Acumulado Enero - Diciembre 2023 (93 - 96) 93
ISSN 1317-987X
 
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Pediatría
Características de las convulsiones febriles en pacientes de la consulta de neurología pediátrica. Hospital Dr. Raúl Leoni. Durante el año 2010.

Discusión

En el presente estudio se trabajó con un grupo heterogéneo de pacientes, mismos que presentaron al menos una convulsión febril en el curso de un proceso infeccioso extracraneal. Dichos pacientes difieren por el agente causal de la infección, aspectos genéticos, eventual recurrencia y antecedentes familiares y propios del niño.

La convulsión febril constituye una de las principales causas de consulta en emergencia pediátrica, bien sea por la preocupación de los padres ante la ansiedad que genera o por su repercusión en la calidad de vida de quienes la padecen.

El comportamiento de las convulsiones febriles en relación al género y edad de inicio de presentación fue analizado. En los resultados obtenidos hubo mayor predominio del género masculino con 25 pacientes, que constituye el 59.52% del total de los casos. Este hallazgo concuerda con lo señalado en la literatura(3,6,9). En relación a la edad de presentación, en los resultados obtenidos se observó mayor frecuencia de la convulsión febril en el rango de edad comprendido entre 2 y 3 años (83,33%). Coincidiendo con trabajos previos que señalan mayor incidencia en aquellos niños y niñas en edades comprendidas entre 6 y 72 meses de edad, con un pico de máxima incidencia entre los 19 y 24 meses de edad(7).

De la misma manera, se explica que las crisis febriles dependen de la edad, siendo raras antes de los 9 meses de edad y después de los 5 años. La edad de comienzo tiene un pico entre los 14 y los 18 meses, y la incidencia se aproxima al 3 ó 4% de los niños pequeños(10).

La convulsión febril se desencadena con mayor frecuencia cuando la temperatura se encuentra entre los 39 - 40°C, observándose en 28 pacientes del total. Este resultado difiere de los obtenidos por Lozano y Santos(11) quienes refieren que la temperatura más habitual en que tienen lugar las convulsiones febriles se sitúa entre 38 - 38,5°C y que sólo es mayor de 39°C en el 7% de los casos. De manera similar Behrman et al.(10) muestran que la convulsión febril coincide con una rápida subida de temperatura y, en general, aparece cuando la temperatura alcanza los 39°C o más.

El evento convulsivo se presentó en la mayoría de los casos (37) en el primer día de fiebre, coincidiendo con reportes anteriores(9) donde la convulsión febril es más frecuente en las primeras 24 horas del cuadro febril y en menor proporción después de 24 horas.

En cuanto se refiere a la clasificación de las convulsiones febriles, 28 pacientes presentaron convulsión febril simple (66,67%), con respecto a 14 casos (33,33%) que presentaron convulsión febril compleja. Dicho resultados coinciden con lo reportado que la convulsión febril simple es la más común en un 76%, seguida de la compleja en 24%.(9)

De los 42 pacientes estudiados, 27 presentaron recurrencia, similar a lo descrito previamente(1,4) donde señalan que aproximadamente la mitad de los niños y niñas que han tenido una convulsión febril presentan al menos una recurrencia. Un 30%, una segunda, un 15 - 20%, una tercera y un 5 -10% más de tres. Aunque el pronóstico de las crisis febriles suele ser favorable, de un 2 - 4% de los niños con crisis febriles presentan posteriormente epilepsia, definida como convulsiones recurrentes.

Algunas convulsiones febriles prolongadas podrían dañar el desarrollo del cerebro, causar epilepsia e inclusive la muerte. Hay un riesgo cinco veces mayor de muerte súbita durante los 2 años después de la primera convulsión febril, pero el riesgo absoluto es muy bajo. Aquellos pacientes que desarrollaron epilepsia, con historia familiar de convulsión febril o con predisposición genética a las convulsiones febriles tienen mayor riesgo de presentar de forma inexplicable muerte súbita(12).

En relación a la causa infecciosa que desencadenó la fiebre, la infección respiratoria superior e inferior fue la más frecuente en ambos géneros; afectando a 29 pacientes, suma que representa el 69,05%. Tales resultados concuerdan con los resultados de otras investigaciones(2) donde la comorbilidad más frecuente fue la infección del sistema respiratorio, seguida de la infección gastrointestinal. Sin embargo no siempre es así, pues ha sido reportado que la gastroenteritis fue la causa principal de fiebre, seguida de infección respiratoria y causas idiopáticas(5).

En relación a los antecedentes familiares y riesgos biológicos personales, el 26,2% presentó historia familiar de convulsión febril y epilepsia. Al respecto inferimos que no es una enfermedad congénita, por lo tanto podemos concluir que cualquier niño o niña tiene riesgo de presentar una convulsión febril.

Estos resultados difieren de otros reportados(1,2) pues para estos existe un componente genético en la etiología de la convulsión febril y reafirman que un niño o niña con un familiar de primera línea con convulsión febril tiene un riesgo de 4 0 5 veces más alto que la población general.

Los factores genéticos influyen considerablemente en la propensión a presentar convulsiones febriles. Aproximadamente un 40% de los probando tienen, al menos un pariente de primer o segundo grado afectado y el riesgo de tener hermanos afectados supera en cuatro veces al de la población general(4). El 14,3% presentó antecedentes de alto riesgo biológico, siendo la sepsis la más frecuente de éstos (9,5%). No encontrándose estudios estadísticos comparativos.

