Acumulado Enero - Diciembre 2023 (93 - 96) 93
ISSN 1317-987X
 
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Psiquiatría
Las huellas del Edipo en la eleccion de pareja

Relaciones fundamentales del ser humano y la elección de pareja

La experiencia clínica psicoanalítica pone en evidencia una y otra vez que en el inconsciente el pasado se hace presente, y que el ser humano se va a vincular con la vida según el tipo de relación de apego que haya tenido con los padres desde el nacimiento, y a esto se sumará la intensidad y la cualidad de los instintos de vida y de muerte que predominen en ambas partes. Las características de estas relaciones determinarán el atractivo por alguien.

Centrémonos en las tres relaciones fundamentales que tiene el ser humano y que influyen en la futura elección, no sólo de pareja, sino de la actitud frente a la vida que se asuma en general, experiencias que quedan en la mente como huellas, marcas o modelos a seguir.

Nos referimos a:
  • La primera relación que tiene el bebé con la madre y con el padre
  • La relación de pareja que hay entre los padres, y
  • La relación que tiene el hijo (a) específicamente con su madre y con su padre en el desarrollo de la infancia, pubertad y adolescencia.

La primera relación que se tiene es con la madre

A través del pecho se conocerá la vida, y esta experiencia demarcará el modo de relacionarse. Las sensaciones físicas-somáticas que sienta el bebé tendrán su análogo en lo mental, que se estará gestando a la par. Lo que él sienta, gratificante o frustrante, placentero o doloroso, constituirá una impronta que quedará en su mente y en la forma de vincularse con el mundo. Se quedarán dentro de él como sensaciones buenas o malas que no podrá recordar, pero tampoco olvidar, y así, actuarán desde su inconsciente.

En los primeros tiempos de vida, un bebé no sabe diferenciar que él y su mamá son dos personas distintas. Él, el pecho y mamá se sienten, al inicio de su vida, fusionados en una misma experiencia. Poco a poco comenzará a percatarse que él es distinto al pecho y a mamá, comenzando así los sanos procesos de separación e individuación. Justamente es en la separación donde crecerá la mente del niño en búsqueda de otros nutrientes para constituirse. Si esta separación se anticipa (prematuramente la madre la fuerza, o lo opuesto, si no se estimula porque a los padres les resulta amenazante que el hijo crezca), se estructurará una mente con escasa capacidad para hacer vínculos y un prototipo de relación donde el otro se requerirá para ser y existir.

Progresivamente, en la evolución normal, el bebé se percatará de que además de mamá existen otros: el papá, los hermanos, una familia, algo más allá de ellos dos, un tercero (lo cual es un gran duelo). La presencia del padre será fundamental para ayudar a este bebé y a la mamá, a la necesaria separación. Con una presencia amorosa y respetuosa, papá se incluirá para enriquecer al hijo (a) desde lo que él puede ofrecer distinto a mamá y ayudará a la madre a retomar sus otros roles y actividades. De no lograrse la entrada del tercero, la mente de ese niño (a) se estructurará bajo la premisa de vincularse con el otro en forma posesiva y demandante; la separación, las diferencias y la exclusión, serán vividas como una gran amenaza. A futuro estos son los adultos que colocan en la pareja toda la responsabilidad de bienestar y felicidad, escogiendo al otro para respirar con su pulmón y moverse con sus pasos.

Si el bebé al nacer cuenta con unos padres que comprendan y atiendan su indefensión, con una madre y un padre dispuestos a pensar y a representar con su propia mente los estados mentales internos del niño, con unos padres capaces de respetar sus necesidades específicas y particulares, generarán en él la confianza básica para existir, y se constituirá en su mente un modelo de relación, donde estar con el otro será una gratísima experiencia amorosa.

Si el bebé en sus primeros momentos de vida se encuentra con una madre y un padre desconectados emocionalmente, vacíos afectivamente, sordos a lo que el hijo (a) intenta comunicar, este bebé inevitablemente sentirá un tipo de ansiedades muy difíciles de metabolizar y procesar, que lo hará recurrir al uso de maniobras para contenerse a sí mismo y así, no desintegrarse. Mecanismos inconscientes de defensa -los llamamos los psicoanalistas- que lo ayuden a lidiar con la soledad, el terror y el desamparo (estos mecanismos se usarán a lo largo de la vida). Esta experiencia de soportar desde tan pequeño la ausencia de contención emocional, de auto- abastecerse psicológicamente, tiene altos costos para el desarrollo del sí mismo y de la mente, limitando y empobreciendo a futuro la afectividad, la capacidad para pensar y la capacidad para relacionarse con los demás. Este tipo de experiencia hace muy difícil confiar en el amor y en la vida compartida.

El sentido de mostrarles esto es que lo que se aprende en estos primeros tiempos se repite en las relaciones a futuro.


