Estar hospitalizado
durante periodos relativamente largos es el factor que más incide en
la aparición de una infección intra-hospitalaria. “El hecho
de que los pacientes puedan estar mucho tiempo en el hospital hace que se pueda
colonizar con gérmenes propios de la flora hospitalaria, por llamarlo
así, y luego pueda producirse infección”, explica Alfredo
López, Jefe de la Unidad de Infectología del Hospital Domingo
Luciani, de El Llanito.
Aunado
a esto, existen otros problemas. En primera instancia, “la falta del lavado
de manos efectivo por parte de los médicos y el personal paramédico”,
que puede convertirlos a ellos mismos en portadores de bacterias entre los pacientes.
En segundo término, el uso indiscriminado de antibióticos, lo
cual “conlleva a la selección de bacterias multi-resistentes”.
Sobre este aspecto Pitteloud señala que “es muy grave, sobre todo
en terapia intensiva, donde se trata de combatir las infecciones con antibióticos
más potentes o supuestamente mejores y, a mi juicio, no es la medida
más adecuada”. En tercer lugar, y retomando a López, la
presencia de “ciertos factores de riesgo propios de los pacientes: que
esté muy enfermo, que tenga patologías que lo hagan estar predispuesto
a las infecciones, etc.”. Y en cuarta posición, pero no menos importante,
los procedimientos invasivos “para hacer el método del diagnóstico,
sobre todo en Terapia Intensiva donde los pacientes tienen catéteres,
sondas, tubos y bloqueantes del estómago que condicionan su Ph, haciéndolos
más propensos a sufrir de infecciones respiratorias nosocomiales”,
tal y como lo indicó Isabel Silva.
Con respecto a los
modos de transmisión, se reconocen cuatro tipos: por contacto, vehículo
común, vía aérea o vectores. Según Pitteloud, “la
principal vía que se conoce universalmente es el contacto, directo o
indirecto. Directo sería la mano de la persona que está atendiendo
al paciente, e indirecto a través de la contaminación de los materiales
por parte del personal, y después, quizás, el uso de estos materiales
contaminados en los pacientes”. A esto último se refiere López
cuando afirma que la infección intra-hospitalaria “puede ocurrir
por contaminación de objetos, o que el mismo personal la lleve de un
paciente a otro; es decir, que sus manos sirvan de puente para transmitirla;
o a veces el estetoscopio o material que se usa para antisepsia está
contaminado. Incluso las mismas aguas pueden estar contaminadas”.
El segundo tipo de
transmisión es por vehículo común, y se refiere, por ejemplo,
a la contaminación de alimentos o medicamentos, casos en los cuales el
agente infeccioso pasa a diversos pacientes a través de un vehículo
de transmisión único.
El tercer tipo se
denomina por vía aérea porque “puede ocurrir a varios metros
entre la fuente (paciente infectado) y el nuevo hospedero cuando pequeñísimas
gotas o partículas de polvo permanecen flotando por largo tiempo en el
aire y pueden transportarse a grandes distancias” (www.drscope.com).
Según Pitteloud, y como dato interesante, se estima que aproximadamente
el 10% de las infecciones hospitalarias se transmiten por esta vía.
Finalmente, está
la transmisión por vectores, tales como: moscas, cucarachas o mosquitos,
la cual es más frecuente en aquellos hospitales y clínicas donde
reinan paupérrimas condiciones de limpieza.
Sea un caso u otro,
los factores causales de una infección nosocomial sólo pueden
tener dos orígenes posibles: o el paciente la adquiere a partir de su
propia flora bacteriana o la recibe del medio ambiente que le rodea (www.tusalud.com.mx).
Tipos de infecciones
No hay consenso sobre cuántas categorías de infecciones intra-hospitalarias
existen en la práctica. Isabel Silva las agrupa de la siguiente manera:
Urinarias, a través de la colocación de sondas o catéteres
urinarios; Respiratorias, cuando la persona ha permanecido mucho tiempo en Terapia
Intensiva, y ha estado conectada a ventilación mecánica y ha recibido
múltiples antibióticos, sobre todo de amplio espectro; Vía
Obstétricaendometriosis, en aquellos casos donde median los embarazos
y demás aspectos ginecológicos; y Quirúrgicas, en las cuales
es fundamental contar con “un reporte de cómo clasificar las heridas
en las operaciones, porque no es lo mismo un paciente que llegó con una
apendicitis a otro que sufrió una herida por arma de fuego o arma blanca,
que tiene la mitad del abdomen abierto, que de entrada es una herida contaminada”.
Para Alfredo López,
las infecciones nosocomiales “se clasifican por el sistema que involucran.
Cuando pasan a la sangre estamos hablando de bacteriemia; cuando son producidas
por catéter, son infecciones asociadas a catéter; cuando son respiratorias
y asociadas a ventilación mecánica, se llaman neumonías
asociadas a ventilación mecánica o neumonías nosocomiales
asociadas a ventilación mecánica”. De igual forma, indica
que puede haberlas por heridas operatorias (o quirúrgicas), urinarias
asociadas a sondas urinarias e intra-abdominales.
Jean Pitteloud, por
su lado, tiene una visión más global del problema, al afirmar
que “cualquier tipo de infección que se desarrolla en un paciente
mientras está hospitalizado, puede considerarse como una infección
hospitalaria. Las mismas infecciones que uno ve a nivel de los pacientes en
la comunidad pueden ocurrir en los pacientes hospitalizados. El caso es que
se asume como infección hospitalaria a la infección que el paciente
desarrolla mientras está hospitalizado”. Esta condición
(el estar hospitalizado) no significa que el agente causal de la infección
sea el nosocomio, “sino que hay que tomar en cuenta los factores relacionados
con los pacientes: si son de edad avanzada o están muy enfermos. Todo
eso va a favorecer la infección hospitalaria. La culpa en sí no
es atribuible directamente al hospital”.
Asimismo, reconoce
como principales tipos de infecciones a las urinarias, respiratorias, por catéter
y quirúrgicas. Con respecto a esta última, destaca que la gran
mayoría se detectan cuando el paciente ha abandonado la institución
hospitalaria, es decir, cuando ya ha sido dado de alta, y los motivos por los
cuales se infectó esa persona pueden ser varios. Por ejemplo, es posible
que la bacteria siempre haya estado presente, “y a pesar del tratamiento
de antibióticos, se multiplicó y desarrolló la infección”.
Pero también es muy probable que haya sido el propio paciente el responsable
indirecto de la contaminación: bien por falla del tratamiento clínico,
“o con su misma mano. La mano del paciente es muy importante porque se
toca la herida, la contamina y después viene la infección. En
la medida preventiva debe haber también educación del paciente,
sobre lo que no debe hacer mientras está hospitalizado, mientras tenga
un aparato”.
NOTA:Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.
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