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ISSN 1317-987X
 
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Pediatría
Características de las convulsiones febriles en pacientes de la consulta de neurología pediátrica. Hospital Dr. Raúl Leoni. Durante el año 2010.

Introducción

En los últimos 25 años se han propuesto dos definiciones de convulsión febril. Una por el National Institutes of Health (NIH), en 1980, la más conocida y citada. La otra ha sido presentada por la International League Against Epilepsy (ILAE), en 1993. La NIH, define la convulsión febril como un episodio que aparece en la lactancia o primera infancia, se presenta entre los tres meses y cinco años de edad, asociada con fiebre, pero sin evidencia de infección o causa intracraneal definida. Mientras que la ILAE define la convulsión febril como una crisis que ocurre en el niño desde el primer año de edad, asociada a enfermedad febril no causada por una infección del Sistema Nervioso Central(1).

Esta patología se presenta de dos maneras. En primer lugar tenemos, la convulsión febril simple, también llamada típica o benigna. Esta se expresa en forma breve, con una duración no mayor de 15 minutos, no deja secuelas y ocurre sólo una vez en 24 horas en un niño febril, con temperatura mayor o igual a 38°C. En estos casos no hay evidencias de infección intracraneana ni disturbio metabólico severo. Los movimientos del niño son tónicoclónicos y la crisis suele resolverse de forma espontánea. Y, en segundo lugar, está la convulsión febril compleja, también llamada atípica o complicada. En estos casos la crisis se presenta con una duración superior a quince minutos, es una crisis focal, puede repetirse en 24 horas, deja secuelas transitorias o permanentes en un niño sin compromiso neurológico previo ni historia anterior de crisis febril(2).

Las convulsiones febriles, en el 90% de los casos, se presentan entre los seis meses y tres años de edad y son más frecuentes en los niños de género masculino y de piel negra. Existen muchas controversias en relación con el mecanismo fisiopatológico que las desencadena; se ha planteado que la fiebre altera el umbral epiléptico, originando un desequilibrio metabólico, vascular y electrolítico con el subsiguiente consumo de oxígeno, glucosa y acidosis secundaria, todo ello mediado por la inmadurez de la neurotransmisión a nivel central (3).

Si la primera convulsión es compleja o si el niño tiene alguna patología del Sistema Nervioso Central el riesgo de desarrollar epilepsia aumenta y si ambos factores están presentes el riesgo se eleva muchos más. Las estadísticas han demostrado que la probabilidad de desarrollar epilepsia es mayor en los casos de niños que presentaron convulsión febril focal, prolongada y repetitiva. Además, se considera que la hipoxia y la isquemia generadas durante una convulsión febril prolongada son los factores responsables de desarrollar esclerosis del lóbulo temporal, que luego sirve como sustrato patológico para las crisis parciales complejas (4).

La experiencia en el conocimiento de esta patología nos informa que la predisposición genética contribuye a la ocurrencia de la misma, lo cual queda sustentado por estudios de conexión genética de varias familias en los que se descubrió el gen de las crisis febriles ubicado en el locus 19p y 8q del cromosoma 13 y 21, demostrando en algunas familias un patrón de herencia autosómica dominante. Por lo demás, cualquier evento capaz de producir fiebre es potencialmente un factor de riesgo para presentar una convulsión febril (5).

De acuerdo a la etiología la causa más común de fiebre es la infección viral; el número de episodios febriles, la historia familiar de convulsión febril y la temprana edad de la primera convulsión son factores de riesgo significativos para futuras recurrencias de convulsión febril (6).

Una tercera parte de los niños que sufren una convulsión febril tendrá alguna recurrencia. Se ha corroborado que los antecedentes de convulsión febril o epilepsia incrementan significativamente el riesgo de ésta y aquellos pacientes que tienen la primera convulsión febril antes de los 15 meses de edad, historia familiar de convulsión febril y epilepsia presentaran recurrencia. También ha llegado a identificarse diversos factores potencialmente asociados a un mayor riesgo de presentar epilepsia posterior, como la edad de la primera convulsión febril, menor de 15 meses, historia familiar de epilepsia y el porcentaje de convulsiones complejas (7).

Una investigación realizada en nuestro país el año 2006, intentó relacionar las crisis epilépticas febriles y los niveles de hierro en los pacientes pediátricos, se concluyó que los niveles de ferritina sérica fueron significativamente más bajos en el grupo de los casos que en el grupo control, lo cual sugiere que la depleción de las reservas de hierro podría relacionarse con una mayor probabilidad de presentar crisis epilépticas febriles en la infancia(8).

La convulsión febril es una patología que tiene alta incidencia en la población infantil venezolana. Un porcentaje variable de pacientes con convulsiones febriles, experimentan otro de estos eventos, y otro porcentaje en menor cuantía puede presentar luego epilepsia. Además es necesario plantearse la interrogante y diferenciar si la convulsión febril es secundaria a la fiebre o es la manifestación inicial de epilepsia. Es por ello que se plantea la realización de esta investigación con la finalidad de determinar las características de la convulsión febril en pacientes que acudieron a consulta de neurología pediátrica en el Hospital Docente Asistencial Dr. Raúl Leoni en el año 2010.


Características de las convulsiones febriles en pacientes de la consulta de neurología pediátrica. Hospital Dr. Raúl Leoni. Durante el año 2010.
Introducción
Materiales y métodos
Resultados
Discusión
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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