Lo segundo que es significativamente importante en las elecciones es la relación de pareja que existe o ha existido entre los padres


Que el padre asuma su rol masculino, sea buen proveedor de estabilidad y seguridad, mantenga con firmeza los límites y las decisiones, ofrezca un modelo de ser hombre. Que la madre se haga cargo de su rol femenino, maternal, se haga respetar, sea constante en la enseñanza y en la crianza y, pueda ofrecer un modelo de ser mujer. Yque los padres puedan hacer equipo para lograr la mejor calidad de vida posible para la familia, resultará una brújula útil para transitar la existencia, un modelo valioso que le permitirá al hijo (a), claridad en sus procesos de identificación.

La capacidad de la pareja de padres de compartir y disfrutar como pareja sexual, además de pareja de papás, será un ejemplo de relación que le permitirá al hijo poder discriminar el lugar amoroso que como hijo le corresponde. Contar con un modelo de unión amorosa, respetuosa, donde exista admiración y valoración mutua, en el que prevalezca la disposición a pensar y a reflexionar la vida, será un referente importante para construir a futuro un adecuado proyecto de pareja donde exista además una sexualidad adulta plena.

El reconocimiento por parte del niño (a) de la relación de los padres entre sí, une su mundo psíquico y le permite participar en un mundo compartido en que pueden existir diferentes relaciones. La capacidad de visualizar una relación amorosa entre los padres proporciona las bases para creer en un mundo seguro y estable. Si el vínculo entre los padres percibido en amor y odio puede ser tolerado en la mente del niño, le proporcionará un prototipo para relaciones interpersonales adecuadas. Que los padres puedan observar, mirar y reconocer al hijo (a), es una condición para poder mirarse a sí mismo en interacción con los otros y considerar otros puntos de vista, conservando el propio.

Aquellos que nacen en una no-pareja inevitablemente tendrán serias dificultades para confiar en el amor y para erigir un proyecto de vida donde prevalezca la armonía y el bienestar.

En este sentido, hablamos de la superación del Edipo cuando se ha aprendido a aceptar a los padres:

  • Con sus aspectos buenos y no buenos
  • Diferentes a sí mismo
  • A tolerar la exclusión cuando están unidos y,
  • A discriminar sus roles sexuales de pareja y de papás.


Estas son condiciones necesarias para seleccionar una pareja adecuada.


El tercer aspecto fundamental que explica qué tipo de elección de pareja se realiza, lo constituye la relación específica que el hijo o la hija tiene con su madre y con su padre en la infancia, pubertad y adolescencia

A través del juego infantil, los niños expresarán los modos como procesan en su mente las preferencias por mamá o por papá, lo cual también dependerá de la calidad de afecto que papá o mamá ofrezcan. En un proceso evolutivo normal, será común observar el deseo de un varón por tener una novia como mamá o, en la hembra, tener un novio como papá. Serán los ejercicios preparatorios para la futura elección de pareja.

Que un padre o una madre, dosificadamente, permitan el juego “como si” fuera el novio más valiente o la novia más bonita e inteligente, le permitirá al niño y a la niña sentirse valorados y aceptados, experiencias que contribuyen a consolidar la identidad del sí mismo. Si un padre o una madre hacen de esta demanda edípica una burla o un rechazo rígido (por mal manejo de sus ansiedades o por falta de amor), el concepto sobre sí mismo y la autovaloración del hijo (a) se verán mellados, un maltrato que deja lesiones difíciles de revertir.

Si un padre o una madre se pasan al otro extremo y ofrecen vínculos cargados de erotismo y seducción, generarán confusiones que, a la larga, influirán negativamente en las relaciones que tenga. En otros casos, si los padres toman al hijo o a la hija como centro único de sus afectos y necesidades, será muy difícil para este hijo (a) atreverse a escoger pareja, pues individualizarse y separarse tendrá el “altísimo” costo de perder el amor de los padres, del que se depende aún. Las madres depresivas y narcisas -y los padres con estas características- no toleran la autonomía del hijo o la hija, envidiando su frescura y vitalidad. Suelen emplear la manipulación y la culpa, aspectos con los que es muy difícil batallar.

Otro es el caso del padre perfecto o el de la madre hiperatenta que anticipa las necesidades de los hijos sin permitir que estos desarrollen sus propios recursos, convirtiéndolos en inútiles para la vida. De esta manera, el vínculo que establecerá este hijo o hija será de mucha dependencia, y se basará más en las iniciativas y control del otro que de sí mismo. En la adolescencia es común observar cambios significativos en la expresión del afecto de padres y madres que se asustan con el crecimiento de los hijos y toman distancia, abandonándolos, desatendiéndolos o agrediéndolos. Este tipo de cambio crea confusiones que generan dolor, malestar y resentimiento, ingredientes que luego se utilizarán para “cocinar” una relación cuyo sabor resultará amargo.

Podríamos seguir presentando muchos más ejemplos, pero lo que se desea ilustrar es cómo el Edipo de los padres, sus deseos y conflictos inconscientes, influyen significativamente en las elecciones de pareja que hacen los hijos a futuro.

Introducción
Relaciones fundamentales del ser humano y la elección de pareja
Casos clínicos y Conclusiones

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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