Acumulado Enero - Diciembre 2023 (93 - 96) 93
ISSN 1317-987X
 
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Parasitología
Infestación por Strongyloides stercoralis en una paciente inmunosuprimida, hallazgo de hembra adulta en heces.

Discusión

Según Craig y Faust, 1983, las hembras parásitas de S. stercoralis son delicados gusanos filiformes translucidos que miden aproximadamente 2,2 mm. de longitud y de 20 a 74 micras de diámetro. El esófago cilíndrico, abarca la tercera parte o las tres quintas partes anteriores del cuerpo. El extremo caudal es puntiagudo, y el ano esta situado sobre la línea media ventral, delante y a corta distancia del extremo caudal. Los dos úteros, con sus oviductos y ovarios, se extienden en ángulo recto a partir de la vulva, que es corta, uno hacia delante y el otro hacia atrás. La observación microscópica de los ejemplares encontrados nos permitió visualizar claramente elementos importantes del parásito, tales como esófago filariforme, útero, ovarios, vulva y ano. El hallazgo de huevos característicos de la misma especie a su alrededor, aseguran aún más, la presencia de S. stercoralis. Lamentablemente, la inexistencia de una biopsia del intestino delgado, no nos permite efectuar mayores conclusiones en relación a los hallazgos anatomopatológicos o trastornos de la mucosa intestinal que pudieron permitir la liberación de hembras de S. stercoralis a la luz del intestino delgado, ya que es importante recordar, ésta forma evolutiva se ubica en los túneles que ellas mismas forman en la submucosa del duodeno, yeyuno e íleon. Otro dato importante relacionado a la condición de la paciente, es la existencia de una duodenitis severa durante la Videoesofagastroduodenoscopia, la cual puede ser atribuida a la Estrongiloidiasis. Según Ruano et al. 2005, las hembras parásitas habitualmente no se encuentran en heces, solamente se pueden visualizar en infecciones graves y aunque en esta ocasión no condujo a la muerte del paciente, si puediesemos considerarlo como un caso de enteritis invasiva por S. stercoralis. También es importante tomar en cuenta que, según el número de larvas encontradas al examen microscópico con SSF, se puede clasificar el grado de infestación que presentaba la paciente, como moderado: 5-20 larvas/mg heces (Guevara, 1996); grado bastante considerable si recordamos que para el momento de la revisión de la muestra, la paciente estaba bajo tratamiento antihelmíntico con Albendazol. Marchesan et al. 2001, reportan el caso de un paciente que estando bajo terapia con corticoesteroides, presentó abdomen agudo obstructivo, sepsis y posteriormente murió, siendo diagnosticado como una enteritis invasiva por S. stercoralis mediante examen histopatológico. En este caso es importante destacar que a pesar de las complicaciones de la paciente (Gastritis por H. pylori, infección con Citomegalovirus y Estrongiloidiasis) el tratamiento general recibido permitió la remisión de los síntomas y su egreso del hospital, a pesar del mal pronóstico que representa la presencia de éste parásito, en un paciente inmunosuprimido. Debe enfatizarse la importancia de aplicar el medicamento correcto y la dosis necesaria del antihelmíntico en este tipo de pacientes, pues la droga colocada en inicio (Albendazol) no es efectiva para estos casos, quedando demostrado con la existencia de larvas de S. stercoralis en el examen fecal realizado 6 días después. Una vez iniciado el tratamiento con Ivermectina, la paciente mejoró y fue dada de alta, quedando pendientes evaluaciones clínicas y de laboratorio posteriores, para asegurar la cura clínica y parasitológica de la paciente. Se puede inferir que la paciente adquirió la infección por S. stercoralis, posteriormente al transplante; pues ella no mostraba síntomas clínicos relacionados a la parasitosis, ni presentó eosinofília en la hematología pre-operatoria, por lo que es difícil que para dicho momento estuviese infectada. Además, por lo agudo del cuadro que presentó al momento de la hospitalización, podemos asumir que se infectó después del transplante, aproximadamente un mes antes de la aparición de los síntomas. Todo ello tomando en consideración, que el ciclo evolutivo dura como mínimo 17 días, para que las hembras estén instaladas en la mucosa intestinal (Kozubsky y Archelli, 2004). Por otro lado, se presume que para el momento de la infección, la respuesta celular de la paciente era relativamente buena, pues llegó a presentar eosinofília moderada a pesar del tratamiento inmunosupresor; lo cual se confirmó con la presencia de cristales de Charcot-Leyden en las heces. Estos cristales se consideran producto de la polimerización de la lisofosfolipasa que está presente en los gránulos de los eosinófilos y basófilos; dichos cristales indican eosinofília, con frecuencia resultado del parasitismo tisular por larvas y huevos de helmintos (Rodríguez Toro, 2004). Se descarta la posibilidad de contaminación de la muestra fecal con adultos de otra especie o adultos de vida libre de S. stercoralis porque, en primer lugar, la muestra fue obtenida dentro de su misma habitación al estar hospitalizada, sin posibilidades de contaminación con arena y además, porque el tamaño del adulto recuperado (aprox. 2mm) es mayor que el tamaño de los adultos de vida libre de ésta especie que alcanzan como máximo 1mm y tienen esófago tipo rabditoide. Aunque las diversas complicaciones producidas por S. stercoralis están muy bien documentadas y existen en la literatura abundantes reportes de casos de hiperinfección e infección masiva en pacientes VIH-SIDA, transplantados, inmunosuprimidos, desnutridos, alcohólicos, ancianos y mujeres embarazadas (Caripidis et al., 2001, Mercado et al., 2001, Sauca et al., 2005, Dovigny et al., 2006, Patel et al., 2008); no ocurre lo mismo con la presentación de casos donde el paciente haya expulsado adultos hembras en forma espontánea en sus heces. No encontramos evidencias de reportes de este hallazgo en nuestro país, así como tampoco en la web en artículos relacionados al parásito. Sin embargo, la claridad con la que fueron observados los órganos internos del parásito (principalmente el esófago filariforme), el tamaño del mismo y las condiciones de la paciente, nos permiten asegurar que se trataba de ejemplares adultas de S. stercoralis. Como conclusión es importante destacar la posibilidad de hallazgo de formas adultas partenogenéticas de S. stercoralis en heces humanas, aunque sea un hallazgo bastante inusual. Así como la importancia de descartar la infección por este parásito, antes de iniciar cualquier terapia inmunosupresora, especialmente en pacientes de áreas endémicas o de riesgo, aún cuando los pacientes las hayan abandonado hace mucho tiempo. También es imperativo recordar, que deben realizarse estudios parasitológicos como control post-tratamiento, durante un periodo de 3 a 7 meses.




Continua: Referencias

Infestación por Strongyloides stercoralis en una paciente inmunosuprimida, hallazgo de hembra adulta en heces.
Introducción
Descripción del Caso Clínico
Discusión
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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