Inmunología
Beneficios y ventajas de la terapia antiretroviral altamente activa (HAART). Otras alternativas
La triterapia
Los años 1995 y
1996 marcaron un viraje espectacular, tanto en el conocimiento como en la
terapéutica de la infección por el VIH. El conocimiento profundo
del ciclo de replicación del VIH ha permitido, a pesar de su complejidad,
obtener numerosos blancos potenciales a los agentes terapéuticos. Este
virus se replica constantemente a lo largo de la infección, lo que
constituye a la vez su fuerza y su debilidad. Esta característica permitiría,
teóricamente, la utilización de antivirales desde el inicio
de la infección, situación que uno puede imaginar sobre unas
infecciones latentes, excepto actuar directamente sobre los genomas virales.
La consecuencia es que es posible elaborar unas aproximaciones clásicas
utilizadas en la farmacología tomando en cuenta esta dualidad blanco-moléculas
para meter a punto diversos antiretrovirales. Una dualidad que implica que
unos fragmentos virales o celulares correctamente escogidos, con mecanismos
de acción bien establecidos, pueden representar unos blancos particularmente
interesantes de moléculas antiretrovirales. Así, la mayor parte
de los medicamentos utilizados para tratar la infección por el VIH
son, a la hora actual, directamente orientados contra dos proteínas
enzimáticas del VIH: la transcriptasa inversa (ver figura 1) y la proteasa
(ver figura 2).
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