Mundialmente las elevadas tasas de
morbimortalidad relacionadas con infecciones de las vías respiratorias
inferiores, han motivado diferentes
investigaciones en búsqueda de una alternativa eficaz que solucione este grave
problema de salud pública, lo cual ha originado, según la OMS para el año 2010
alrededor de 4.2 millones de muertes anuales principalmente en la consulta
pediátrica (1), donde el compromiso es mayor debido a la inmadurez
pulmonar e inmunológica, cuando son atacados por diferentes agentes, como,
Rinovirus, Adenovirus, Coronavirus, Influenza, Parainfluenza, Metaneumovirus,
destacándose especialmente entre ellos, el Virus Sincitial Respiratorio (VSR) (2).
A nivel mundial, se ha comprobado la epidemiología del VSR, siendo
en España este patógeno el motivo de 15.000 a 20.000 consultas de urgencias y
de 7.000 a 14.000 hospitalizaciones al año, mientras que en E.E.U.U. es
responsable de 90.000 hospitalizaciones pediátricas y 4.500 muertes anuales; en
cuanto a América Latina, las estadísticas han demostrado que en Argentina su
prevalencia es de un 36,3% de los casos de 168 niños hospitalizados menores de
2 años. En México durante el periodo 2001-2002, se evaluaron 230 lactantes
desde el nacimiento hasta los 18 meses de edad, donde se detectaron 137 casos
de infecciones respiratorias virales, predominando el VSR en un 46,7% de la
población. En Caracas, Venezuela 1986 se detectó VSR en el 66% de 98 muestras
examinadas de niños menores de 2 años con infección de las vías aéreas
inferiores de probable etiología viral (3), de igual modo
en cifras aportadas por el Ministerio del Poder Popular para la Salud,
fue la novena causa de mortalidad en el año 2002 y 2003 (4).
El principal agente etiológico de
infecciones respiratorias bajas en menores de 2 años es el VSR, el cual es un
virus pleomórfico que posee una sola cadena de ARN negativo de tamaño medio
unido a la membrana, pertenece a la familia Paramyxoviridae
(5), siendo la causa más común de bronquiolitis y neumonía debido a su
fácil propagación de persona a persona a través de secreciones nasales y
fómites de lactantes, niños o adultos infectados, por otro lado, en el ambiente
hospitalario, tanto los individuos hospitalizados como el personal que labora
están más propensos a su infección (6),al igual que en las
condiciones de hacinamiento predominante en los estratos socioeconómicos bajos.
Se describen 2 dos grupos antigénicos principales de
VSR, A y B, cada uno de ellos con varios
subgrupos cuyas desigualdades se basan en las diferencias de aminoácidos de las
glucoproteínas de superficie, fundamentalmente la proteína G que participa en
la unión al receptor celular y la proteína F o proteína de fusión que se
encarga del ingreso del virus a la célula y de la formación de los típicos sincitios
que caracterizan a esta infección (7-8), permitiendo el
inicio del período de incubación del VSR, el cual consta de cinco días con
replicación en la nasofaringe, para luego adentrarse hacia los pulmones a
través del epitelio respiratorio. Ya que, el organismo no logra crear una
completa protección contra esta infección, posterior al contacto con el virus
entre los cinco y quince primeros días es posible encontrar títulos adecuados
de IgM persistiendo por lo menos durante tres meses. Por otro lado, anticuerpos IgG específicos
anti-VSR pueden detectarse en la mayoría de los casos disminuyendo
significativamente un año después de la primoinfección, del mismo modo la
respuesta vía IgA sérica se manifiesta después de la elevación de las IgM e
IgG, y también como IgA libre en secreciones nasofaríngeas (9).
La mayoría de los niños hospitalizados
por esta clínica, son menores de 6 meses de edad (10), y otro grupo
que, además de la edad de riesgo,
poseen patologías asociadas que la
agravan como son: prematuridad, compromiso cardíaco o del sistema inmune,
Displasia Broncopulmonar (DBP) o
malformaciones tóracoabdominales (11). En Estados Unidos se
ha obtenido un promedio anual de 103.083 hospitalizaciones por VSR en
niños<1 año de edad (12).
En vista de que
la inmunidad contra el VRS no logra ser protectora y por la severidad del
cuadro clínico que produce el virus; en el año 1998, se implementa por primera
vez una terapia biológica perteneciente a la familia de los anticuerpos
monoclonales IgG1, llamada Palivizumab, los cuales se administran en dosis de 15 mg/kg, una vez
al mes en un período de cinco meses, para prevenir la infección severa del
tracto respiratorio inferior causada por el VSR en lactantes y niños con alto
riesgo para desarrollarla. Esta terapia fue aprobada inicialmente por la
Comisión Europea en 1999 y por la FDA
(Food and Drug Administration o Administración de Alimentos y Fármacos, por
sus siglas en inglés) Estadounidense en 1998 (13). Representa además esta terapia, la fusión de
un anticuerpo monoclonal murino específico contra el VSR y un anticuerpo
monoclonal humano no específico, compuesto por 95% de secuencias humanas y 5%
de secuencias murinas sin conservación de su porción inmunogénica, por lo que
no provoca la formación de anticuerpos antimurinos y debido a su parte variable
posee potente actividad neutralizante frente a las cepas A y B del VSR (14).
Lo anteriormente mencionado quedó
demostrado en un estudio IMpact-RSV
de fase III, multicéntrico, aleatorizado, efectuado a doble ciego y controlado
con placebo en Reino Unido y América del Norte, que incluyó a 2789 pacientes
prematuros y lactantes con DBP, obteniendo una tasa de hospitalización de 4.8%
en el grupo de Palivizumab en relación con el 10.6% en el grupo placebo; pudiendo
concluir que hubo una reducción del riesgo en un 55%, por lo que el beneficio
del Palivizumab fue significativo. Paralelamente, fueron aleatorizados 639
niños en el grupo de Palivizumab y 648 en el grupo placebo y luego de 150 días
de observación, el 9.7% de los niños tratados con placebo fueron hospitalizados
por una infección debida al VSR, en relación con el 5.3% del grupo que recibió Palivizumab;
es decir, que se presentó una disminución del riesgo de un 45%, comprobando su
eficacia y tolerancia en esta investigación (15).
El presente trabajo
estudió los niveles de IgG e IgM en lactantes tratados con Palivizumab, Tanto
los que recibieron tratamiento completo, como aquellos con tratamiento
incompleto. Se comparan los resultados en relación con las recomendaciones sobre la importancia de la administración de anticuerpos monoclonales
como terapia preventiva en los niños con alto riesgo de padecer infecciones
respiratorias severas (16)