Las coccidiosis intestinales son importantes
enfermedades parasitarias causadas por Cryptosporidium
spp. (Criptosporidiosis), Cystoisospora
belli (Cistoisosporosis) y Cyclospora cayetanensis (ciclosporosis).
Han tenido especial interés en las últimas tres décadas debido a la pandemia de
SIDA, pues su prevalencia es mayor en individuos con algún tipo de
inmunodeficiencia. Además, todos estos agentes son importante causa de diarreas
tanto en niños como en adultos (1-3).
Son parásitos monoxénicos que no
requieren de hospedero intermediario ni de vectores biológicos (1,2).
Presentan un ciclo similar en la mucosa intestinal (enterocitos del intestino
delgado) del hospedero infectado, con algunas pequeñas diferencias. Aunque el
ciclo no se conoce con exactitud en todos ellos, éste siempre incluye una etapa
de reproducción sexual alternada con otra de reproducción asexual. El ciclo
inicia con la ingestión de los ooquistes infectantes que según el coccidio
tienen forma y tamaño característico, luego se liberan esporozoítos que invaden
las células intestinales, donde se reproducen y forman merozoítos (merontes),
los cuales cumplen un ciclo sexuado que dan origen a los ooquistes; los cuales
son eliminados en la materia fecal (1-4).
El diagnóstico
parasitológico de los tres coccidios intestinales se hace por el hallazgo de
los ooquistes característicos en la materia fecal. En las preparaciones con
solución salina y lugol, es difícil observarlos pero es posible hacer el diagnóstico,
aunque su tamaño (especialmente Cryptosporidium)
y lo traslúcido del ooquiste dificultan la observación. Es por ello que en
general se requiere de una técnica especial para ponerlos en evidencia: la
coloración de Kinyoun o método de Ziehl-Neelsen modificado. Otra herramienta
que puede utilizarse es la autofluorescencia, que es más intensa en C. cayetanensis (1-3,5). Para Cryptosporidium
también se puede determinar la presencia de los antígenos fecales mediante los
llamados ensayos rápidos los cuales si bien han mejorado en sensibilidad y
especificidad con el pasar de los años, se emplean principalmente en casos de
estudios epidemiológicos, ya que son muy costosos (6,7).
En el caso particular de Cryptosporidium también es importante establecer
el diagnóstico de la especie y del subtipo; para ello hay varias técnicas de
biología molecular disponibles (8).
A pesar de su gran importancia como patógenos
en individuos inmunocomprometidos (3,9-11), también afectan a
personas aparentemente sanas o sin ningún tipo de inmunosupresión (12-20).
En
Venezuela, se han realizado muchos estudios sobre coccidios intestinales, en
particular en las últimas dos décadas y con mayor énfasis en Cryptosporidium, el cual, como sucede en
el resto del mundo, es el más estudiado debido a su mayor prevalencia (6,20-31).
Por otro lado, en el estado Bolívar existe un amplio desconocimiento sobre la
epidemiología de estas parasitosis, aunque se han realizado algunos estudios en
especial en los últimos 10 años (17,19,32-34) y también se ha
informado la presencia de estos parásitos en estudios generales de parasitosis
intestinales realizados en diversos grupos poblaciones del estado (35-42).
Se realizó una investigación para determinar la
prevalencia de coccidios intestinales en niños en edad escolar, aparentemente
sanos, matriculados en 8 unidades educativas de Ciudad
Bolívar, estado Bolívar, Venezuela.