Aunque
se reportan con alguna frecuencia
publicaciones médicas de entre 10 y 15 casos de cuerpos extraños intratorácicos y casos de
empalamiento por año (6). Se
entiende como herida por empalamiento a toda herida penetrante
causada por un objeto inciso-punzante, de forma
que el objeto vulnerante queda incorporado en el cuerpo del sujeto (7).
Existe una clasificación para la presencia de cuerpos
extraños intratorácico pulmonar, de acuerdo a la forma en que se producen. Lo
más frecuentes son a consecuencia de iatrogenia, de accidentes laboraleso de tránsito, de heridas auto infligidas con ánimo suicida. Resulta habitual dejarlos in situ, sobre todo cuando se deben a proyectiles de arma de fuego y
los fragmentos son pequeños. Esporádicamente se reportan casos de empalamiento
en el tórax, de forma excepcional por objetos no metálicos, como plásticos,
cristal, y madera.
La
mayoría de los plásticos y los objetos de madera (7,8), son radiotransparentes y relativamente bien
tolerados por el organismo, por lo que resulta un problema diagnóstico que
puede sorprendernos por su pobre manifestación radiológica (8). Sin embargo, la madera y especialmente el bambú tienen
algunas características que permiten evidenciarlos cuando se realiza una
tomografía computarizada (7,8,9).
El
reporte de este caso resulta particular por un grupo de circunstancias: en
primer lugar, se debe recalcar
que se trata de un paciente preescolar de dos años de edad y que es muy infrecuente que
nos aporte información con la historia clínica, por lo que la relación de su
entorno cobra mucha importancia, en segundo lugar la falta
del dato
anamnésico (antecedente
traumático) o no recordar el
momento de la entrada del objeto aportado por sus familiares, presentándose con síntomas respiratorios
inespecíficos que condujeron a la realización de exámenes imagenológicos y por último tenemos un
empalamiento oculto pues el fragmento de crayón de madera estaba enclavado entre
la pared torácica y el pulmón, lo cual es poco
frecuente.
Los cuerpos extraños intratorácicos o intra pulmonares en los niños,
cualquiera sea la causa que los produce, constituye
una verdadera emergencia con alto riesgo de mortalidad o morbilidad. Los CEIT cuando
son causados por un fragmento vegetal en este caso madera y queda alojado en el
tejido pulmonar, tienden a presentar episodios de neumonías que conducirán a
una lesión parenquimatosa del tipo bronquiectasias, quizás esté en relación con el tiempo de estancia intrapulmonar
del objeto o de los materiales en su composición. En cualquier forma, podría
complicar potencialmente la evolución pues existe la posibilidad teórica de que
los fragmentos migren en direcciones diferentes, complicando los procedimientos
de extracción e incrementando la posibilidad de complicaciones. La presencia de
un CEIT podría desatar reacciones inflamatorias alrededor del objeto, que incluso
contribuyeran a confinar su migración (10).
Cuando hacemos una revisión de la literatura
encontramos Weissberg y cols citado por González (1), en una
revisión de la experiencia por más de 30 años en su centro, presentan 22 casos
de cuerpos extraños pleurales y en pared torácica, de los cuales sólo 5,
corresponden a casos secundarios a traumatismos.
Por otra parte, se ha documentado el caso de un
paciente japonés con traumatismo torácico penetrante en el que no se presentó
sintomatología dependiente del CEIT, en la fase aguda, sin embargo
cuarenticinco años después ingresa por tos productiva y pérdida de peso,
demostrando los estudios de imágenes la presencia de fragmentos metálicos en el
lóbulo superior derecho y desapareciendo la sintomatología tras la resección
del segmento afectado (12).
La identificación de objetos afilados que han entrado por vía transcutánea al pulmón es más bien rara. En 1998 (13), se describió en
la India el caso de un niño que después de una
caída aparentemente insignificante se introdujo un lápiz en la caja torácica, que fue identificado tiempo después por tomografía y eficazmente removido
quirúrgicamente.
En nuestro caso se recoge en la historia médica de
la paciente dada por su progenitora una caída aparentemente desestimable, y los episodios de síntomas
respiratorios inespecíficos, en vista de la reagudización de los síntomas
respiratorio y los hallazgo en los estudios de imágenes con mayor énfasis en la
tomografía de la posibilidad de un cuerpo extraño intratorácico pulmonar, se
procede a realizar la intervención quirúrgica teniéndose como hallazgo la
presencia de un crayón de madera en la cavidad torácica el cual fue removido
sin complicaciones.
Afortunadamente estas eventualidades parecen no ser muy frecuentes, pues a pesar de estar
descritas en la literatura
revisada.
Conclusión
Los cuerpos extraños intratorácicos o intra
pulmonares en los niños independientemente de la causa que los produce,
constituyen una patología que es
muy infrecuente como lo demuestra la literatura, por lo que estos casos
representan una verdadero un reto para su manejo y requieren de personal
quirúrgico especializado debido a su
alto riesgo de mortalidad o morbilidad debido a la cercanía de los cuerpos extraños a órganos vitales
contenidos en la caja torácica.