Resistencia Bacteriana en Venezuela:Reportes clínicos suplen carencia de nuevos fármacos
Maniobra multifactorial
La
selección natural, al operar con grupos, no suele ser complaciente: sobreviven
los más preparados mientras que los rezagados no parecen tener cabida.
En este proceso, el ser humano se distingue por su capacidad para manipular,
transformar y controlar la realidad. Con el transcurrir del tiempo, tuvo que
enfrentarse a las múltiples dificultades emanadas directamente de la
naturaleza para poder adaptarse y vivir en armonía. Descubrió
los poderes destructivos de las fuerzas medioambientales e inventó la
cueva como refugio. Utilizó la caza para abastecerse de alimentos y fabricó
diversos utensilios para hacer más cómoda su ingesta. En fin,
todo cuanto le facilitara su estancia en el ecosistema era cordialmente bienvenido.
Hasta que un día no pudo conformarse solamente con vivir en un ambiente
placentero y grato: necesitaba seguridad. Era azotado constantemente por diversas
enfermedades, la mayoría causadas por microorganismos como las bacterias.
Así, para combatir ese universo en miniatura tuvo que inventar el antibiótico.
Pero como el proceso de selección natural es propio de cualquier ser
vivo, las bacterias también generaron su propia contraofensiva: se fueron
haciendo más y más resistentes a los antibióticos y, por
lo tanto, más agresivas en su arremetida en contra del hombre.
“Las bacterias, al igual que todos los demás
seres vivos, tienden a hacerse cada vez más patógenas y uno de
los mecanismos por los cuales ellas se hacen evolutivamente mejores es creando
mecanismos para evitar que los antibióticos que usamos contra ellas sean
efectivos”, explica el Dr. Julio Castro, miembro adjunto del Programa
Venezolano de Vigilancia de Resistencia Bacteriana y Médico Infectólogo
del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad
Central de Venezuela (UCV).
En líneas generales, hay dos tipos de resistencia bacteriana: la innata
y la adquirida. Como lo señala el Lic. Alberto Calvo, Bioanalista y Bacteriólogo
de la Policlínica
Metropolitana de Caracas, “hay mecanismos de
defensa que son naturales, que por naturaleza tienen las bacterias, que le da
ciertos patrones de resistencia natural y que no son tan preocupantes porque
ya se conocen con anterioridad. La mayor problemática es la resistencia
adquirida, que es a través de plásmidos, en donde nosotros vamos
a adquirir resistencias que no son comunes y que van a afectar, definitivamente,
la terapéutica”.
La resistencia adquirida se da por intercambio de material
genético entre una bacteria y otra, y constituye una evidencia de las
destrezas de estos microorganismos. “Algo que es bueno tener presente
es que la resistencia es, ante todo, un atributo bacteriano. Es la demostración
de las habilidades de las bacterias a adaptarse, a sobrevivir. Hay bacterias
más aptas, unas bacterias mejor calificadas, y esas bacterias se diseminan,
llegan a muchos sitios”, comenta el Dr. Manuel Guzmán, actual Coordinador
del Programa Venezolano de Vigilancia de Resistencia Bacteriana.
A su juicio, el primer factor que incide en la aparición de resistencia
es la bacteria misma, sus esfuerzos por adaptarse y subsistir. Pero también
cuentan factores externos, como la excesiva administración de antibióticos.
“Sin duda, si uno usa mal los antibióticos, los usa por menos tiempo
de lo que se debe, los utiliza en menores dosis, eso favorece que se desarrolle
resistencia, porque si uno no destruye la bacteria cuando hay una infección,
puede que los síntomas mejoren, pero queda ahí y empieza a reconocer
al antibiótico y se hace resistente”.
La Dra. Ana María Cáceres, Médico Infectólogo del
Instituto Médico La Floresta,
también apoya esta tesis, al afirmar que “siempre
las bacterias van a buscar la forma de defenderse de los antibióticos;
eso ha ocurrido siempre y va a seguir ocurriendo. Pero obviamente una de las
cosas que favorece esto es el abuso de antimicrobianos, sobre todo en infecciones
banales que no los ameritan. Básicamente, la presión de los antibióticos
sobre las bacterias hace que éstas busquen la manera de defenderse y
elaboren mecanismos de resistencia”.
La rebeldía bacteriana no viene sola
Mientras más elevados sean los índices de resistencia bacteriana,
mayores serán los riesgos de padecer enfermedades de forma prolongada,
de gastar más en tratamientos clínicos e incluso, de morir.
Según
el Dr. Castro, existen muchas formas de ver el problema
de la resistencia bacteriana, entre las cuales destaca el impacto sobre la salud
del paciente. “Desde el punto de vista estrictamente biológico
y sanitario, desde que la bacteria se hace resistente a los antibióticos,
no tenemos cómo tratar a los pacientes, es decir, somos menos efectivos
con los antibióticos que tenemos para tratar las mismas enfermedades.
En algunos casos, hay bacterias que son resistentes a todos los antibióticos,
en cuyo caso, te mueres”.
La
Dra. Cáceres también realza las secuelas a nivel de las personas
enfermas, señalando que “a corto plazo, cada vez vamos a tener
más pacientes con bacterias produciendo infecciones difíciles
de tratar, y eso empeora la evolución e incluso puede facilitar que muchos
pacientes puedan morir de estas infecciones. Y a largo plazo, cada vez la presión
de selección de los antibióticos hace que sea más difícil
disponer de drogas para tratar algunas infecciones”.
El incremento de pacientes con enfermedades infecciosas de difícil curación
no se restringe al ámbito de las instituciones médicas. Como lo
afirma el Dr. Guzmán, se puede fracasar en el tratamiento de este tipo
de patologías “tanto de gente que está en el hospital como
de gente que está en su casa, en una comunidad”.
El bolsillo también constituye una fuente de múltiples dolencias.
A decir del Lic. Calvo, “a parte de fallas clínicas y terapéuticas,
está el impacto económico. Al haber falla terapéutica,
pueden aumentar los días de hospitalización y las complicaciones,
la necesidad de exámenes paraclínicos adicionales y el cambio
a una terapéutica adecuada de forma tardía”, procesos
que resultan bastante engorrosos.
NOTA:Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.
Instituto de Medicina Tropical - Facultad de Medicina - Universidad Central de Venezuela.
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