El trauma en general es la principal
causa de morbimortalidad en los países industrializados. Mientras que el trauma
torácico representa probablemente el 25% de las muertes por lesiones, y se
estima que la tercera parte de estos casos ocurre en el lugar del suceso debido
a la gravedad de las injurias ocasionadas (1,2).
Aunque un alto porcentaje de pacientes
suelen presentarse con parámetros clínicos hemodinámicamente estables con
lesiones torácicas que se manejan definitivamente de forma no quirúrgica con colocación
de un tubo pleural. Sin embargo algunos
desarrollan progresión del proceso patológico y complicaciones agudas o
crónicas que requieren terapia quirúrgica (2,3).
Se conceptualiza como traumatismo torácico al
cuadro clínico agudo provocado por una causa externa y súbita que afecta a la
caja torácica, a su continente, o a ambos.
El traumatismo torácico es conocido y temido desde la antigí¼edad. Los reportes del manejo del trauma torácico
aparecen desde la antigí¼edad. En el Papiro de Smith (1600 a. c) hacen la
descripción de un tórax inestable y también de hemoptisis posterior a un evento
traumático. Crónicas similares son presentadas en la Ilíada (850 a.c) y por
Hipócrates en el siglo Quinto a.c.
Los traumatismos torácicos pueden tener una gama muy amplia de efectos
que van desde una equimosis y dolor local a la más grave insuficiencia respiratoria
(3).
Actualmenta los
traumatismos torácicos son los responsables directos de más del 25 al 30% de
las muertes traumáticas y contribuyen significativamente a otro
25 a 50% de las muertes relacionadas con
el trauma. Sin
embargo, más del 85% de los casos no requieren intervención quirúrgica, sino
medidas generales al alcance de los médicos de urgencias. Entre el 70-80% de los traumatismos torácicos graves presentan otras
lesiones asociadas severas y, por lo tanto, se trata de pacientes politraumatizados
(3). Por lo que,
al momento de su ingreso con traumatismo grave de tórax, el diagnóstico y tratamiento rápido y adecuado pueden marcar
la diferencia entre la vida y la muerte.
El Trauma torácico ocasiona la cuarta parte de las muertes en las
cuatro primeras décadas de la vida en los Estados Unidos (4). Es la
causa del 25% de las muertes traumáticas en América. Cerca del 50% de las muertes
por trauma tienen asociado el trauma torácico. En la Unidad de Trauma del Hospital
Dr. Domingo Luciani Venezuela, el trauma torácico represento una incidencia del 14.4% (5).
Los
mecanismos de lesión que se presentan en el trauma torácico son múltiples y específicos
de acuerdo al órgano afectado; pueden clasificarse en cerrados y penetrantes.
Esta distinción está basada principalmente en la presencia de una pared
torácica intacta (trauma cerrado) o de una alteración de la integridad de la
misma, produciendo, aun en forma transitoria, una comunicación entre el
contenido interno del tórax y el medio ambiente (trauma penetrante).
El
traumatismo penetrante habitualmente es el resultado de la aplicación directa y
abrupta de una fuerza mecánica sobre un área focal pequeña en la superficie
externa del tórax, por lo general con un proyectil o un arma blanca.
El
traumatismo cerrado de tórax es mucho más frecuente que el traumatismo
penetrante, representando cerca del 90% de todas las lesiones torácicas que se
producen en la vida civil. Las lesiones específicas asociadas con el
traumatismo cerrado de tórax resultan de la transferencia directa de energía
hacia la pared torácica y el contenido visceral, así como de la magnitud de la
desaceleración que las estructuras torácicas sufren en el momento del impacto (5).
Las
estrategias para su diagnóstico y abordaje terapéutico de la patología torácica traumática es
una de las actividades que se realizan de manera cotidiana en el servicio de
emergencia de cualquier hospital del mundo.
La
primera línea de investigación es una radiografía de tórax en el paciente que
ingresa con traumatismo, es esencial obtener una radiografía
de tórax lo más rápidamente posible. Aun cuando esta radiografía sea de poca
calidad, ya que su rol es crucial, debiendo
ser analizada minuciosamente en busca de lesiones Segunda línea de
investigaciones es el estudio tomografíco computarizado. La tomografía
computada de tórax (TC) es un método adecuado para evaluar
los espacios pleurales y el pulmón en el paciente traumatizado. La misma
permite el diagnóstico de pequeños hemotórax y neumotórax limitados.
Probablemente, el 10 al 20% de los neumotórax no se observen en
la radiografía inicial de tórax (6,7).
El
trauma torácico es, generalmente, de manejo médico, El resto de los
traumatismos, ya sean cerrados o penetrantes, requerirán una toracotomía (7,8,9).
El presente trabajo estudia los casos de trauma torácicos durante el períoda 2012-2016, que fueron atendidos en el hospital Dr Adolfo Pons.