Julio-Septiembre 2002 12
ISSN 1317-987X
 
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Medicina&Arte
 



Ana Teresa Torres
Espíritu indomable de la literatura venezolana

Un universo literario con nombre de mujer

Ana Teresa Torres, dueña de una mirada suspicaz y reflexiva, es una mujer sin poses. En principio, quisimos conocer las razones que la han impulsado, sin descanso, a darles vida a personajes desconocidos, recrear situaciones inimaginables y relacionar encuentros inesperados, sumergidos entre la realidad y la ficción. Aunque desconoce concretamente los motivos que la han hecho escritora, sospecha que puede ser una cualidad innata, desarrollada durante la infancia.

Y no en vano responde Torres a esta pregunta, pues ya en 1997 había escrito en un ensayo titulado Paisaje de novela, sobre la génesis de su escritura, la cual había sido influenciada por los cuentos infantiles y más tarde por la lectura de los grandes relatos de la literatura universal.

"Veo con bastante precisión a una niña, leyendo en su habitación, a la hora de una siesta que nunca cumplí, mientras a través de unas persianas de plástico verde se delata la luminosidad de la tarde caraqueña. Yo no leía entonces en la conciencia de que me iniciaba en la literatura, mi goce era mayor. Leía en la absoluta convicción de que los libros contenían el conocimiento del mundo" (*)

Para Torres su estilo narrativo se acerca a lo que ella denomina "cierto realismo", en algunos casos vinculado a la novela histórica, pero principalmente "a un tipo de narración generalmente verosímil, muy relacionada con lo que el escritor observa de la realidad en la que está inmerso, de la realidad que lo circunda", comenta.

El psicoanálisis, campo en el que se ha destacado como profesional, ha influido indudablemente en su producción literaria. Sin embargo, admite que su manera particular de ver el mundo ha sido, quizá, el incentivo principal para darle rienda suelta a su imaginación.

- ¿En sus obras existe alguna línea divisoria entre la realidad y la ficción o ambas están entrelazadasí
- Están entrelazadas, pues la realidad no existe, lo que existe es la mirada que uno tiene de la misma, es decir, lo que observas de esa realidad y la manera cómo entendemos lo que está ocurriendo. Pero, además, si fuera solamente una observación de lo que está pasando, no habría ficción. El trabajo del novelista es justamente saber cómo va tejiendo lo que sucede, de tal forma que un personaje diga, haga o le ocurran cosas que respondan a alguien a quien yo conocí o vi en algún momento. En ese sentido, es una tendencia realista, porque hay una base que me viene de lo que yo observo dentro de mi contexto y en mi mundo.

Según Torres no existen recetas a la hora de crear cuentos, novelas o relatos. "El escritor no debería escribir sino aquello que puede escribir", afirma sin querer incurrir en un juego de palabras. "Si yo tuviera unos escritores jóvenes dejaría que descubrieran cuál es su mundo narrativo, qué pueden ellos narrar, cuál es su lenguaje, porque allí es donde pueden dejar lo mejor", reflexiona.

Si hablar de tendencias literarias se trata, esta escritora está convencida de que las novelas, en la actualidad, reflejan un mundo falto de inocencia y fe, hecho que la lleva a pensar en el hiperrealismo, como el mejor calificativo para designar al género. "Hoy día las novelas no son exactamente realistas, sino más bien desnudas, incluso podríamos decir que hasta hiperrrealistas, las cuales llegan a describir situaciones en las que el lector siente, por ejemplo, la soledad de un personaje en un apartamento, calentándose una sopa en lata. Es decir, la idea de este tipo de novelas es lograr que el detalle te golpee o te toque".

En el recorrido de una carrera como la del novelista son muchos los retos que un escritor debe afrontar, desde atrapar la atención de sus lectores, hasta adquirir mayores destrezas narrativas. Torres confiesa que uno de los aspectos que más ha madurado desde que comenzó a publicar sus cuentos y novelas ha sido precisamente la técnica. "El universo narrativo de un escritor no cambia mucho. Cuando adquieres más oficio te das cuenta de la cantidad de palabras que te sobran en los textos, o la posibilidad de relacionar a los personajes y de hacer que no se vean lo que yo llamo las costuras. Creo que he mejorado esa parte formal de la escritura".

(*) CENTENO, Israel: Poética de la novela. Editorial Memorias de Altagracia. Caracas, Venezuela.1997.

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NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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