Julio-Septiembre 2004 20
DOI:10.70024 / ISSN 1317-987X
 
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Medicina en el tiempo
 

 
Consuelo Ramos
Bibliotecólogo e Historiadora
 
José Francisco
Médico Pediatra




Entrevista al doctor José Francisco y la profesora Consuelo Ramos: Historia de la pediatría en Venezuela (2da parte)
Fecha de recepción: 31/12/2000
Fecha de aceptación:
31/12/2000

A continuación se presenta la segunda parte de la entrevista realizada a los profesores de la Universidad Central de Venezuela (UCV) e Individuos de Número de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina, Consuelo Ramos y José Francisco, acerca del origen y desarrollo de esta especialidad médica en el país




Instituciones que hicieron historia
1936 es un año crucial en la historia contemporánea de Venezuela. Época de transición entre los años 27 de férrea dictadura del general Juan Vicente Gómez y la incipiente democracia que instaura el nuevo Presidente General Eleazar López Contreras. La herencia recibida por la reciente administración fue la de un país enfermo, postrado y atrasado en todos los órdenes de la vida nacional. La población estabilizada en tres y cuatro millones de habitantes, distribuidos en 65% en el medio rural y el 25% en el medio urbano. El paludismo particularmente en los llanos, primera causa de morbi-mortalidad general, con un millón de casos y diez mil muertes al año. De cada mil niños que nacían, 123 morían antes de cumplir el primer año de vida. La expectativa de vida: 42 años (…) en las dos universidades existentes, la de Caracas y Mérida [sur – oeste de Venezuela], asistían 1.500 alumnos. El analfabetismo en personas mayores de 10 años: 62 por ciento (…) ( 1994: 193).

El escenario que aquí describe Pablo Herrera Campíns, uno de los colaboradores de las obra Por los niños de Venezuela. Homenaje al Dr. Pastor Oropeza, sería el contexto que enmarcaría una de las etapas más trascendentales en la historia de la pediatría en Venezuela. Es fácil detectar que el panorama presentado a principios del siglo XX no era muy distinto al del siglo XIX, ya referido. Esto, aún cuando la administración dictatorial del General Juan Vicente Gómez había emprendido algunas acciones que derivaron en mejoras significativas, para la época.

Ejemplos de tales iniciativas fueron: la unificación del país a través de la construcción de carreteras, hecho que facilitó mucho más la movilización de la población a lo largo y ancho del país; también fue positivo la creación del Ministerio de Sanidad Agricultura y Cría en 1930, organismo desde el cual se emprendieron las primeras campañas sanitarias con un carácter verdaderamente nacional.

En ese sentido, los profesores universitarios José Francisco y Consuelo Ramos, destacaron que durante este período político, se ejecutaron medidas sanitarias como la “Ley de vacunación antivariólica”, el corte regular de la vegetación de los terrenos baldíos, la impresión de afiches informativos acerca de enfermedades como la sífilis, el sarampión, el alcoholismo y demás enfermedades que afectaban la calidad de vida de los venezolanos en general. En esas acciones fue de gran ayuda la colaboración de Luis Razetti, a quien se le atribuyó la creación de la “Liga contra el mocezuelo” o tétanos infantil, una de las principales causas de muerte en la población infantil del territorio nacional. Además, en los últimos años, hubo otras medidas sanitarias tales como la inmunización de niños con las vacunas disponibles: antivariólica, antitífica y antitetánica. Se crearon también las dos primeras Consultas de Puericultura, ambas en Caracas.

Pero, regresando a la descripción de Herrera Campíns, todavía quedaba mucho por hacer, pues los índices de morbi-mortalidad en niños seguían siendo muy elevados y los recursos institucionales, humanos, económicos y culturales eran escasos. Para atender un problema de la magnitud señalada por este autor, fue necesaria la creación de una serie de instituciones y la participación de un grupo de personas que decidieron luchar contra los numerosos males que aquejaban a la infancia en Venezuela. Es aquí cuando entran en escena personalidades como Pastor Oropeza, Gustavo H Machado, Espíritu Santo Mendoza, Ernesto Vizcarrondo, Lya Imber, Guillermo Hernández Zozaya, Simón Gómez Malaret y otros profesionales de la salud a quienes se les debe reconocer como precursores de la pediatría moderna venezolana.

