Acumulado Enero - Diciembre 2023 (93 - 96) 93
ISSN 1317-987X
 
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Parasitología
Prevalencia del complejo Entamoeba y otros parásitos patógenos/comensales intestinales en adultos de varios municipios del estado Zulia, Venezuela.

Discusión

Son pocos los estudios realizados únicamente en población adulta (6,14,19) ya que en su mayoría son los niños y adolescentes los  más expuestos y afectados por las parasitosis intestinales; sin embargo, al evaluar estudios en población general se observan elevadas prevalencias de parasitosis en estos grupo etarios (1,2,17,21,27,28)A través de los exámenes parasitológicos efectuados, se pudo evidenciar una prevalencia general de infecciones por organismos parásitos donde se incluyen tanto especies patógenas como comensales del hombre del 77,16% (152/197); de los cuales 76 (38,58%) correspondían al sexo femenino y 121 (61,42%) al masculino. Estos resultados son similares a los referidos en diversas poblaciones a nivel internacional(2,3,7), nacional(26-28) y regional (17,18,20,21); sin embargo, existen estudios que muestran porcentajes de prevalencia menores al encontrado en esta investigación(15,29,30). Tales variaciones podrían explicarse por la diferencia en las metodologías diagnósticas empleadas, condiciones socio económicas e higiénico sanitarias de las poblaciones estudiadas, entre otras.

Predominaron los casos de individuos poliinfecctados (53,3%) sobre aquellos que presentaron una sola especie de organismo (cromista, protozoo o helminto) (23,86%), ésta situación es apoyada por diversos estudios (2,20), sin embargo, la literatura también refiere trabajos que señalan a las parasitosis prevalentes en una sola especie afectando a los individuos (14,19,27). Devera y cols. (31) señalan en un estudio realizado en niños y adultos de una comunidad urbana un 50% de mono y 50% poliparasitados. Ésta situación pudiera explicarse porque los adultos al igual que los niños están en contacto con agentes contaminantes que presentan una o varias formas evolutivas infectantes lo que conlleva a la presencia de parasitosis.

En Venezuela, las tasas de prevalencia de las amibas integrantes del complejo Entamoeba son desconocidas ya que no se aplican métodos diagnóstico adecuados para su diferenciación (32,33). En la mayoría de los países solo se utilizan exámenes con microscopía de luz que se basan en la identificación de los estadios del parásito (quistes y trofozoítos), cuya morfología es idéntica entre las tres especies del complejo. Sin embargo, la especie patógena puede visualizarse en tejidos invadidos por el proceso infeccioso. También a partir de cultivos in vitro mediante identificación de isoenzimas se pueden diferenciar las cepas patógenas y no patógenas, así mismo, por la determinación de componentes antigénicos (adhesinas) y por pruebas de biología molecular, se puede diferenciar Entamoeba histolytica de Entamoeba dispar (34).

La prevalencia del complejo Entamoeba fue de 55 casos (27,9%), considerándose elevada para la población estudiada. Los porcentajes de dicho complejo varían de acuerdo a diferentes factores, tales como las técnicas utilizadas para su determinación, la edad de la población y zona de estudio, entre otros. Adicional a lo anterior, las investigaciones que emplean técnicas específicas como ELISA y PCR tienden a arrojar porcentajes altos, debido a la sensibilidad de estas pruebas y a la muestra utilizada, además de permitir la diferenciación entre las especies; en contraste, al emplear técnicas convencionales como la microscopía, se podrían reportar falsos negativos por errores de identificación del personal que lo diagnostica (32,33).

En este orden de ideas, al comparar estos resultados con los obtenidos por otros estudios, se encuentran valores de prevalencia tanto superiores (7,20) como inferiores a los de esta investigación (7,8,19,26,28,29), incluyendo reportes por debajo del 1% (14,15,27) hasta la inexistencia de este agente en las comunidades (31,35).

Comparando la prevalencia de los parasitados con el complejo Entamoeba de acuerdo al género, se puede evidenciar que el sexo masculino ocupó el mayor porcentaje, obteniendo un 17,26%, lo cual coincide con pocos estudios (14,19,28), ya que en gran parte de las investigaciones consultadas éste predomina en el sexo femenino. Sin embargo, el análisis estadístico no reveló diferencias significativas al relacionar el parasitismo por el complejo Entamoeba con el sexo, lo que sugiere que no existe una condición propia de esta variable que predisponga a la parasitosis, y que ambos géneros mantienen costumbres similares. Reportes similares han sido indicados por otros autores (31,35). A diferencia de nuestros hallazgos, Agudelo y cols. (2) señalan asociación estadística entre sexo y parasitosis, específicamente en el hallazgo de E. coli y uncinaria las cuales fueron mayor en el sexo femenino y masculino respectivamente.

