La Tripanosomiasis humana
africana (THA) es también conocida como la enfermedad del sueño. Esta enfermedad,
producida por parásitos del tipo Trypanosoma brucei gambiense y T. b.
rhodesiense, es invariablemente fatal si no se trata. En África, las
regiones afectadas por la THA comprenden una superficie de unos 8 millones de
kilómetros cuadrados entre 14 grados de latitud Norte y 20 grados de latitud
Sur (1). T. b. rhodesiense y T. b. gambiense pueden
alojarse en animales; por lo tanto, especialmente aquellos que son domesticados,
pueden servir como un reservorio importante del trypanosoma. Sin embargo, la
función precisa del reservorio animal en la forma gambiense de la enfermedad
aún no está completamente definida. En el siglo XX ocurrieron tres grandes epidemias
de THA, una entre 1896 y 1906, una segunda en 1920 y la más reciente en 1970,
la cual duró hasta los 1990 (2).
La tripanosomiasis
africana también afecta a los animales. La enfermedad veterinaria se conoce con
el nombre de Nagana, término que incluye la infección con T.
congolense, T. vivax y T. brucei brucei. Desde el punto de vista
veterinario, el padecimiento es importante ya que afecta el ganado bovino, y
puede causar serias pérdidas en cerdos, camélidos, cabras y borregos, por lo
cual es un obstáculo para el desarrollo económico de las zonas rurales
afectadas (3).
Finalmente, la Surra, Mal de cadera, Murrina o Derrengadera es
causada por el T. evansi, parásito que en condiciones naturales infecta
principalmente a los équidos. Los caballos, burros, asnos, búfalos y en menor medida
vacas, cabras, ovejos, perros y gatos pueden sufrir la enfermedad con tasas de morbilidad y mortalidad que suelen
ser altas (4). En Venezuela se detectó su presencia hace unos
30 años, y en 1996 se obtuvo el primer aislado de caballo infectado naturalmente,
en la localidad apureña de Mantecal (5).
La tripanosomiasis causada por T.
evansi se distribuye ampliamente en regiones de
clima tropical y semi-tropical como el norte de África,
China, Filipinas, India, Indonesia, Malasia, Rusia, América del Centro y
América del Sur (6,7,8). En Venezuela, la infección por T. evansi se
extiende por la zona de los llanos (principalmente Apure y Guárico), donde la infección
es epizoótica(9). El Chigüire (Hydrochoerus hydrochoeris), silvestre en la región, es un reservorio
natural del T. evansi, con un
porcentaje de infección activa que oscila entre un 8,5 y 9,4 % y una sero-prevalencia
entre 47 y 71 % (5).
Nagana y Surra son enfermedades responsables
de pérdidas económicas cuantiosas, al disminuir
la productividad de los animales de trabajo y la producción
de leche, y producir pérdidas reproductivas.
Adicionalmente, los costos del tratamiento son elevados(6).
Tratamiento: La quimioterapia contra
la THA está orientada a la etapa específica de la enfermedad en la cual se
encuentre el paciente. Los fármacos utilizados datan de al menos 30 años, y su
uso acarrea grandes desventajas. Los medicamentos empleados en la fase temprana
de THA son menos tóxicos y más fáciles de administrar, los fármacos utilizados
para la segunda etapa de THA son difíciles de aplicar, más tóxicos y
necesariamente deben atravesar la barrera hematoencefálica. Todos producen
efectos adversos peligrosos y, como ya se ha mencionado, frecuentemente son
eficaces sólo contra una de las dos etapas de la enfermedad (10).
Las drogas que se
utilizan para tratar el ganado enfermo incluyen el aceturato de diminazeno, y
el cloruro y bromuro de homidio. Estos dos últimos, junto con el isometamidio
se utilizan también como medicamentos profilácticos. Lamentablemente, la
eficacia de estos fármacos es cuestionable después de años de uso,
probablemente debido a la selección de cepas resistentes a estos medicamentos (11).
Hay unos pocos compuestos que pueden emplearse para tratar la Surra, por
ejemplo, Suramine y Antricide. En estos casos hay que administrar
concomitantemente fármacos estimulantes de la hematopoyesis, para evitar los
efectos perjudiciales de la anemia (12).
Una sinopsis de las
drogas utilizadas para tratar la tripanosomiasis humana y veterinaria se lista
en la Tabla 1.
Tabla 1. Resumen de los medicamentos utilizados
contra la tripanosomiasis, modificado de (2, 11, 12).
En el caso de los
humanos, el avance más reciente lo constituye la introducción en 2009 de la
terapia combinada nifurtimox / eflornitine, (siglas en inglés, NECT) más segura
y más eficaz y que simplifica el empleo de esta última en comparación con la
monoterapia. Esta terapia combinada constituyó un paso fundamental en el
tratamiento de la THA (2), principalmente por la reducción del
tiempo de administración parental de eflornitine a una semana. Esta terapia
combinada se considera el "primer medicamento nuevo" para THA en más
de 25 años. Lamentablemente, no es eficaz contra T. b. rhodesiense. El
nifurtimox tiene registro para el tratamiento de la tripanosomiasis americana
producida por T. cruzi, o enfermedad de Chagas, pero no para la THA. Sin
embargo, y a pesar de no haber sido aprobada por las agencias reguladoras de ningún
país, esta asociación de medicamentos está incluida en la lista de medicinas esenciales
de la OMS, quien la distribuye gratuitamente. No podemos soslayar la carga
logística y financiera que representa esta terapia para los países que reportan
la enfermedad en humanos (13).