Instituto Nacional de Puericultura
Para empezar, el presidente que sucedió a Gómez - una vez fallecido éste en diciembre de 1935 -, Eleazar López Contreras, promovió la creación del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (MSAS), como parte de la escisión del Ministerio de Salubridad, Agricultura y Cría, bajo la dirección inicial del Dr. Enrique Tejera. A su vez, este funcionario le asignó al Dr. Pastor Oropeza la misión de crear un “Servicio Nacional de Puericultura y Pediatría”, cuya inauguración ocurrió en el mes de junio de 1936. Estaba adscrito a la Dirección de Salubridad Pública y, algún tiempo después, se le designó técnicamente como “División de Higiene Materno Infantil”, siendo Oropeza su director. Dos años después (el 14 de noviembre de 1938), este mismo personaje se encargó de fundar el Instituto Nacional de Puericultura (INP). Para el doctor Francisco, el papel desempeñado por Oropeza a través de dicho organismo fue fundamental para mejorar el panorama sanitario infantil en el país:

“Las funciones que desempeñó el maestro Oropeza fueron muy trascendentes. Es necesario recordar que la mortalidad de menores de 1 año era de más de 140 por mil en la época de su creación y disminuyó rápidamente en los primeros veinte años de actividad (…)Desde el Instituto Nacional de Puericultura, junto con la División [Materno – infantil], se coordinó toda la campaña de atención a la población materna e infantil de todo el país y se formó a estudiantes de medicina, a médicos que realizaban el post-grado de Puericultura y Pediatría y a innumerables enfermeras graduadas y auxiliares, como se les denominaba en esa época. Se crearon servicios de puericultura en todo el país. En ellos no sólo se controlaba el progreso del peso, talla, desarrollo psicomotor, malformaciones, etc., sino que se enseñaba a las madres los principios de atención de los recién nacidos y de los niños lactantes, preescolares y escolares. Posteriormente se incluyó a los adolescentes y se crearon servicios especializados para atenderlos y orientarlos con una óptica de atención integral”.

Consejo Venezolano del Niño
La labor del Instituto Nacional de Puericultura, se vio reforzada con la creación del Consejo Venezolano del Niño, (CVN - Instituto Nacional del Menor, INAM, es su denominación desde el 1 de septiembre de 1978). La decisión fue plasmada en un decreto presidencial, el 6 de agosto de 1936 y contó con la activa colaboración de Pastor Oropeza, pues fue él quien redactó su documento de creación.

Su finalidad fue ser un organismo de carácter consultivo, ad – honorem, dependiente del MSAS, encargada de vigilar y coordinar a todas las iniciativas emprendidas por las instituciones dedicadas a la madre y al niño, tanto públicas como privadas. Su primer director fue Gustavo H. Machado, seguido posteriormente por Oropeza, Hernán Méndez Castellano, Lya Imber y Homero Álvarez Perera, para destacar sólo algunos de los más reconocidos.

En manos del CVN estuvo la realización, en 1938, del Primer Congreso Venezolano de Pediatría y Puericultura, evento donde se plantearon temas como la reorganización del CVN y se comenzó a discutir el proyecto de ley, que posteriormente terminó siendo el “Código de Menores” (elaborado en 1939). Gustavo H. Machado, también fungió como su presidente. En ese mismo año 38, otro centro de salud infantil fue inaugurado: la “Maternidad Concepción Palacios”.

Hospital de Niños JM de los Ríos
Teniendo ya un equipo de personas dispuestas a trabajar por el bienestar de la infancia venezolana, contando con la coordinación de entidades estatales tales como el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, el Instituto Nacional de Puericultura, el Consejo Venezolano del Niño y, además, disfrutando de los beneficios de un gobierno inclinado hacia la implementación de un sistema político menos represivo y paulatinamente democrático, no podía faltar la creación de una edificación hospitalaria que se preocupara por atender las crecientes necesidades de la infancia enferma en Venezuela.

La organización que se encargó de cumplir esta última tarea fue el “Hospital Municipal de Niños JM de los Ríos”, cuya denominación inicial (hasta 1943) había sido “Hospital Municipal de Niños”, teniendo como primera sede un terreno adyacente al “Hospital José María Vargas”. Durante algunos años, éste lugar fue simplemente llamado por su comunidad médica “Hospital de Pirineos”, debido a que así se llamaba la esquina donde se encontraba ubicado.

