Cirugía de cabeza y cuello
Manejo inicial de los traumatismos faciales penetrantes
Métodos
Se procedió a un estudio descriptivo, cuantitativo y
transversal, de doce pacientes con diagnóstico de heridas faciales penetrantes evaluados
inicialmente a través de la Cátedra Servicio de Otorrinolaringología del Hospital
Universitario de Caracas y otros centros asistenciales donde laboran los
autores, desde enero del 2010 hasta
diciembre del 2020.
Los pacientes fueron diagnosticados,
seleccionados y tratados inicialmente de acuerdo a los signos y síntomas. La
resucitación inicial se apoyó en los protocolos estandarizados. Se
identificaron las zonas faciales comprometidas de acuerdo a la ubicación
anatómica por regiones de entrada y trayectoria del mecanismo lesivo. La
evaluación incluyo los sistemas respiratorio, vascular, digestivo y
neurológico. El compromiso del estado de conciencia y la probable existencia de
daño neurológico por lesión cerebral fue constatado a través de la Escala de
Glasgow (2). Se dividieron en dos grupos distintos.
Grupo
A, pacientes con heridas severas
que comprometen la vida, e interfieren con las funciones fisiológicas vitales. Se asocian con compromiso
de la vía aérea o de la ventilación, hemorragias o shock. Fueron sometidos a
intervención quirúrgica inmediata para asegurar la vía aérea y detener las
hemorragias. El tratamiento operatorio de acuerdo al caso, incluyo
entubación traqueal por vía oral o traqueostomía, seguido de maniobras
hemostáticas como taponamiento nasal o exploración a través de
incisiones transfaciales o cavidades anatómicas, para ligadura de los
vasos sangrantes y reparación de tejidos seccionados.
Grupo
B, pacientes admitidos para
observación por la ausencia de hallazgos clínicos que comprometan la vida de
manera inmediata. Se acompañaron de estudios imagenológicos y endoscópicos de
acuerdo a las regiones comprometidas y a la sintomatología. De esta manera se
seleccionaron los casos que requirieron
cirugía definitiva en un segundo tiempo a cargo de otros servicios.
Se analizaron los pacientes de acuerdo al sexo,
edad, mecanismo de producción de la herida,
zonas anatómicas comprometidas según el sitio de entrada del mecanismo
lesivo y su trayectoria, presentación clínica y
estudios paraclínicos, procedimientos ejecutados y hallazgos operatorios,
complicaciones y mortalidad. Las distintas frecuencias fueron expresadas en
número y porcentaje. Se calculó la media de la edad.
Las zonas anatómicas faciales fueron divididas en
mediofaciales y mandibulares. La primera
incluyó la región nasogeniana y las fosas nasales. La segunda estuvo integrada por las regiones
mentoniana y parotídea (1,8,9). En cuanto a los mecanismos de producción de las
heridas se separaron en arma blanca o de fuego. Si la velocidad de los
proyectiles percutidos por el armamento viajan a velocidades inferiores a 609,5
m/ seg fueron reconocidos como de baja velocidad (11).
Las complicaciones asociadas al traumatismo
se clasificaron en infecciosas y neurológicas. Las primeras requirieron drenaje
del material purulento o desbridamiento de las áreas necróticas, y tomas de muestras para cultivo bacteriano o
estudio histológico. Las segundas fueron identificadas al examen físico o
estudios endoscópicos.
Dos tercios de la serie se ubicó en el grupo A, el
último tercio integro el grupo B. |