Acumulado Enero - Diciembre 2023 (93 - 96) 93
ISSN 1317-987X
 
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Micología
Características de las Conidias de Paracoccidioides brasiliensis

Generalidades sobre las conidias de P. brasiliensis

Estas estructuras fueron observadas en aislamientos colombianos por Restrepo en 1970 (21), al realizar un estudio encaminado a determinar el crecimiento de la fase miceliar de P. brasiliensis en tierras; en aquel momento se anotó su semejanza con las artroconidias intercalares y laterales, producidas por otros mohos patógenos como Coccidioides immitis (21,22). Posteriormente, se describieron con más detalle las características de tales propágulos de P. brasiliensis (23). No fue posible, sin embargo, producirlas en buen número por lo que se suspendió su estudio. A pesar de ello, se mantuvo el interés por las conidias y años después (1985) se emprenderían estudios metódicos encaminados a conocerlas mejor.

Se trabajó entonces con varios aislamientos de P. brasiliensis provenientes de pacientes con PCM, en un sistema de microcultivos preparados en medios pobres (agar agua, dextrosa sales), en los cuales se intentó seguir, paso a paso, el desarrollo y esporulación de los micelios. Se observó así cómo en algunos aislamientos del hongo - y luego de 8 semanas de incubación a 20-22º C - aparecían microconidias pedunculadas y artroconidias tálicas intercalares, algunas de las cuales daban lugar a un abultamiento lateral que resultaba en otra conidia (Fig. 1). Todas las conidias eran pequeñas y medían menos de 5 µm; estas observaciones permitieron comprobar las varias formas, el tamaño y la relación con el micelio parental de las conidias (24).

A pesar del avance anterior, para caracterizar las conidias era indispensable individualizarlas, separándolas del micelio que las originaba. Después de múltiples intentos se logró separarlas del micelio a partir de cultivos hechos en caja de Petri utilizando los medios pobres en nutrientes ya mencionados e incubando por 2-3 meses a temperaturas menores a 20 º C (25) (Fig. 2). Bajo estas condiciones, era posible obtener por caja de Petri hasta un millón de conidias, 80% de las cuales se mostraban viables después de separadas (25).

En este momento, era posible trabajar con las conidias como unidades independientes. Puesto que era necesario conocer si poseían o no el dimorfismo térmico, se exploró la posible influencia de la temperatura sobre las conidias. Para ello se retornó a los microcultivos, sembrándolos con conidias e incubándolos separadamente tanto a 20-22º C como a 36º C, haciendo observaciones periódicas. A 20-22º C las conidias empezaban a emitir tubos germinales antes de las 24 horas y a las 96 horas, presentaban ya micelios septados y ramificados. Al incubar a 36º C las conidias adquirían inicialmente un aspecto redondeado para dar lugar, 132 horas después, a las levaduras con gemación múltiple (aproximadamente 40 µm diámetro) características de P. brasiliensis (Fig. 3) (26).

A pesar de su pequeño tamaño (menos de 5 µm), las conidias presentaban el dimorfismo térmico convirtiéndose, al elevar la temperatura a 36º C, en células levaduras 9-10 veces mayores que ellas. Pero también eran igualmente capaces de emitir micelios al ser incubadas a temperaturas más bajas (20-22º C) (26). En otro contexto, los resultados anteriores revelaron que la conidia de P. brasiliensis es una estructura inestable, de transición y como tal, incapaz de mantenerse indefinidamente bajo esta forma; la influencia de la temperatura determina si se hace micelio o levadura.

Como era conocido, ya que tanto el micelio como las levaduras de P. brasiliensis eran multinucleadas (14), se quiso averiguar si las conidias también lo eran. Se incubaron suspensiones de conidias a 36º C por varias horas y se realizaron coloraciones especiales con mitramicina para la observación de núcleos, haciendo la lectura al microscopio de fluorescencia (27). Fue posible observar que las conidias eran uninucleadas al momento de comenzar el experimento. Sin embargo, 72-96 horas después de su transición a levaduras, 80% de ellas presentaban ya 4-5 núcleos (27).

Una contribución de la mayor importancia al conocimiento de la ultraestructura de las conidias fue la realizada años más tarde (1991) por Samsonoff y Edwards (28,29). Al utilizar microscopia electrónica, tanto de transmisión como de barrido, fue posible demostrar la presencia de todos los componentes esenciales de una célula eucariótica fisiológicamente competente; a saber, un núcleo acompañado de nucleólo, mitocondrias, ribosomas y peroxisomas, además de inclusiones de reserva, especialmente aquellas compuestas por lípidos (Fig. 4). Adicionalmente, se observó la presencia de abundante material fibrilar en la superficie celular (28,29). Estos estudios permitieron configurar más precisamente el aspecto de las artroconidias intercalares, de las conidias secundarias y de las pedunculadas e igualmente, determinar la presencia de septos en los micelios del hongo (Fig. 5) y observar cómo muchos de aquellos aparecían vacíos (28,29). Cuando se considera la escasa vitalidad de estos micelios, el tiempo prolongado requerido para la producción de las conidias y el hecho de que la producción de éstas se logre sólo bajo condiciones de pobreza nutricional, es lógico señalar -como lo hiciera Edwards-, que las conidias de P. brasiliensis representan un evento terminal en la evolución de la fase miceliar del hongo (29).

Introducción
Generalidades sobre las conidias de P. brasiliensis
Capacidad infecciosa de las conidias de P. brasiliensis
Las conidias de P. brasiliensis y su papel en la patogénesis de la PCM
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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