Si quieres poder soportar la vida, debes
estar dispuesto a aceptar la muerte.
Sigmund Freud.(1856-1939)
La
muerte ha sido tema de interés para diversas disciplinas científicas, grupos
sociales y líderes religiosos, representando un campo complejo y
multidimensional: histórico, político, social, cultural, psicológico,
antropológico y científico técnico (1). Las transformaciones que a través de los años se
han presentado en las sociedades hasta la modernidad, han influido en las
relaciones humanas, las cuales tienden a hacerse cada vez más impersonales. No
escapa a esta realidad la asistencia médica y el entorno hospitalario donde se
forma el estudiante de medicina. Sin
embargo, al médico se le prepara para considerar mucho más los aspectos
biológicos, que el hecho psicológico o lo espiritual de las personas. La muerte es un proceso natural y uno de los rasgos culturales, junto
con el de la construcción de la vida, más importantes del hombre (2).
La forma como sea percibido el sentido de la vida y el fenómeno de la muerte
influyen también en cómo se vivencia esta experiencia. La actitud que se adopta
ante el hecho cierto, que toda persona ha de morir determina en parte cómo se
vive (3). Un obstáculo para la vida sería propiamente la actitud de
quien se niega a admitir la naturalidad de estos hechos constitutivos de la
finitud de la vida, esta negación de la propia realidad, puede llegar a ser
causa de deshumanización y de frustración vital (4). Ante el hecho común en las relaciones
interpersonales de la práctica médica, de estar frente al sufrimiento y la
muerte, hay muchos imperativos éticos, aspectos psicológicos y socioculturales
en juego. En medio de estas reflexiones resalta la importancia de incorporar la
subjetividad de los profesionales de la salud, el estudiante y el paciente, el
valor y el alcance de la práctica como ciencia, como arte, como profesión y
como un quehacer filosófico, desde la formación universitaria (5). Frente al diagnóstico de enfermedad terminal y la muerte, suelen darse
conductas que van entre la negación, el abandono y el encarnizamiento
terapéutico, traduciéndose esta última actitud, en una acción de intervención
terapéutica agresiva, que significa aumento del dolor y costos materiales y
emocionales. Es lo que Bonet (6) define como "la deshumanización de
la muerte en los hospitales". Sánchez-Torres(7) describe que "...ante
la muerte solemos asumir una actitud ambivalente: por un lado, queremos
ignorarla, y por el otro nos mostramos preocupados por ella". Por su lado, Callahan(8)
considera como alta calidad en cuanto a la atención del paciente terminal, proporcionar
a cada uno de ellos algo más que un nivel mínimo adecuado de cuidado dando a
cada uno, un muy buen cuidado. Pero a medida que avanza el progreso médico el
standard de lo que se considera cuidado de calidad, continúa elevándose, y
quizás no siempre el médico estaría dispuesto a ello, sobre todo si desconoce
el manejo de un paciente terminal. Esto aumenta la incertidumbre del grupo
familiar, quienes se sienten dejados de lado, sin ningún tipo de soporte moral
y afectivo (9).b) Abram Rosenblatt found that when people
reminded of their mortality they react more harshly toward moral transgressors
and become more favorably disposed toward those who uphold their values. Abram Rosenblatt (10)
encontró que cuando la gente piensa en su
mortalidad reaccionan con más dureza a los transgresores morales y tienen una
actitud más favorable hacia aquellos que defienden sus valores. A través de la historia, se han dado múltiples significaciones a la
muerte y ha sido vinculada al inicio mismo de las religiones, con elementos
comunes, pero que son interpretados de forma diferente (11). Siendo
el tema de la muerte uno de los más difíciles de tratar en Medicina y la vida
cotidiana, los médicos se ven obligados por su ocupación a estar más en
contacto con ella, pero su formación puede ser insuficiente. Sabemos que la
muerte es la desaparición del propio yo, y nos causa pánico el solo pensarla o
intuirla (12), y requiere para su comprensión y abordaje, considerar
muchos más aspectos que solo lo biomédico. Pepe Rodríguez (13)
destaca que "cuando la muerte, en cualquier contexto cultural o histórico, pasa
a formar parte de alguna rutina cotidiana, ya no golpea, inmuta ni escandaliza,
se integra como algo "natural" y sólo deja de verse así cuando las
circunstancias han cambiado completamente". Bretas y col (14) en
Brasil, hicieron entrevistas parcialmente estructuradas a 15 cursantes del
sexto y séptimo semestre de enfermería, acerca de la preparación ante la
muerte. Encontraron dificultades con relación al proceso muerte-morir en los
pacientes asistidos y para enfrentarse con sentimientos como la ansiedad, culpa
e impotencia, causados por la experiencia frente a la muerte. Además,
evidenciaron problemas de relación y comunicación con los familiares,
ofreciendo cuidados eminentemente técnicos y burocráticos. Esto último también
lo afirman Gala y col (15) en una revisión conceptual que realizaron
del tema en el 2002. Igualmente,
en un estudio de tipo descriptivo correlacional realizado por Maza y col (16), en 157 profesionales de enfermería de dos hospitales de Concepción, Chile,
se analizó la actitud de los profesionales de enfermería ante la muerte de
pacientes, relacionándola con factores que la condicionan. Los autores destacan
como resultados que la edad, la preparación de pregrado acerca del tema, la
edad de su primer contacto con la muerte y los años de experiencia profesional
influyen en su actitud.
En este orden de ideas, una encuesta telefónica fue hecha a
estudiantes, profesores y residentes de diferentes centros médicos de Boston,
para conocer el grado de educación médica de los cuidados en el final de la
vida e identificar oportunidades para mejorarla. Concluyen que los estudiantes
y residentes de los EEUU no se sienten preparados para proveer un buen cuidado
para la muerte de sus pacientes terminales. (17) En
Venezuela, en la Universidad de los Andes, Mazzari1,
Wong, López y Rivas (18) realizaron una investigación en Residentes
y estudiantes de medicina encontrando que 48% respondieron estar de acuerdo en
facilitar la muerte sin sufrimiento a enfermos terminales, 89% de los
encuestados se mostró a favor de la legalización de la eutanasia y 73.5% estuvo
a favor de la eutanasia activa. Es por ello que se planteó
esta investigación, para explorar algunas consideraciones respecto a la muerte
y necesidades de formación en el tema, en estudiantes de medicina del último
año de la carrera en la Universidad de Carabobo, sede Valencia. ¿Cómo
asumen los estudiantes de medicina estas experienciasí ¿Cuáles
son las significaciones de la muerte, las vivencias familiares del término y
las creencias religiosasí También se indagó sobre cómo
consideran su preparación frente a la
muerte, si conocen el significado de la palabra eutanasia, y si estarían
dispuestos a aplicarla, aún cuando no es el tema principal a abordar en la
presente investigación.