El hospital como núcleo de las infecciones
Importancia y futuro de los comités de control
Debido
a que las infecciones nosocomiales o intra-hospitalarias “son hechos factibles
de ocurrir (…), son de ocurrencia universal (…) (y su) incidencia
afecta la eficiencia de los servicios, la salud de los pacientes, del personal
y la economía de la institución y de los usuarios” (Gaceta
Oficial Nª 32.369, de fecha 7 de diciembre de 1981). Desde 1981 todos los
hospitales, clínicas y demás organismos de salud están
obligados a crear una comisión interdisciplinaria para su vigilancia
y control, y cuyas funciones quedaron estipuladas posteriormente en 1982 a través
de un Reglamento.
¿Se cumplen actualmente esas disposiciones legales? Según Pitteloud,
“lamentablemente en Venezuela todavía no se le ha dado la autoridad
que debería tener para ser efectivo. Aquí en el Hospital Universitario
de Caracas yo formo parte desde hace 20 años de la Comisión de
Infecciones. Sin embargo, somos un grupo que propone soluciones pero no tenemos
el control ni de los antibióticos ni de la aplicación de esas
medidas. Incluso, muchas veces la Comisión no está representada
por el Director, lo que limita mucho su autoridad. Tenemos más de 20
años con esta obligación vigente y sin embargo, yo creo que son
muy pocas las instituciones que tienen una comisión de infecciones funcionando”.
Para López, la existencia de estos comités de control de infecciones
va mucho más allá del simple acatamiento de las normas jurídicas
vigentes en el país, “porque permiten, de alguna u otra forma,
conocer la problemática asociada a las infecciones; permiten establecer
controles no sólo en brotes1 o epidemias sino controles
asociados a las enfermedades infecciosas en general”. El Comité
estudiaría, por ejemplo, la estancia de aquellos pacientes intervenidos
quirúrgicamente, precisamente porque son más vulnerables a sufrir
infecciones nosocomiales al permanecer más tiempo hospitalizados, lo
que se traduce en inversiones mayores de dinero, en agotamiento rápido
de los recursos del hospital o clínica y en mayores probabilidades de
volver al nosocomio. “Entonces -continúa López- los comités
permiten estudiar eso, y ver cuáles son las medidas para evitarlas. Por
ejemplo, en el Hospital Domingo Luciani llevamos estadísticas de las
infecciones hospitalarias. Hemos tratado de aplicar algunas medidas, pero básicamente
lo que debería emplearse es un programa coordinado y coherente con soluciones
adaptadas a nuestros problemas, que se pueda implementar, que sea fácil
de hacer y que la gente lo cumpla y que se apegue a estos programas, para de
alguna manera controlar esta situación. Lamentablemente en nuestro país,
no existe un control o medidas que hayan sido lo suficientemente efectivas,
o se hayan implementado de una manera efectiva como para controlar ese problema”.
“Todo está escrito. Lo difícil es llevarlo a la práctica”,
es una afirmación de Isabel Silva que deja entrever la escasa practicidad
de estas medidas. A pesar de esto, afirma que los comités de control
“van a llevar a cabo una labor sumamente importante. Van a hacer seguimiento
de dónde hay infecciones hospitalarias; llevar las pautas, protocolos
y aislamiento del paciente; utilizar los antibióticos de manera adecuada,
y sensibilizar al personal que trabaja en la salud, donde la parte más
importante es la prevención de las infecciones, donde el lavado de las
manos es el instrumento número uno para prevenir”.
El
mañana
¿Es factible vislumbrar el futuro de las investigaciones y acciones a
tomar en cuanto a las infecciones intra-hospitalariasí De ser así, ¿cómo
sería ese panorama? Siguiendo con Isabel Silva, “cada día
va a ser un problema más importante, y lo que tenemos que hacer es concienciar
sobre eso que tenemos”. Para ilustrar su comentario y dimensionar a escala
real esta situación, Silva hace alusión a un punto novedoso que
no sólo involucra la salud de los pacientes sino la supervivencia de
las propias instituciones médico-asistenciales: “Hoy en día,
tanto en México como en los Estados Unidos, los hospitales se categorizan
por el número de infecciones intra-hospitalarias que tengan”. Es
decir, su rendimiento va a depender del porcentaje de infecciones nosocomiales
observado en ese recinto de salud, y “no solamente porque esté
el mejor doctor ni se usen las mejores técnicas”.
Precisamente por el
auge que ha experimentado este problema hospitalario, Alfredo López considera
esperanzador el escenario en los años venideros. “Yo creo que cada
vez se le va a dar más importancia a esto, en función de que existen
un conjunto de problemas relacionados con las infecciones hospitalarias, sobre
todo para los organismos pagadores de salud, como el Estado y la empresa privada.
El mantener más tiempo a las personas hospitalizadas, enfermas, invirtiendo
recursos para tratar un problema que se puede evitar; a eso le van a prestar
bastante atención”.
A fin de cuentas,
ganan todos los involucrados. Los pacientes son dados de alta sin dobles contratiempos;
los hospitales obtienen confianza y buena reputación, tanto de los propios
enfermos como de las otras instancias de salud; y ambos (hospitales y pacientes)
gastan menos dinero y recursos. Y pensar que todos estos dividendos están
básicamente en un solo lugar: las manos de los galenos.
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1“Generalmente consideras
que hay brote cuando aparece una bacteria inusual con un patrón de sensibilidad
o resistencia inusuales, que no la tenías normalmente en el Servicio
y, cuando ésta aparece y comienzan a observarse casos similares con la
misma bacteria, puedes considerar que es un brote”. |