Con respecto a la edad y la presencia del complejo Entamoeba, se evidenció un predominio en el grupo de adultos jóvenes (20 a 39 años) (32/55) con un 58,18%, seguido de los adultos medios (40-65 años) con 32,73% (18/55). Para analizar esta prevalencia, existen pocos estudios que abarquen sólo población adulta, ya que la gran mayoría de las investigaciones se refieren a población infantil. Al comparar con otras publicaciones se encuentran reportes similares, ya que señalan el grupo de adultos jóvenes como los mayormente afectados, disminuyendo la presencia de parasitosis a medida que aumenta la edad (15,31). En referencias donde se determina la presencia del complejo Entamoeba como principal agente parasitario, se mantiene dicha situación (1,18,20). La prueba estadística no detectó correlación entre estas variables.

Al evaluar las especies de protistas y helmintos encontrados se observó un máximo de hasta 6 especies cohabitando en un mismo individuo; se detectó una alta asociación entre el cromista Blastocystis sp. y las especies de protozoarios pertenecientes al complejo Entamoeba (17,77%); así como también la coexistencia con especies comensales como E. nana (17,26%) y E. coli (15,74%), con las cuales no se demostró diferencia significativa; sin embargo, las asociaciones entre el complejo Entamoeba con + G. lamblia así como con Ch. mesnili, una especie protista comensal frecuente donde si se demuestra significancia al aplicarle la estadística. Previamente ha sido reportado en investigaciones en la que se hace mención de las asociaciones parasitarias, se observa que el cromista Blastocystis spp. encabeza la lista de los organismos unicelulares que realizan infecciones al hombre, asociado a especies de protozoarios comensales y en pocas oportunidades al complejo Entamoeba (35-39).

En el presente estudio se detectaron catorce (14) especies de organismos que infectan al hombre y realizan vida parasita en el, siendo las más frecuentes Blastocystis spp. con un 50,3% (99/152). Este es un microorganismo que hoy en día sigue siendo controversial, debido a que aún se desconoce su papel patógeno, aún cuando se han realizado múltiples estudios clínicos, epidemiológicos, terapéuticos, morfológicos y genéticos (36-40). La frecuencia de este chromista el cual está actualmente clasificado dentro de este grupo (41), al ser comparada con otros autores en el ámbito internacional y nacional incluyendo el estado Zulia señalan prevalencias que van desde un 20% hasta un 55% (2,3,7,15,19,26,28) lo que demuestra que las fuentes de transmisión está altamente relacionada con las condiciones de vida y la infección por este no parece restringirse a condiciones climáticas, grupos socioeconómicos ni áreas geográficas.

Otras especies encontradas en altos porcentajes fueron Endolimax nana y Entamoeba coli, quienes se consideran los comensales más comunes del ser humano. El patógeno G. lamblia solo fue diagnosticado en un 3,6% lo que demuestra que este agente está más asociado a la población infantil que adulta. Mientras que de los helmintos Ascaris lumbricoides 16,8% (33/152), Trichuris trichiura 7,6% (15/152) y Ancylostomideos 6,1% (12/152). Estos enteroparásitos han sido reportados en otros estudios similares de la región, donde las condiciones sanitarias deficientes favorecen la diseminación (42).

Con respecto a los coccidios intestinales se determinó un caso de Cryptosporidium sp. y un caso de C. cayetanensis lo que demuestra que son parásitos mayormente asociados a la infección por VIH (26) y la población estudiada en nuestra investigación a pesar que no fue el total de estudiados eran individuos aparentemente sanos. Tal aseveración es apoyada por los estudios de Gonzalez y cols (26) donde no obtuvieron coccidios intestinales y Agudelo y cols.(2) que obtuvieron bajo porcentaje de C. cayetanensis. Caso contrario es demostrado por Cazorla y cols., (28) encontraron elevadas prevalencias en individuos de todas las edades de Urumaco, estado Falcón. No se observó diferencia significativa entre las especies parasitarias identificadas (p>0,05).

Como se puede evidenciar la prevalencia por el complejo Entamoeba y otros enteroparásitos en la población adulta estudiada se mantiene en estrecha relación con la casuística reportada en la literatura, lo que demuestra que las parasitosis siguen ocupando los primeros lugares entre los microorganismos que afectan el intestino humano.

Agradecimientos: A todas las comunidades visitadas que nos permitieron realizar el estudio y al Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de La Universidad del Zulia (CONDES) mediante el financiamiento del proyecto CC-0489-13.




Continua: Referencias

Prevalencia del complejo Entamoeba y otros parásitos patógenos/comensales intestinales en adultos de varios municipios del estado Zulia, Venezuela.
Introducción
Materiales y métodos
Resultados
Discusión
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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