La cita estaba pautada a cinco en punto de la tarde, ni más ni menos. A las cinco y un minuto fuimos a su encuentro y la cinco y cinco, Vicente Scorza nos recibía con un amable apretón de manos. Luego de disculparse con los estudiantes de la Facultad de Medicina, y confiado como el maestro que sabe cuando abandonar a sus alumnos, nos invitó a tomar asiento en el cafetín del edificio del Instituto de Medicina Tropical del ahora Patrimonio Mundial de la Humanidad: la Universidad Central de Venezuela.

José Vicente Scorza hombre sencillo, alto, de tez morena y cabello blanco intenso, es referencia obligatoria dentro del mundo de la medicina, especialmente en el campo de la parasitología. Los estudiantes, profesores e investigadores lo saben, admiran y reconocen. A sus 76 años, Scorza conserva la lucidez, la mirada y el habla de un hombre de cuarenta, la sabiduría y el conocimiento propios de su edad.

Dentro de su trayectoria destaca como uno de los más importantes reconocimientos, ser "Premio Nacional de Ciencia 1982, mención Ciencias Biológicas, galardón que premia los científicos más destacados del país.

Durante la entrevista, Scorza afina el oído, cruza las piernas y escucha atentamente la primera pregunta que indaga sobre la situación actual de las enfermedades parasitarias en Venezuela. "Hoy día existen aproximadamente 30 mil casos de malaria y durante los dos últimos años la enfermedad de Chagas reapareció en estados donde se había erradicado: Cojedes, Portuguesa, Barinas y Trujillo, son sólo algunos de ellos", afirma.

La descripción de una nueva especie de Lehismania, el desarrollo y la producción de drogas anti-lehismania y el adelanto de nuevas técnicas de control químico, son algunos de los aportes de Scorza, quien ha dedicado la mayor parte de su vida a la docencia e investigación.