De acuerdo con el libro de Antonio García Ponce, acerca de la historia de este centro hospitalario, sus orígenes se remontan al año 1930, cuando se inició la construcción del edificio donde funcionaría. Para el año 1935, con la estructura aún por concluir, se abrieron las puertas de las consultas externas y sólo al año siguiente; es decir, 1936 – específicamente, el 25 de diciembre –, pudo hacerse formalmente su inauguración.

La importancia de este centro de salud radicó en que desde sus instalaciones se escribió buena parte de la historia de la actividad pediátrica moderna en Venezuela. Allí, sus impulsadores pudieron desarrollar la mayor parte de su labor profesional y crearon escuela respecto al abordaje de los problemas sanitarios y sociales de la niñez venezolana. Y es que la concepción del niño, para ese momento, era otra; se le veía como un ser bio-psico-social, con deberes y derechos, al cual se le debía proteger y cuidar. De hecho, en el mismo año de inauguración del hospital y de las demás organizaciones estatales anteriormente mencionadas, también se realizó la Primera Convención Nacional del Magisterio Venezolano (presidida por el doctor Luis Beltrán Prieto Figueroa) y en la cual se aprobó la primera “Tabla de los Derechos del Niño” (1994:195).

Durante la etapa inicial de este hospital de niños, su equipo de trabajo estuvo constituido por seis especialistas, Gustavo H. Machado (primer director del hospital), Pastor Oropeza, Guillermo Hernández Zozaya, Nicolás Cárdenas Frías, Andrés Gutiérrez Solís (cirujano ortopedista infantil), Espíritu Santo Mendoza y Simón Gómez Malaret. Al poco tiempo se incorporó Lya Imber, recién graduada. A pesar de su escaso personal, con el transcurrir de los años, dicha institución, logró armarse de un grupo de médicos, estudiantes, enfermeras y demás profesionales que logró hacer de dicha institución una de las más prestigiosas en el territorio nacional. Sus aportes al campo de la atención e investigación pediátrica, son un elocuente ejemplo:

Al lado de la intensa labor de especialización y docencia, el Hospital de Pirineos también empezó a llenar, desde sus inicios, el vacío de la investigación en el terreno de la pediatría nacional (...) en 1938 Pastor Oropeza y Carlos Castillo hacen referencia, por primera vez en el país, a los síndromes carenciales y de avitaminosis en niños, y ese mismo año Guillermo Rangel hace la primera publicación venezolana de escorbutos en niños. La tesis sobre fleboclisis, de Carlos Castillo (...) fue un extraordinario aporte, en su época al tratamiento de la gastroenteritis aguda, frecuentísima en la población infantil. Gustavo H. Machado y Germán Lara fueron los que describieron el primer caso en Venezuela de meningitis a Hæmophilus influenza curado por estreptomicina y sulfadiazina. Ya se anotó cómo Fernando Rubén Coronil operó el primer caso de conducto arterioso, Morales Rocha Salazar, la primera Tetralogía de Fallot y Antonio Mota Salazar la primera coartación aórtica (...) (2001: 71).

Desde los primeros años, el Director Gustavo. H. Machado, con el apoyo de Pastor Oropeza y otros médicos, se dedicó a la formación de Enfermeras con especialidad en pediatría. A tal fin logró traer a diecisiete Enfermeras portorriqueñas, coordinadas por Paulita Sanoja, quienes actuaron como profesoras e instructoras de la primera promoción formada por 27 enfermeras venezolanas.

También debe destacarse la creación en 1940 del Instituto de Investigación Pediátrica, a cargo de Víctor Zamorani, antiguo catedrático de la Universidad de Pavia, Italia. Pero, una vez retirado éste del cargo, la falta de recursos suficientes y cierto nivel de desinterés por parte de quienes continuaron trabajando allí, hicieron que terminara cerrando sus puertas para finales de los años 40.

