Acumulado Enero - Diciembre 2023 (93 - 96) 93
ISSN 1317-987X
 
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Obstetricia
Seroprevalencia de sífilis en gestantes adolescentes y adultas

Introducción

La sífilis, enfermedad infecciosa exclusiva del humano, de transmisión sexual, sanguínea, y perinatal, de distribución universal causada por la espiroqueta Treponema pallidum (1) este microorganismo, descubierto por Shaudin y Hoffman en 1905, es una bacteria espiral de cuerpo enrollado, que mide 0.2 mm de grosor por 5 a 20 mm de longitud, microaerofílica, gramnegativa, cuyo único reservorio natural es el ser humano (2). Aunque tiene más de 500 años de historia, aún representa un problema de salud en todo el mundo, a pesar de cumplir con prerrequisitos que permitieron predecir su erradicación: el único reservorio es el ser humano, las vías de transmisión son limitadas, se cuenta con métodos de detección seguros, económicos y simples, fue blanco de políticas de salud pública en casi todos los países, y permanece muy sensible a antibióticos tan efectivos como la penicilina, luego de más de medio siglo de utilización (3).

Su presentación en mujeres en edad reproductiva puede tener efectos adversos, puesto que si se presenta durante la gestación puede ocasionar complicaciones de diversa índole que van a depender del estadio clínico de la enfermedad, de la edad gestacional y del inicio temprano del tratamiento (4); estimándose que dos terceras partes de estos embarazos resultan en sífilis congénita (SC) o aborto espontáneo, complicaciones que podrían ser totalmente prevenibles mediante la educación sexual, la realización de exámenes diagnósticos de bajo costo y el tratamiento oportuno (2).

Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (5), mundialmente cada año se diagnostican 20 millones de nuevos casos de sífilis y alrededor de 2 millones de gestaciones se ven afectadas por esta infección; de estas 460.000 terminarán en aborto o muerte perinatal, 270.000 nacimientos pretérmino o con bajo peso y 270.000 niños nacerán con estigmas de sífilis congénita (6). En las embarazadas, se presenta clínicamente en forma similar a la sífilis del adulto, cursando con los mismos estadios; sin embargo, la mayoría de las pacientes no tienen signos clínicos de la enfermedad, o no consultan cuando los presentan, o no son observados por estar en la vagina, y por tanto, es frecuente que el diagnóstico sólo se establezca con las pruebas de laboratorio, que se ordenan como tamización durante el control prenatal (7).

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (8) la prevalencia de sífilis en embarazadas debería de reducirse a menos del 1%; sin embargo, en América Latina, al menos 330.000 embarazadas que poseen una prueba positiva para sífilis, no reciben tratamiento durante el control prenatal, lo cual es determinante en la incidencia de SC, abortos espontáneos u otras complicaciones que podrían ser totalmente prevenibles con tecnologías asequibles y de bajo costo; como el diagnóstico y tratamiento temprano, los cuales constituyen intervenciones disponibles más costo-efectivas (9,10).

En países en desarrollo existen 2 millones de nuevos casos de SG cada año, de los que entre 15 y 38% son sintomáticos (2); encontrándose la seroprevalencia de mujeres con pruebas no treponémicas (VDRL) positivas durante la gestación oscila entre 0,02 - 4,5% en países desarrollados y entre 3 - 18% en países más pobres (11). En Latinoamérica, se ha establecido una prevalencia de SG de 0,26% en México (12), 1,4% en Colombia (11), 4,2% en Uruguay (13), 5,8% en Paraguay (9), 7,2% en Bolivia (14) y entre 1,4-2,8% en Brasil (15).

Por su parte, en Venezuela aunque no hay suficiente información de fuentes nacionales sobre estadísticas y se sabe que hay un importante sub-registro, la sífilis ha mantenido una tendencia al ascenso, con una tasa en 1990 de 29,28 por 100.000 habitantes y en el 2004 de 33,26 por 100.000 habitantes; mientras que para la SC la mediana de los años 2007 - 2009 fue de 54 casos acumulados (16).

La detección serológica de los anticuerpos específicos contra T. pallidum es de particular importancia en el diagnóstico de la sífilis y se puede realizar mediante pruebas no treponémicas como el VDRL (Venereal Disease Research Laboratory) y la reaginina plasmática rápida (RPR), las cuales son exámenes sencillos, rápidos, poco costosos y poseen una alta sensibilidad, especialmente en la infección inicial, que valida su uso para tamizaje, pero son poco específicas (1,17,18). Por tanto, debe confirmarse el diagnóstico por medio de métodos específicos como la prueba de hemaglutinación de T. pallidum (TPHA), la de absorción de anticuerpos fluorescentes contra los treponemas (FTA-ABS) y la aglutinación de partículas contra T. pallidum (TTPA) (1). El diagnóstico se determina con una prueba no treponémica positiva en una dilución de 1:8 o con una prueba no treponémica positiva a cualquier dilución y una prueba treponémica positiva (18).

La tamización para sífilis debe realizarse en el primer control prenatal, en el tercer trimestre (entre las 28 y 32 semanas) y al momento del parto con las pruebas no treponémicas (VDRL- RPR), así como también deberá obtenerse una serología en los casos de aborto o mortinato; a todas las gestantes con pruebas no treponémicas reactivas se les debe ordenar una prueba treponémica (FTA ABS, TPHA, pruebas rápidas) para confirmar la sífilis (7).

De igual manera, en los protocolos oficiales venezolanos de atención para los cuidados prenatales y atención obstétrica de emergencia del Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS), se normaliza la realización del VDRL tanto al inicio del control como entre las 24 y 28 semanas de gestación, de ser positiva deben ser remitidas a centros de segundo nivel para confirmar el diagnóstico mediante la prueba FTA-ABS. Las gestantes con sífilis serán tratadas con penicilina G benzatínica y reclasificadas como de alto riesgo III, por la posibilidad de infección congénita, prematuridad y muerte perinatal; debiéndose repetir el VDRL a las 28 a 32 semanas de embarazo y hacer control del tratamiento de sífilis usando pruebas no treponémicas mensuales en pacientes de alto riesgo de reinfección (19).

En otro orden de ideas, en los últimos años ha ocurrido un incremento de la actividad sexual en los adolescentes y una mayor precocidad del inicio de las mismas, lo cual ha conllevado a un aumento de la incidencia del embarazo adolescente y ha expuesto ampliamente a esta población a un mayor peligro de padecer infecciones de transmisión sexual (ITS) (9). Si bien las ITS pueden afectar a toda la población, el grupo de adolescentes embarazadas es uno de los más vulnerables debido principalmente a la inmadurez genital, las modificaciones fisiológicas del embarazo, el número de parejas sexuales y condiciones socioculturales (20) en Venezuela, el ministerio de salud asume el embarazo en adolescentes como el segundo gran problema de salud sexual y reproductiva a nivel nacional, después de la alta cifra de mortalidad materna por causas prevenibles (21).

En virtud a estos planteamientos surgió el propósito de comparar la seroprevalencia de Sífilis entre las adolescentes embarazadas y gestantes adultas atendidas en la Maternidad “Dr. Armando Castillo Plaza”, en la ciudad de Maracaibo, Estado Zulia.


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NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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