Se encontró que el Diazepam debe ser el fármaco de elección. El uso de la vía rectal o intravenosa para el tratamiento de la convulsión tiene sus inconvenientes. La primera es incómoda para el paciente y la segunda es una técnica difícil y compleja de aplicar al momento de la crisis febril, por lo que se considera la vía bucal una alternativa igualmente efectiva y fácil de usar. La ventaja de la vía retrolabial es que permite reducir el tiempo para iniciar el tratamiento y es más seguro por alcanzar el efecto deseado más rápido. El riesgo de una reacción adversa medicamentosa fue más elevada con el uso de Diazepam intravenoso que retrolabial, lo que demostró que le Diazepam administrado por ésta vía es bien tolerado y más seguro(13).

El Electroencefalograma fue realizado a 4 pacientes, reportando en su totalidad normalidad del trazado. No se recomienda la realización del electroencefalograma después de la primera convulsión simple, ni la realización de dicho estudio en aquellos pacientes con crisis febriles complejas porque no ofrece información útil(14).

En el estudio de un niño con convulsiones febriles simples, el electroencefalograma tiene valor limitado. Son frecuentes las anomalías inespecíficas, como la lentificación sobre todo en las primeras 24 a 48 horas después del ataque y no tiene ningún significado pronóstico. En los niños con convulsiones febriles complejas el electroencefalograma suele mostrar una lentificación focal pero suele normalizarse en el plazo de una semana(4).

La Academia Americana de Pediatría recomienda la no realización del electroencefalograma en la evaluación de rutina de un niño con una primera convulsión febril. El electroencefalograma realizado durante la primera semana que sigue a una convulsión recoge una lentificación basal que desaparece con posterioridad. En la evolución se observan anomalías paroxísticas en el 15 – 20% de las convulsiones febriles. Estas anomalías no tienen valor predictivo de riesgo de recurrencia de convulsión febril o de riesgo de desarrollar posteriormente una epilepsia, ni siquiera en niños con convulsiones febriles compleja(1).

Se ha propuesto que después de una crisis febril simple no está indicada la realización del electroencefalograma porque se obtendría un registro normal o no epileptiforme(10). Un tercio de los pacientes registran un enlentecimiento durante unos días en la primera semana tras la crisis y otro tercio de los mismos se puede encontrar en su evolución anomalías paroxísticas focales o generalizadas que difícilmente pueden correlacionarse con el desarrollo de epilepsia posterior.

Un Electroencefalograma está indicado en las crisis febriles atípicas o en un niño con riesgo a desarrollar epilepsia. Los factores de riesgo para desarrollar epilepsia como complicación de las convulsiones febriles son: Antecedentes familiares de epilepsia, primera crisis febril antes de los 9 meses de edad, una crisis febril atípica o prolongada, retraso en el desarrollo y una exploración neurológica anormal.

Se valoró el grado de idoneidad de la práctica pediátrica en el manejo de las convulsiones febriles en la infancia, por medio de una revisión bibliográfica estructurada y explícita, para obtener las mejores pruebas científicas sobre adecuación publicadas en bibliografía biomédica. Este estudio elaborado en España, reveló que hay poca información sobre el grado de adecuación de la práctica clínica a la evidencia científica en el manejo de las convulsiones febriles. Ejemplo de ello: el insuficiente o excesivo uso de anticonvulsivantes en las crisis, realización injustificada de punciones lumbares, analíticas sanguíneas, estudios de neuroimagen y electroencefalogramas(14).

Conclusiones

La convulsión febril, es más frecuente en el género masculino (59,52%), predominando en el grupo etario comprendido entre 2 y 3 años de edad. El evento convulsivo se presenta en la mayoría de los casos en el transcurso del primer día de fiebre, cuando la temperatura febril alcanza los 39°C. El tipo de convulsión febril más frecuente es la simple representada por el 66,67% y el 64,0% de niños con convulsión febril presentaron recurrencia tanto simple como compleja.

La causa principal desencadenante de la convulsión febril en el 69,05% de los casos fue la infección respiratoria superior e inferior. El 14,3% de los pacientes presentaron antecedentes familiares de convulsión febril y el 11,9% historia familiar de epilepsia; siendo la sepsis el riesgo biológico más frecuente comprobado en los niños con convulsión febril en 9,5%.

Recomendaciones

  1. A todo paciente que haya sufrido una convulsión febril se le debe realizar un protocolo de estudio, con el fin de descartar patologías del Sistema Nervioso Central.
  2. Es conveniente también fomentar los controles neurológicos posteriores al primer episodio convulsivo febril cuando así lo requiera.
  3. Se recomienda realizar campañas educativas que concienticen a los padres respecto a las consecuencias que acarrean para los niños las fiebres muy altas. Hay que insistir que cualquier manifestación de fiebre es evidencia de una enfermedad que debe considerarse como un signo de alarma ante el cual se debe responder con prontitud.
  4. Se le debe informar a las madres de los niños acerca de la importancia de conocer el procedimiento para la toma de la temperatura rectal por ser la más fidedigna
  5. Es necesario explicarle a los padres que la convulsión febril no deja secuelas permanentes en el niño.




Continua: Referencias

Características de las convulsiones febriles en pacientes de la consulta de neurología pediátrica. Hospital Dr. Raúl Leoni. Durante el año 2010.
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Materiales y métodos
Resultados
Discusión
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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