Otro acontecimiento de importancia en la existencia de este centro de atención infantil fue su mudanza, en 1958, a una sede más amplia y apta (ubicada en la zona de San Bernardino, norte de Caracas), para atender una demanda que rebasaba la capacidad de respuesta del edificio de Pirineos, ya conocido como “JM de los Ríos”. Ya en la nueva sede, en agosto del mismo año se creó la Sociedad de Médicos del Hospital, la cual ha jugado un papel relevante en la lucha por las mejoras y ampliaciones del Hospital y en defensa de los derechos del niño venezolano a recibir atención oportuna y eficaz. Cuatro meses después, en enero de 1959, comenzó a circular el Boletín del Hospital Niños publicación que a pesar de no haber tenido una periodicidad regular, hoy día continúa circulando.

En estos cambios tuvieron mucha relevancia los pediatras que habían regresado del exilio político (producido por la dictadura del general marco Pérez Jiménez, 1952 – 1958), entre ellos Simón Gómez Malaret, Juan Bruzual Acuña y Héctor Marcano Coello quienes trabajaron junto con los demás pediatras que habían permanecido en el “Hospital de Pirineos”.

Fundación Venezolana contra la Parálisis Infantil
En el año 1942, Eugenio Mendoza Goiticoa creó la Fundación Venezolana contra la Parálisis Infantil, la cual a juicio del doctor Francisco ha sido una de las más importantes – históricamente hablando – en el ámbito de las instituciones de carácter privado. Según la página web Apal@ncar, portal de desarrollo, dicha organización fue constituida con la finalidad de hacerle frente a las secuelas que producía la poliomielitis en los niños venezolanos:

(…) en el año 1.942 cuando la parálisis infantil hacia estragos en los niños venezolanos, Don Eugenio Mendoza crea la Fundación Venezolana Contra la Parálisis Infantil con la finalidad de luchar contra la invalidez y otras secuelas del polio. Junto con un grupo de colaboradores logra reunir una suma de dinero, y con la ayuda del gobierno venezolano, quien facilita el terreno, en 1.945 construye su obra mas significativa, y de utilidad pública, el Hospital Antipoliomielítico de Caracas cuya misión era atender a la población infantil más desprotegida afectada por la enfermedad del polio. Años más tarde, específicamente el Dr. Jonas Edward Salk descubre la vacuna contra el polio, la cual comienza aplicarse masivamente. En 1.955 el Dr. Albert Sabin desarrolló la inmunización oral, logrando resultados tan satisfactorios al punto de casi erradicar la enfermedad. Para el año 1.956 existían pocos casos de polio en el país y es por eso que el Hospital Antipoliomielítico cambia su nombre por HOSPITAL ORTOPEDICO INFANTIL, ampliando su cobertura asistencial, atendiendo además de las secuelas del polio afecciones del sistema locomotor y neuromuscular. (URL: http://www.apalancar.org/organizaciones/detalle.asp?id_org=470).

Protección legal
Los logros alcanzados en el ámbito de la pediatría venezolana, a partir del año 1936, posiblemente no hubieran tenido el mismo nivel de impacto sino hubiesen contado con el respaldo que les proporcionó una serie de documentos legales, destinados a establecer los parámetros y principios bajo los cuales se atenderían las necesidades de la población infantil venezolana.

La “Tabla de los Derechos del Niño Venezolano” (1936), había representado un importante paso, pero no era suficiente para estimular acciones contundentes que permitieran modificar favorablemente las estadísticas de morbi – mortalidad vigentes para ese momento. Por esa razón otras iniciativas jurídicas fueron formuladas y en su concreción estuvieron involucrados todas las personalidades de la pediatría moderna destacadas supra. En 1939 se promulgó el Código de Menores, el cual “(…)representó una transición entre la justicia penal ordinaria y la justicia tutelar, puesto que todavía se hablaba de menores delincuentes, de delito, de condena, de sentencia (…)” (1994: 196). Dicho instrumento vino a ser sustituido en 1950 por el Código de Menores:

(…) un importante avance en la protección jurídica de los menores. Los extrajo del ámbito del Código Penal, sustituyó la pena por la medida, el castigo por el tratamiento, la represión por la reeducación. Fijó en 18 años la edad de imputabilidad penal de los menores. En este estatuto, entre otras divisiones funcionales, se crea la División de Menores en Situación Irregular, que agrupó a los menores en dos categorías: menores en situación de abandono moral o material y menores en situación de peligro (…) (1994:197).

