La introducción del catéter venoso central (CVC) se
remonta al año 1952, cuando Aubaniac(1), describe los primeros accesos
vasculares en soldados heridos durante la guerra, Esto significó un gran
avance en la medicina moderna y ha llevado a su uso generalizado. Actualmente se
ha convertido en una herramienta terapéutica por su amplia gama de indicaciones, la cateterización de venas
de alto flujo es un procedimiento ya rutinario y de uso cada vez más frecuente
en hospitales, especialmente con el advenimiento de las unidades de
cuidados intensivos (UCI) y de quimioterapia oncológica. Se define la instalación o cateterización venosa
central como la inserción de un catéter biocompatible, a través de la punción de una vena de alto calibre y flujo dentro del espacio intravascular intravenoso, con el
fin de administrar fluidos, fármacos, nutrición parenteral, determinar
constantes fisiológicas y/o realizar pruebas diagnósticas. (1, 2). La
instalación de CVC es un procedimiento invasivo y como tal, no exento de potenciales
complicaciones que pueden ocurrir en el 2 a 15% de los casos (1).
Estás pueden ser menores y producir sólo inconvenientes, como retardo en el
inicio de terapias específicas para lo cual se requiere el CVC, y hasta
complicaciones mayores que pongan en riesgo la vida del paciente (2,3).
Por estas razones se continúan
buscando y aplicando nuevos métodos que permitan prevenir, diagnosticar y
tratar las complicaciones relacionadas con su colocación.
Para
manejar el riesgo de complicaciones de un procedimiento de cateterización
determinado, desde el punto de vista operativo se puede sistematizar los
siguientes factores, como lo
son: la indicación para la colocación de un CVC, la selección del sitio, y la
técnica de inserción. Para la colocación de un CVC se pueden establecer diferentes
factores; los factores dependientes del
operador, los factores dependientes del paciente y los factores dependientes del tipo de catéter a usar y que en
mayor o menor medida determinan el riesgo de
una complicación en particular y pueden incidir en su prevención (1, 2, 3),
(Tabla 1).
Es de
conocimiento general que la inserción de accesos venosos centrales y de líneas
arteriales implica un riesgo reconocido de complicaciones mecánicas o técnicas
(neumotórax, trombosis venosa, fístulas arteriovenosas, entre otras.) e infecciosas
locales o sistémicas.
Tabla 1: Factores que inciden en las
complicaciones mecánicas en CVC.
Se
revisarán las complicaciones mecánicas más frecuentes o que revisten mayor
gravedad en relación a los accesos venosos centrales y que están generalmente relacionadas con la inserción del
catéter y, según su gravedad, se clasifican en mayores o menores. Son complicaciones
mayores, las que ponen en riesgo la vida del paciente; el neumotórax, el
hidrotórax, el quilotórax, el hemotórax, la fístula arteriovenosa, el desgarro
de la vena, la punción carotídea.
El neumotórax es una complicación frecuente de
la inserción de un CVC, con una incidencia estimada
de 1,5-3,1% para el acceso venoso subclavio (4,5). Es raro en la cateterización de la vena yugular interna, pero
también ocurre <0.1 a 0.2%,
especialmente con punciones anteriores bajas o posteriores. Consiste en la presencia de aire en la cavidad
pleural; entre el pulmón y la
pared torácica (6,7) y es causado por la punción accidental de la
pleura con pérdida de su integridad dejando comunicados, a través de la vía aérea, la atmósfera con el espacio pleural
con el subsecuente paso de aire de la atmósfera hacia la cavidad pleural de menor presión. Puede ser
causado por la aguja, la guía, el dilatador o el catéter usados para el acceso yugular o subclavio. Su diagnóstico
es a menudo tardío por lo que el operador debe estar atento. Cuando es pequeño,
asintomático, a menudo puede no requerir tratamiento y se resuelve en forma
espontánea, pero también se puede presentar como una emergencia y debe ser
sospechado, diagnosticado y tratado prontamente (7).
La embolia aérea es difícil de determinar, su incidencia real está relacionada a CVC, pues la mayoría de las veces cursa en forma
subclínica, sin resultar en
repercusiones severas y por lo tanto no es notificado. No obstante, la instalación o retiro de un CVC puede hacer que pequeñas
cantidades de aire entren a la circulación
venosa por lo que, de un punto de vista operativo,
este procedimiento se considera con riesgo relativo alto, con una incidencia
mayor al 25% (7,8,9). La entrada o la aspiración significativa de cantidades de aire a la circulación
venosa a través del orificio
producido por el dilatador, cuando la presión intratorácica llega a ser menor que la atmosférica, por ejemplo, si
el paciente tose, llora, ríe, o inspira
profundo, el cambio en la presión intratorácica genera un
aspirado de 10 a 15 cc de aire resultando en embolia aérea (9).
La punción o cateterización arterial, la
incidencia de punción de la arteria carótida para acceso yugular varía entre un
1.9 a 9.4% (9,10) y en general para punciones arteriales son más
frecuentes en el acceso yugular que el subclavio 3% vs 0.5% (11), con
mayor frecuencia se puede observar en operadores con poca experiencia y en
pacientes pediátricos. Las consecuencias de lesiones arteriales van desde
hematomas, hemotórax, tamponamiento cardiaco y fístula arterio-venosa. Puede haber
hemorragia retroperitoneal, e isquemia de extremidades estos últimos para
accesos centrales por vía femoral.
La mal posición de CVC, es cuando el catéter está en el sistema venoso
pero la punta del catéter no está en la aurícula derecha, en la
vena cava superior o inferior; o cuando el catéter está fuera del sistema venoso, doblado o si el tercio distal del catéter no
va paralelo a la pared de la vena. La incidencia va de 5% para acceso
yugular a 9% para acceso subclavio (12). Los catéteres subclavios
pueden ubicarse en la vena yugular interna ipsi-lateral o en la subclavia
contra-lateral. Los catéteres yugulares pueden seguir el curso de las subclavias
y también de la yugular del lado opuesto.
Aparte de las complicaciones descritas se puede producir:
extravasación de fármacos con daño tisular local, derrames pleurales
(Hidrotórax) por catéteres extravasculares intratorácicos, fractura de catéter,
fractura de guía en la colocación (12).