aproximadamente
3000 personas. La migración comenzó a mediados del siglo XIX, provenientes de
diversas partes de Europa (Francia y Holanda y algunos criptojudíos de España y
las Islas Canarias). Otro grupo importante llegó después de la Segunda Guerra Mundial; pero la
mayoría son descendientes de judíos cubanos que salieron de aquella Isla,
después de la revolución Cubana en 1959.
La situación
de los inmigrantes judíos en Colombia ha sido intermitente, ambivalente y
discrepante. Durante el siglo XVII la presencia judía fue evidente, tal como lo
demuestran las actas de la
Inquisición de Cartagena, ya que se estableció una pequeña
comunidad de criptojudíos portugueses, además tuvieron un rabino llamado Don
Blas de Paz Pinto, quien murió torturado por la inquisición acusado de ser
“capataz de los judíos”(11).
Después de la llegada de Colón, para
el siglo XIX, se produjo una segunda migración sefardita a Colombia, debido a
la proximidad del histórico centro judío de Curazao y de las viejas comunidades
en Las Antillas, Jamaica y Haití. Muchos judíos entraron por Barranquilla (a
través del muelle Puerto Colombia que actualmente está cerrado, con un
monumento alegórico a su llegada), en el período comprendido entre las dos
Guerras Mundiales e incluso durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1654, se asentó en Santo Domingo un
pequeño grupo de judíos procedentes del Brasil, para trabajar en las
plantaciones francesas. El “Código Negro” de 1685, dispuso su expulsión. Luego
volvieron los sefarditas provenientes de Curazao. Posteriormente entre 1791 y
1795, luego de la rebelión de los esclavos, y hasta 1895 la población judía
fluctuó y volvieron a emigrar hacia otras Islas Caribeñas y Estados Unidos.
Durante la expulsión de los judíos de
España, muchos de los llamados “marranos o criptojudíos”, llegaron a las costas
del norte de Honduras y prosiguieron su peregrinar al este y oeste del país,
asimilándose por completo durante las próximas 15 generaciones hasta la actualidad. Es sólo hasta el ocaso del siglo XIX, cuando
debido a las vicisitudes que confrontaba Europa, que llegaron nuevos judíos a
Honduras provenientes del centro de Europa, Rusia, Alemania, Polonia, Hungría,
Rumania, y algunos sefarditas de Grecia, Turquía, el Norte de África, Túnez y
Marruecos; llegaron por mar a Puerto Cortéz, Tela y Ceiba, y por tierra, por medio de otros
países de Centro y Sur América. Los primeros reportes confirmados en actos y
documentos de migración en Honduras son en su mayoría de los años comprendidos
entre 1917 y 1935, cuando el gobierno anunció su deseo de acoger a maestros y
médicos. Hasta el año de 1996, en Honduras existían aproximadamente de 50 a 60 familias. Actualmente
la población judía es la más pequeña, en relación con otros países de América.
La llegada de los primeros exploradores
europeos a Curazao se produjo en el año de 1499; el dominio español se mantuvo
durante todo el sigo XVI. A medida que avanzaba la colonización del continente,
la Isla fue
abandonada paulatinamente. A mediados del siglo XVI, llegan a la Isla colonos Neerlandeses y
judíos sefarditas procedentes originalmente de la Península Ibérica,
de allí fueron expulsados a Portugal principalmente, después a Holanda y por
último al norte de Brasil, de donde procedían la mayoría de los sefarditas que
se establecieron en Curazao en la primera mitad del siglo XVII. En las primeras
décadas del siglo XIX, Curazao sufrió una fuerte depresión económica,
acompañada de sequías y epidemias de viruela a causa de lo cual muchas familias
judías emigraron hacia otras islas del Caribe y Sur América; muchas de ellas partieron
hacia Coro en Venezuela y a Barranquilla en Colombia (12).
Los
judíos curazoleños se asentaron en diversas partes de Venezuela y la mayoría
eligió la ciudad de Coro, es por ello que la historia de cómo llegaron los
judíos a Venezuela comenzó muy probablemente a mediado del sigo XVII, específicamente desde el año 1610, cuando se
establece en Cartagena de Indias el Tribunal del Santo Oficio con jurisdicción
en las provincias venezolanas. Si bien la ciudad de Coro constituyó el mayor y
quizás uno de los más antiguos asentamientos de judíos en Venezuela, algunos
grupos de “marranos” se fueron a vivir a otras ciudades como Caracas, Barcelona
y Maracaibo7.
