Las
alteraciones de la glucemia se consideran como un período en que el organismo
cursa con cifras elevadas de glucemia, sin llegar a ser tan altas como las que
se requieren para que se considere diabetes mellitus tipo 2 (DM2). La etiología
de la DM2 corresponde a: trastornos metabólicos heterogéneos, factores de
riesgo y susceptibilidad genética.
(1)
De
acuerdo con la Asociación Americana de Diabetes (ADA, por sus siglas en
ingles), las alteraciones en la glucemia, incluyen dos trastornos de la glucosa
conocidas como disglucemias, los cuales, son: glucemia en ayunas alterada (GAA)
e intolerancia a la glucosa (IG)(2).
Las
personas que presentan GAA e IG o ambos simultáneamente tienen un alto riesgo
de desarrollar DM2 y enfermedad cardiovascular. Los valores de glucemia
propuestos para su identificación, han sido discutidos durante varios años, el
último reporte de la ADA indica que para que se considere GAA se deben encontrar valores entre 100 a
125 mg/dl (5,6 a 6,9 mmol/l). Valores inferiores a 100 mg/dl se consideran
normales.(2,3)
El tiempo
que transcurre entre el inicio de la prediabetes y la aparición de la
enfermedad diabética es variable(4), ya que está ligada
directamente a su historia natural, y se estima que tiene una duración de siete
a diez años(5). Del total de la población prediabética existente hasta un 70% evolucionará
a DM2, y eventualmente presentará
complicaciones visuales, renales, nerviosas, cardiacas y de los vasos
sanguíneos; mientras que una tercera parte no lo hará, e inclusive, otro grupo
podría revertir a valores normales de glucemia. (5,6)
En la
actualidad hay un incremento acelerado y alarmante de la DM2 en adolescentes,
lo que ha determinado que se considere una verdadera epidemia (7).
El aumento de la incidencia de la DM2 en jóvenes se ha confirmado tanto en
países desarrollados, como en vías de desarrollo (8).
El
incremento de la prevalencia de GAA y DM2 en la adolescencia en las últimas
décadas, está correlacionado a una serie de factores de riesgo como la obesidad
visceral, estilo de vida, historia familiar de DM2, hipertensión arterial,
dislipidemia, síndrome de ovario poliquísticos, grupo étnico, estados de
insulinorresistencia y factores perinatales (9).
Se
estima que para el año 2025, la cifra de diabéticos en América ascenderá a 64 millones (10). Por
esta razón es importante destacar que la diabetes es una enfermedad crónica y
degenerativa, una vez desarrollada, solo se puede tratar para evitar o retrasar
sus complicaciones. La DM2 representa un
fuerte golpe para la economía del sector salud de cualquier país (4) y
Venezuela no es la excepción, ahora más que la DM2, ha aumentado de forma
significativa en la población joven. Debido a la situación demográfica actual
del país, el día de mañana se tendrá una población envejecida y con múltiples
complicaciones y una alta tasa de mortalidad atribuida a la diabetes, que ya se
ubica entre las primeras causas de mortalidad (11).
Las
medidas para controlar la Pre-Diabetes, incluyen cambios de estilo de vida como
la actividad física, alimentación balanceada, manejo del estrés, cese de
hábitos tabáquicos y alcohólicos; pruebas de seguimiento, y de requerirse
manejo farmacológico para el control adecuado, a fin de brindar una mejor
calidad de vida, que conduzca en lo posible a evitar la progresión de la
enfermedad.
Dada
la tendencia actual del aumento progresivo en los adolescentes, de las diversas
alteraciones en el metabolismo de la glucosa, conocidas hoy día como
pre-diabetes, es necesario la identificación de factores de riesgo y el empleo
de medios de despistaje y de diagnóstico de aplicación masiva.
Es por ello que se diseñó el presente
estudio para determinar la
frecuencia de presentación de GAA en un grupo de adolescentes, conocer el rango de edad y sexo más afectado, y enumerar los
principales factores de riesgo hallados en los participantes. Identificar esta condición en adolescentes de
nuestra comunidad es importante, para promocionar estrategias de intervención
sobre los factores de riesgo modificables (como cambios en el estilo de vida,
alimentación saludable, y práctica de ejercicio) desde temprana edad, con el
objeto de formar hábitos y conductas que permanezcan en el tiempo, como medidas
de prevención de la diabetes.