El tipo más frecuente en
nuestra investigación fue el tipo C con un 52% a diferencia del trabajo de
Nivatvongs en 1983(4) y Cogorno en 1984(5) donde el
tipo más común fue el tipo A y el menos
común el tipo C.
Con respecto en la distribución
del sexo y el tipo de nalgas encontramos diferencias con respecto a la
literatura evidenciando que en las mujeres el tipo más común fue el C (72,97%)
a diferencia de Nivatvongs en 1983 y Cogorno en 1984 donde el más común fue el tipo A en ambos.
Resultados que coinciden con la descripción anatómica de que en las mujeres el
ano se encuentra más anterior que en los hombres.
En lo que respecta a los hombres encontramos que el tipo más común
fue el tipo B (44,74%) resultados que coinciden con la literatura
publicada internacional de Nivatvongs en 1983 y nacional de Cogorno en 1984.
Los resultados obtenidos
en nuestra investigación difieren a los obtenidos en los estudios publicados (4,5)
Un resultado que llama la
atención es con respecto al tipo A que en nuestra muestra fue el menos común y
no estuvo presente en las mujeres a diferencia de lo encontrado en las
publicaciones donde este es el tipo más
común en las mismas.
Los resultados obtenidos
fueron basados en medidas objetivas tomando en cuenta la distancia en
centímetros entre el ano y el cóccix y el mismo y el introito vaginal y escroto
según el sexo, parámetros indicados por
los autores para poder clasificar cualquiera de los tres tipos.
Con respecto a la
evaluación del tacto rectal encontramos que el mayor inconveniente se presenta
en el tipo B no así en el tipo A y C. sin embargo para la anoscopia si hay una
diferencia con respecto al tipo C ya que por el ángulo que es más agudo el
examinador tiene que variar su posición para el examen completo.