Objetivo: Determinar las competencias que mejoran el rendimiento del cirujano, la relación con los pacientes y la colaboración interprofesional. Metodología: A través de una revisión narrativa de literatura científica relevante, se argumenta que competencias como la autorregulación, la empatía y la comunicación efectiva mejoran el rendimiento del cirujano, la relación con los pacientes y la colaboración interprofesional. Discusión: Los programas formativos más avanzados han comenzado a reconocer que esta cualidad no es innata, sino que puede desarrollarse. A través de entrenamientos diseñados para simular el estrés real del quirófano, espacios seguros para procesar las complicaciones, y mentorías que van más allá de lo técnico, se está cultivando una nueva generación de cirujanos. Estos profesionales no solo dominan los procedimientos, sino que han desarrollado la capacidad de persistir cuando otros abandonarían, de aprender cuando otros se frustrarían, y de liderar cuando otros dudarían. Conclusión: La verdadera excelencia quirúrgica, parece demostrarse, que reside en esta combinación única de conocimiento, carácter y voluntad inquebrantable.