La
creencia popular venezolana dice que por el año de 1693 ya había existido en
Tucacas en el Estado Falcón una comunidad judía llamada “Santa Irmandade”, que
sobrevivió varios años a pesar de la actitud vigilante del Tribunal de la Inquisición (el cual se abolió
el 22 de Agosto de 1821, estableciéndose el Decreto de Libertad de Cultos) y
posteriormente llegaron a Caracas, se asume que por la cercanía, los judíos de
Curazao también hayan viajado a Venezuela para comerciar (7,8). Para
el año de de 1820 se reportan núcleos de judíos sefardíes en Maracaibo, en 1830
en Puerto Cabello, y en el 1840, se establecieron comunidades judías en Caracas
y Barquisimeto; y en 1844, los judíos marroquíes llegaron a Barcelona. En la
década de 1930, llegaron inmigrantes askenazi provenientes de Marruecos, Europa
Central y del Este (Rumania, Alemania, Austria, Polonia y Checoslovaquia) (8).
Se estableció un comercio clandestino entre judíos curazoleños y
criollos venezolanos, que fue combatido duramente por el mercantilismo
monopolista de los españoles. En múltiples relatos se encuentra la
participación judía-sefardí en estas actividades, ya sea como propietarios de
las naves o mercancías embarcadas, como tripulación de las mismas o como
destinatarios de la mercancía (8). de los territorios americanos Centro de Estudios Sefardestuv
prescrito en el Viejo ContinenteLa animadversión que sentían los
españoles contra los judíos se reveló en muchos episodios que se dieron a lo
largo de los siglos XVI, XVII y XVIII. Esto hizo difícil que los judíos
curazoleños, tanto de origen sefardí como de origen askenazi, tuvieran
facilidades para instalarse en Venezuela, especialmente en las regiones de Coro
y Maracaibo que les quedaba tan cerca.
Durante los siglos XVII y XVIII, la mayor intervención de los
judíos fue en el desarrollo del comercio marítimo entre Tierra Firme, el Caribe
y los Países de Europa, y su mayor contribución fue en la divulgación de las
ideas que conducirían a la emancipación e independencia de los territorios
americanos. Se estima que el número de judíos residentes eran de 247 para el
año de 1891 (7,8).
A finales del siglo XIX, llegó otro
grupo de judíos curazoleños. El primer establecimiento oficial de judíos en
Venezuela se realizó en Coro, a partir de la primera mitad del siglo XIX.
Para el año de 1907, residían 230
judíos en todo el país y de acuerdo al censo nacional del año 1926, el número
de judíos en Venezuela ascendían a 882 (7,8).
Los avatares de una feroz persecución
y amenazas de extinción, hace que las victimas del terror nazi busquen una
tierra donde la libertad les abra nuevos y esperanzadores horizonte. Y de
nuevo, casi 450 años después las esperanzas que abrigaron en 1492 los judíos
españoles de encontrar la libertad en las tierras americanas, la heredan los
judíos de Europa Central y Oriental que logran sobrevivir y escapar. Ahora, a
Venezuela llegan judíos de Alemania, Polonia, Rumania, Rusia, Yugoslavia,
Egipto, Siria, los Balcanes y tantos otros países donde la cacería humana y la
muerte eran emblemas distintivos. Son ellos, mayormente judíos ashkenazíes. El
3 de Febrero de 1939 desembarcan en Puerto Cabello 86 víctimas de esa
persecución implacable y un mes después llegaron 165 judíos austriacos (7,8).
En los años de 1940 llegan a Venezuela
masas de judíos polacos y rumanos, haciendo de ella su nueva patria y
posteriormente en la década de los 50 se inicia una nueva etapa en la
inmigración de los judíos en Venezuela y la mayoría de ellos provienen de
Hungría, Marruecos y el Cercano Oriente; y el ambiente de democracia que iba a
vivir el país permite la consolidación interna de estos grupos judíos integrada
a un profundo sentimiento venezolanista. Se inicia la “Presencia de los Judíos
en Venezuela”, sefardíes y ashkenazíes juntos (7,8).
Para 1950, la comunidad judía había
crecido en alrededor de 6000 personas y para 1958 entraron 1000 judíos
marroquíes, descendientes de aquellos expulsados de España en 1492,
provenientes de Egipto, Líbano, Siria, Salónica, Turquía, Unión Soviética,
Hungría e Israel, así como latinoamericanos
Con casi mil años de presencia
histórica, hoy en día, la comunidad judía en Venezuela vive integrada al país y
no es una minoría extranjera (7).
Aunque
todavía faltan estudios demográficos sobre los sefardíes en América Latina, en la Tabla 1 se puede observar
que para el año 2005, se estimó una cifra aproximada de 104.150 personas (13).
País
|
Población Judía
|
Sefardíes
|
Argentina
|
187000
|
37400
|
Brasil
|
97000
|
19400
|
México
|
40000
|
22000
|
Chile
|
20900
|
5000
|
Uruguay
|
20000
|
4500
|
Venezuela
|
15700
|
7000
|
Panamá
|
5000
|
4000
|
Colombia
|
3400
|
1000
|
Perú
|
2500
|
800
|
Costa Rica
|
2500
|
750
|
Otras Países
Centro América
|
4600
|
1300
|
Otros Países
Sur América
|
2500
|
1000
|
Total
|
401100
|
104150
|
|