Esta regulación estuvo vigente durante unos 30 años aproximadamente, siendo sustituida en 1980 por la Ley Tutelar de menores, documento aprobado por el gobierno del momento (Luis Herrera Campíns, 1979 - 1984). También fue ésta la época en que el Consejo Venezolano del Niño pasó a llamarse Instituto Nacional del Menor (INAM), teniendo como marco jurídico la Ley del Insituto Nacional del Menor, promulgada en agosto de 1978. Más recientemente, en el año 2000, entró en vigencia un nuevo instrumento legal referente a este sector de la población nacional, La Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente (LOPNA), en el cual queda contemplada la creación del Concejo Nacional de los Derechos del Niño y el Adolescente (CNDNA). Esta entidad gubernamental debe, entre otras funciones, velar por el cabal cumplimiento de los parámetros establecidos en la LOPNA.

La Sociedad Venezolana de Pediatría y Puericultura
Desde el punto de vista estatal, ya se habían creado las organizaciones y el marco jurídico necesario para hacer frente a la poco alentadora situación de la infancia en Venezuela. También desde el punto de vista médico, propiamente hablando, se habían tomado cartas en el asunto a través de la inauguración del Hospital “JM de los Ríos”. Pero, ¿quién o cuál institución se encargaría de coordinar y unificar las pautas de acción y las inquietudes de los especialistas pediátricos que comenzaban a surgir en el país junto a las figuras de Pastor Oropeza, Gustavo H Machado, Ernesto Vizcarrondo, etc.? La Sociedad Venezolana de Pediatría y Puericultura sería la respuesta.

La misma parece haber sido tan acertada que aún en la actualidad, es catalogada por José Francisco como una de las instituciones más unidas, actualizadas y eficaces en el ámbito de esta especialidad. Creada a comienzos del año 1939, su evolución en el tiempo ha sido positiva y fructífera. La realización de congresos anuales, la fundación de filiales en todas las regiones del país y la publicación de una de las revistas pediátricas más importantes del país, los Archivos Venezolanos de Puericultura y Pediatría (también creada en 1939) – iniciativa del Dr. Pastor Oropeza –. Todos estos logros parecen darle la razón al Dr. Alberto Reverón (actual presidente de la sociedad), quien en su discurso de toma de posesión reseñó lo siguiente:

Un 21 de enero de 1939, en la oficina del Registro del Departamento Libertador, fue registrada el Acta constitutiva de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (…). Hoy, un grupo de pediatras asumimos la responsabilidad que asumieron los Doctores: Gustavo H. Machado, Pastor Oropeza, Pablo Izaguirre, Lya Imber de Coronil, Ernesto Vizcarrondo, Simón Gómez Malaret y Carlos Camejo Troconis, indiscutiblemente padres de la pediatría venezolana. Nos toca a nosotros continuar la obra de tantos pediatras insignes que han dirigido nuestra Sociedad a lo largo de estos años. Estoy seguro que estos 17 pediatras, más los 22 médicos de otras especialidades que fundaron nuestra Sociedad, deben sentirse orgullosos al ver el crecimiento que ha experimentado la Sociedad de Pediatría (…) Hemos pasado de aquellos 39 miembros fundadores, a los aproximadamente 2 000 miembros para el año 1989, cuando la Sociedad cumplía sus 50 años y hoy en día pasamos de los 4 500 miembros distribuidos por toda la geografía nacional. Hemos ido aumentando el número de filiales, si revisamos la historia nos damos cuenta que en 1953 nace la primera Filial, la Filial Zulia y para 1954, la Filial Carabobo – Aragua y la Filial Lara – Portuguesa – Yaracuy, todas próximas a cumplir sus 50 años de fundadas. Para 1966 ya existían 6 filiales, para 1988, once filiales y para el 2002 nos podemos sentir orgullosos de haber creado hace unos minutos la Filial número 21, la Filial Miranda. Lo que nos garantiza la presencia de la Sociedad de Pediatría en todo el territorio nacional. (2003: http://www.dynabizvenezuela.com/images/dynabiz/ID3749/siteinfo/revista10.pdf).

En la lista de la primera junta directiva de esta sociedad pediátrica aparecen, Gustavo H. Machado (Presidente), Pastor Oropeza (Vice – presidente), Pablo Izaguirre (Secretario), Lya Imber (Tesorera), Ernesto Vizcarrondo (bibliotecario y Simón Gómez Malaret y Carlos Camejo Tronocis (Vocales).


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Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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