Resistencia Bacteriana en Venezuela:Reportes clínicos suplen carencia de nuevos fármacos
El contexto es determinante
Si
bien la resistencia bacteriana es universal, es decir, se presenta en casi
todos los rincones del planeta, no se observa con los
mismos matices ni en las mismas proporciones. Varía de un país
a otro, de una ciudad a otra, de un hospital a otro e incluso, de un servicio
médico a otro. “Si nos vamos al ámbito latinoamericano
-explica el Dr. Castro- nos parecemos groseramente, a diferencia de los asiáticos,
los Estados Unidos o Europa. Es decir, hay un fenómeno macro regional,
hay fenómenos micros locales e incluso fenómenos micro hospitales.
El Hospital Vargas de Caracas no es igual en resistencia al Hospital Pérez
Carreño, tienen algunas particularidades. En todo ese marco, hay variaciones”.
¿Por qué son tan disímiles los índices de resistencia?
Por las características particulares de cada escenario. Como lo señala
el Dr. Castro, “la resistencia bacteriana es la
sumatoria de una ecuación que tiene múltiples factores involucrados,
entre los cuales están: la mala utilización y la disponibilidad
de los antibióticos, así como la utilización de antibióticos
en animales”.
A juicio del Dr. Castro, el proceso sería más o menos de la
siguiente manera: “A los animales, a las vacas, se les da antibióticos
para evitar que tengan algún tipo de enfermedades, y nosotros nos tomamos
la leche o nos comemos la carne de esas vacas, y esos antibióticos
pasan al humano de alguna manera. Además, a las hortalizas se les echa
pesticidas y antibióticos; y nosotros comemos vegetales que también
tienen antibióticos que, de alguna forma, influencian los mecanismos
de resistencia bacteriana. Por eso entendemos que hay algunas diferencias
regionales en términos de la magnitud de la resistencia en relación
a un antibiótico y a una bacteria en especial”.
Las personas adquirirían cepas resistentes no de manera inmediata,
sino después de cierto tiempo. El alimentarse de carne u hortalizas
con las características antes mencionadas no garantiza la formación
de resistencia bacteriana. Pero cuando ésta ya se ha detectado, las
condiciones propias de los pacientes y de los centros hospitalarios donde
se encuentran, comienzan a jugar un rol fundamental en el tratamiento de este
problema.
“Los
patrones de resistencia pueden ser completamente diferentes por las condiciones
autóctonas de cada uno de los servicios médicos, y si no hay
las medidas de control de infección, como lavado de manos y contacto,
estas cepas se van transfiriendo de paciente a paciente, que es el gran problema
de la resistencia bacteriana. Una vez que tienes una bacteria resistente y
no se toman las medidas de aislamiento y contacto, el mismo personal de salud,
al momento de tratar a un paciente, se la va a llevar (a la bacteria) en la
misma ropa, en las manos, en el estetoscopio, donde sea”, puntualiza
el Lic. Calvo.
De allí que sea relevante supervisar los valores de resistencia de
cada institución. “Porque -acota la Dra. Cáceres- no necesariamente
las bacterias del Hospital Universitario de Caracas van a tener los mismos
niveles de resistencia ni van a ser iguales que las bacterias del Hospital
Pérez Carreño. Entonces, cada centro tiene que tener su vigilancia
de la resistencia bacteriana. Eso varía a nivel de cada institución,
y a nivel de los países por supuesto que también”.
Justamente, el Dr. Guzmán hace hincapié en este último
planteamiento, al sostener que “una cosa buena es que no solamente hay
datos de resistencia venezolana, sino que ya hace algunos años hay
sistemas multinacionales que vigilan resistencia. En algunos casos, Venezuela
tiene menos resistencia que otros países. En otros, Venezuela tiene
igual o más resistencia en algunas bacterias”.
