Agosto-Octubre 2000 5
ISSN 1317-987X
 
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De interés
 




Las revistas digitales y la vida académica

Las revistas científico-universitarias: algunos problemas

Me gustaría empezar con una anécdota. Hace un par de años, un colega se dirigió a mí porque su departamento estaba pensando en la posibilidad de realizar una revista digital. "Sé que editáis una y me gustaría verla", me dijo. Nos acercamos a un ordenador conectado a la red y tecleé la dirección de la revista. Cuando las primeras imágenes en color de la cabecera comenzaron a descargarse en la pantalla, mi colega exclamó de forma espontánea: "¡No, no..., me refería a una revista científica!". Para aquel colega la presencia de imágenes y de color excluía la posibilidad de que aquello pudiera ser científico. El color, las imágenes, etc. no entraban en su concepto de lo académico, científico, todo eso que solemos calificar con el término serio. El tiempo ha pasado y, como resultaba predecible, nunca llegaron a realizar una versión digital de la revista que editaban en papel.

Esta anécdota ?como muchas otras similares ocurridas en distintos foros académicos de debate? muestran dos cosas. La primera de ellas es nuestro convencional sentido de lo científico y, en segundo lugar, las resistencias que se establecen cuando aparecen nuevos medios y soportes dentro de este sector capital para el desarrollo.

Existe ya una amplia bibliografía de trabajos en diferentes países con una misma conclusión: las reticencias de la comunidad universitaria a introducirse en estos nuevos soportes. Es cierto que no sucede igual en todas las áreas y también es cierto que la situación se va modificando poco a poco. Pero me gustaría realizar algunas precisiones sobre las ventajas que este tipo de publicaciones aportan o pueden aportar a la vida académica en su conjunto, con especial énfasis en la vida académica española. Empecemos por las consideraciones básicas:

La capacidad de publicar de una institución está determinada por factores extracientíficos, fundamentalmente de orden económico-presupuestario. Las universidades publican aquello que están en condiciones económicas de publicar.

La capacidad de investigación de una universidad siempre está por encima de su capacidad de publicación. Es decir, muchos trabajos de investigación no son difundidos sencillamente porque no existen recursos económicos para proceder a su edición. Este factor es determinante de la producción investigadora, pues actúa como freno del interés por la investigación misma. El investigador queda desmotivado para la investigación, que tiende a ajustar a las posibilidades de edición.

La capacidad de publicación no significa necesariamente capacidad de difusión. Los mecanismos de difusión son diferentes a los de las posibilidades de edición. Una parte importante de la investigación publicada apenas tiene difusión porque entran en juego factores de mercado ajenos a la vida académica. Existen ámbitos de la ciencia en los que el consumo de publicaciones de investigación tiene una carácter absolutamente interno, es decir, se publica para otros miembros de la comunidad científica o profesional especializada. Pero otros, en cambio, tienen unas posibilidades de difusión más amplias, como sucede en las Humanidades y las Ciencias Sociales, y no quedan sus trabajos circunscritos a los del sector académico o investigador específico. Uno de los mayores peligros como grupo es considerar el conocimiento como algo interno a la comunidad científica y olvidar que debería ser un objetivo su extensión progresiva a otros ámbitos de la sociedad.

Como consecuencia de los puntos anteriores, muchos países quedan relegados a puestos de tercera categoría dentro de la comunidad científica porque son incapaces de competir con aquellos que disponen de presupuestos suficientes e infraestructuras difusoras. No es que no posean buenos investigadores, sino simplemente que no disponen de recursos para difundir de forma adecuada las investigaciones que pueden llevar a cabo.

Entiendo que las circunstancias son muy distintas en los diferentes ámbitos de la ciencia, pero en algunos campos estos motivos tienen un peso excesivo causando un auténtico bloqueo en la salida de la investigación. Si aumenta el tamaño de los grupos de investigadores y no se aumentan las posibilidades de difusión de la investigación (alguno que haga de la necesidad virtud argumentará que así se favorece la competitividad), lo que se acaba produciendo es una frustración generalizada en la comunidad académico-científica, una desmotivación hacia la investigación, una emigración hacia los lugares en los que es más factible el proceso completo ?de la investigación a la difusión? y, en un marco más amplio, el colonialismo de aquellos países que poseen un mayor potencial difusor. Este último aspecto es muy importante porque tiende a generar una imagen de que la investigación sólo se realiza en aquellos lugares en los que se publica. La repercusión de las investigaciones está en función de su capacidad de ser difundida al resto de las comunidad científica y esto, generalmente, suele ser más complicado que la edición misma.

Tiradas pequeñas, elevados precios, mala o inexistente distribución son algunos de los muchos males que aquejan a las publicaciones científicas españolas. En muchas ocasiones, revistas con valiosas investigaciones se quedan encerradas en sus envoltorios ante la imposibilidad de darles salida al exterior. La comunidad académica en su conjunto es responsable del desperdicio de este material intelectual que puede quedar obsoleto antes de haber visto la luz exterior. Esto tiene, además, un efecto restrictivo sobre el presupuesto destinado a la publicación. ¿Para qué destinar más recursos si existe un cuello de botella en la distribución? La aspiración del investigador no puede satisfacerse con la simple inclusión de un nuevo título en su curriculum académico. Si de verdad buscamos algún sentido a nuestro trabajo, necesitamos que estas investigaciones lleguen al mayor número posible de receptores, dentro y fuera de nuestro grupo académico específico.

 

En resumen, tenemos tres tipos de problemas:

  1. de presupuestos para la investigación;
  2. de restricciones a la edición;
  3. de restricciones a la difusión.

En este último término englobamos todos los procesos que afectan a la publicidad, a la distribución y a los puestos de venta.

Introducción
Las revistas científico-universitarias: algunos problemas
¿Qué supone la edición digital?
Las redes de comunicación y la edición científico-universitaria
Bibliografía

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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