Agosto-Octubre 2000 5
ISSN 1317-987X
 
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De interés
 




Las revistas digitales y la vida académica

¿Qué supone la edición digital?

La llegada de las publicaciones electrónicas supone, a la vista de los problemas anteriores, una auténtica apertura de posibilidades. Vamos a considerar las ventajas y los inconvenientes que este nuevo medio supone para los investigadores y la difusión de sus trabajos.

En primer lugar analizaremos los aspectos económicos. La edición digital supone un abaratamiento muy importante de la edición. Si antes hemos señalado que no se publica más que aquella investigación para la que existen recursos económicos, la edición digital permite dar salida a un mayor volumen de trabajo investigador. Los efectos de este aumento de la salida de la producción son importantísimos ya que permiten aumentar la productividad de los investigadores en su conjunto. No se trata sólo de que cada uno pueda producir más, sino, fundamentalmente, la publicación de muchos trabajos que no afloran por problemas de espacio.

Por otro lado, el abaratamiento de los gastos de edición permiten liberar recursos económicos para otros fines, algo de lo que no suelen estar sobradas las universidades.

Tengo en mis manos en estos momentos una revista científica española cuyo primer número acaba de aparecer. Tiene una periodicidad anual e incluye siete estudios. En este apartado, cuatro autores pertenecen a universidades extranjeras y tres a españolas. La sección "notas" contiene cinco trabajos, de los cuales tres son de universidades extranjeras; por último, la sección "reseñas" contiene otros cinco trabajos, todos ellos de autores españoles. Si nos fijamos, la presencia de autores pertenecientes a universidades extranjeras es superior en los trabajos de mayor importancia, se iguala en las "notas" y desaparece en el "trabajo de base", en las reseñas. Esto no tendría que tener una importancia grande, de no ser porque la presentación de la revista explica que es la primera en su género en España, aunque ya se han publicado muchos trabajos dispersos anteriormente. Lo que aquí nos importa es que sólo se ha dado salida a ¡tres estudios y dos notas de investigadores españoles en un año! en la única revista especializada en ese campo.

En segundo lugar, la edición universitaria es lenta. Y lo es por muy diferentes motivos. La revista que comentábamos anteriormente incluye reseñas de obras aparecidas entre los años 1994 y 1997. Recordamos que ha aparecido en el 98. Las universidades suelen abordar la edición de sus publicaciones desde tres perspectivas: a) la edición artesanal (los Departamentos se ocupan de sus propias publicaciones: actas, revistas, etc.); b) los servicios de publicaciones y editoriales universitarias (agrupamiento de la producción bajo un mismo sello editorial gestionado por la misma universidad); y c) los acuerdos con empresas editoriales privadas.

En el primer caso, los profesores realizan los procesos de edición. Destinan un tiempo de su jornada a la realización de las publicaciones que producen. Esto ralentiza los procesos, ya que tienen que compatibilizarse con otras actividades docentes e investigadoras. En el segundo caso, los servicios de publicaciones y editoriales son los encargados de agrupar la producción investigadora de los diversos Departamentos y Centros para su edición. Desde el punto de vista de la organización, suelen contar con pocos recursos humanos y económicos. El trabajo se acumula y el ritmo de salida de la investigación se ralentiza. Los recursos económicos disponibles marcan los procesos de selección de la investigación publicable actuando como filtros reductores. Por último, los acuerdos con empresas editoriales privadas, en la mayoría de los casos, ajustan la salida de la investigación a sus propios planes de producción. Los libros científicos no suelen ser los más demandados y adquieren una prioridad muy baja en sus planes de publicación. Además, debemos añadir dos factores que desvirtúan la producción investigadora en estos ámbitos privados: 1) la exigencia de acomodar la producción a un mercado más amplio (se favorece la edición de manuales, introducciones, divulgaciones, etc.), y 2) las reducciones de los aparatos propios de la edición científica (aparato bibliográfico, notas, etc.). Cualquier investigador ha padecido estos condicionantes en múltiples ocasiones.