Siempre en alza
Aunque
sean diferentes los valores de resistencia bacteriana
entre los países, ésta ha aumentado considerablemente en los
últimos años. “Por ejemplo -señala el Lic. Calvo-
el Streptococcus pneumoniae era considerado universalmente sensible
a la penicilina en la década de los 70. Los primeros datos de resistencia
a penicilina del Streptococcus los hizo la Lic. María Gómez,
del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela,
en donde señalaba una resistencia intermedia de aproximadamente entre
un 4% y un 5%, y muy poca resistencia alta. Actualmente la resistencia alta
del S. pneumoniae es de un 20%. Es un ciclo evolutivo”.
La Dra. Cáceres también considera que la resistencia a los antibióticos
se ha incrementado, pero, a su juicio, Venezuela aún no tiene registros
de resistencias muy fuertes o poco comunes como sucede en otros países
desarrollados, “donde ya hay bacterias, por ejemplo, Staphylococcus
aureus, resistente incluso a vancomicina. No tenemos problemas tan graves
con el Enterococcus y otras bacterias, pero cada vez más vemos
el aumento de la resistencia en general, tanto en los hospitales como en las
clínicas privadas, e incluso en cepas de pacientes que vienen de la
comunidad con infecciones”.
Es
decir que, en palabras del Lic. Calvo, “nuestras bacterias todavía
son nobles. Son condiciones inherentes de cada centro y de cada país.
Es algo que, realmente, no se puede establecer. Los antibióticos que
se utilizan son una bomba de presión selectiva para generar resistencia
en un momento dado. Porque, por ejemplo, si usas de manera continua un antibiótico
específico, se generan las condiciones de que llegó una cepa
resistente a este hospital y se pasó de paciente en paciente”.
A esta preferencia contextual se añade otra variante importante: la
medicina todavía no ha vislumbrado una alternativa al uso de los antibióticos,
es decir, otro tipo de medicamentos ante los cuales las bacterias no desarrollen
resistencia. Según el Dr. Castro, “se ha intentado pero no se
ha logrado. Se intenta que en el perfil de los antibióticos nuevos
estos presionen menos la aparición de resistencias”.
Pero, como lo explica el propio Castro, no se trata solamente de una característica
innata de las bacterias de protegerse de las amenazas externas, ni de una
disposición molecular de los antibióticos de provocar resistencia.
“Está relacionado fundamentalmente con el mal uso que hacemos
los humanos sobre los antibióticos. Si un antibiótico no se
indica en la frecuencia indicada, con indicaciones específicas, en
el intervalo y en las dosis adecuadas, en vez de hacerle bien al paciente,
termina exponiendo la bacteria al antibiótico y haciéndola resistente”.
Siempre habrá resistencia, desde el mismo instante en que una bacteria
o un grupo de bacterias se pongan en contacto con un antibiótico. Sin
embargo, la Dra. Cáceres indica que “aquellas personas que han
sido sometidas a hospitalizaciones frecuentes o que tienen mucho tiempo hospitalizadas;
o que han sido sometidos a intervenciones quirúrgicas, sobre todo abdominales,
y han recibido múltiples antibióticos, tienen la posibilidad
de seleccionar cepas muy resistentes. Generalmente esos pacientes han sido
sometidos a la utilización de muchos antibióticos durante el
tiempo de hospitalización. Y aunque esto es necesario hacérselo
a los pacientes, ellos están, desde el punto de vista de sus defensas
y desde el punto de vista de la presión que ejercen los antibióticos
que les colocan, muy predispuestos a tener cepas muy resistentes”.
Resulta de mucha utilidad tener presente todas estas particularidades, es
decir, el contexto, el tipo de bacteria y las condiciones clínicas
de los pacientes. Con todo, es muy difícil determinar exactamente cómo
y cuándo una bacteria puede hacerse resistente a los antibióticos.
Según el Dr. Castro, “eso puede aparecer desde un día
usando antibióticos hasta 40 días; o que uno adquiera la bacteria
resistente de otro paciente, por expectoración, estando hospitalizado,
por contaminación en un quirófano, un niño lo traspasa
a una guardería… Hay millones de posibilidades”.
NOTA:Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.
Instituto de Medicina Tropical - Facultad de Medicina - Universidad Central de Venezuela.
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