En tercer lugar, la edición universitaria o científica es cara. Lo es porque sus tiradas son muy bajas y, por qué no decirlo, porque los que la editan esperan que sean comprados por las instituciones (bibliotecas, departamentos, etc.) o con fondos de investigación. Salvo en el caso de los manuales ?material destinado a los alumnos?, que también se ven encarecidos por la práctica del "público cautivo", el resto de la producción está destinado a ser adquirido por las instituciones y no para una adquisición más amplia. Esto no es malo en sí, si no fuera porque encarece artificialmente el precio de las obras, al pretender amortizar las tiradas con un número muy bajo de ejemplares: los que adquieren estas instituciones. El precio elevado de las suscripciones a revistas es una auténtica carga para las instituciones ?especialmente las bibliotecasí, que deben seleccionar entre las que se publican para no sobrepasar sus presupuestos. De esta forma, muchas revistas se ven ahogadas al reducirse el número de instituciones suscritas.

El encarecimiento de las revistas y la baja salida de muchas de ellas ha llevado a una regresión con la práctica de un sistema de economía de trueque. Las bibliotecas universitarias o de instituciones científicas practican el intercambio, fórmula que les premite utilizar las revistas mismas como moneda de cambio. Ya no compran las revistas, sino que las cambian con otras universidades. La fórmula es sencilla: yo te mando las revistas de mi universidad y tú me mandas las de la tuya en paquetes similares. De esta forma, se da salida a muchas revistas que quedarían sin difusión. El sistema funciona, ya que permite susbsanar los problemas de la difusión. Lo interesante de este sistema es que no son las editoriales quienes lo llevan a cabo, sino las bibliotecas o los mismos departamentos que editan las revistas. A las primeras les permite superar lo limitado de su presupuesto; a los segundos, recuperar mediante este sistema de ahorro algo de lo que han invertido en la producción de la revista. El dinero que han gastado en la edición les ha reducido el presupuesto para adquirir otras revistas de su campo y esta fórmula de trueque les permite dar salida a un número mayor de ejemplares. Como es obvio, las revistas más importantes de los diferentes sectores íaquellas que es obligado consultar? no suelen aceptar este sistema. Y si se utiliza el sistema de intercambio de paquetas (varias revistas), no suele haber posibilidad de elegir.

En un trabajo anterior, hemos defendido que la publicación de las investigaciones no debe verse como un proceso separado de los fines científicos de las universidades y centros investigadores, sino como la conclusión necesaria de ese proceso. Hacer llegar a otros el resultado de nuestro trabajo investigador no debe ser considerado como algo al margen, sino como el motor que nos lleva a investigar. Esto es así desde dos perspectivas: la personal y la científica. En primer lugar está la motivación personal del investigador, que no debe ser la investigación por la investigación éla variante esteticista del mundo científico?, sino la investigación para la mejora social. Es frustrante para cualquier persona dedicada a estas tareas que su trabajo no llegue a otros. Al final, acaba desmotivado para su actividad, a la que apenas ve sentido o sólo un sentido curricular. En segundo lugar, las universidades deben justificar su actividad investigadora mediante la transmisión de sus conocimientos a la sociedad. No deben limitarse a la simple edición de una parte de lo que producen destinada a unos pocos, sino que entra en sus responsabilidades sociales lograr la mayor difusión de sus trabajos extendiéndose a otros sectores no específicamente académicos. No digo que no deban rentabilizar de alguna forma sus inversiones (personales e institucionales), sino que deben buscar la máxima apertura a la sociedad salvando las barreras que hemos podido ver anteriormente.

Introducción
Las revistas científico-universitarias: algunos problemas
¿Qué supone la edición digital?
Las redes de comunicación y la edición científico-universitaria
Bibliografía

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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