Resistencia Bacteriana en Venezuela:Reportes clínicos suplen carencia de nuevos fármacos
¿Qué hacer para disminuirla?
Diagnósticos
rigurosos: una buena defensa
Desde que las bacterias han existido, el hombre no ha descansado en su afán
por exterminarlas. Lamentablemente, estos microorganismos han desarrollado formidables
mecanismos de defensa, transformándose, con el tiempo, en inquebrantables
murallas capaces de burlar al antibiótico más moderno del mercado
farmacéutico.
Por
lo relativo de su eficacia en el tratamiento de muchas enfermedades, es preferible
que los especialistas descarten el uso de antibióticos mientras desconozcan
los reportes de Microbiología.
La resistencia bacteriana se mide en términos particulares, es decir,
según los niveles de adaptación de una bacteria a un antibiótico,
o de un grupo de bacterias a un grupo de antibióticos.
Como lo explica el Dr. Julio Castro, “la resistencia
no es un término genérico, es un término específico.
Una bacteria puede generar mecanismos de resistencia contra un antibiótico,
pero no contra otros, o contra un grupo y no contra otro grupo. Las bacterias
generan mecanismos para cada grupo de antibióticos”.
A pesar de estos atributos bacterianos, la mayoría de los especialistas
recomienda a los pacientes antibióticos de amplio espectro, efectivos
para una gama muy numerosa de microorganismos. Esto sucede cuando el médico
tratante todavía no ha analizado el reporte microbiológico y,
por lo tanto, desconoce la naturaleza de la infección.
Para el Lic. Alberto Calvo, “lo ideal sería que el médico,
con resultados de Microbiología en mano, aplicara el concepto de descalación,
que consiste en cambiar la terapéutica a una guía mucho más
específica para los gérmenes que estamos aislando en ese cultivo.
De esa forma, evitar la generación de resistencia bacteriana al reducir
el espectro de antibióticos al germen que verdaderamente estamos obteniendo”.
La resistencia aparece en el mismo instante en que el antibiótico se
pone en contacto con la bacteria. Por eso, resulta necesario utilizar
antibióticos específicos que la ataquen directamente, y no antibióticos
generales que propicien la aparición de resistencia en bacterias que
antes no lo eran.
De allí que sean los propios médicos los principales garantes
del buen uso de estos medicamentos. “De alguna manera -acota Castro- debería
haber alguna política de instrucción permanente, tanto a los médicos
nuevos como a los no tan nuevos, de que actualizaran sus conocimientos para
que hicieran indicaciones de antibióticos lo más ajustadas posibles”.
Control de calidad en los laboratorios
Así como los médicos deben prescribir antibióticos cautelosamente,
los especialistas encargados de realizar los diagnósticos microbiológicos
o bacteriológicos deben estar muy atentos a los datos que suministran
a sus colegas.
Como
lo señala el Lic. Calvo, “el microbiólogo
o el bacteriólogo tiene que estar consciente del trabajo que está
haciendo, ver cuando tiene esos patrones o fenotipos de resistencia que no son
comunes y precisar muy bien ese resultado. En caso de que se mantenga, tener
la suficiente preparación para que, teniendo ese contexto como referencia,
sea considerado ese mecanismo de resistencia”.
Es en los laboratorios de Bacteriología o Microbiología donde
se detectan los indicios de resistencia. A través
del análisis de las muestras, estos especialistas tienen una gran responsabilidad
en sus manos. Porque, como lo sostiene el Lic. Calvo, “no se trata de
dar reportes al azar, sino de dar la elección más apropiada para
el médico tratar esa situación. El bacteriólogo tiene que
estar muy bien preparado, conocer cuáles son las últimas tendencias
de resistencia y tener en su laboratorio las técnicas metodológicas
para detectar los mecanismos de resistencias”.
Además, también es necesario que el bacteriólogo o microbiólogo
explique en detalle la naturaleza de la infección y el tipo de resistencia
que se tiene bajo observación. Es decir, se trata de “darle al
médico toda la información completa, lo que se llama el ‘reporte
interpretado’. No solamente limitarnos a decir que esta bacteria es resistente
a este antibiótico, sino dar aclaratorias. Tenemos la limitante de que
muchos de estos resultados de bacteriología van a ir a manos de médicos
generales que no tienen ninguna experiencia en antibióticos”, explica
el Lic. Calvo.
Aunque regular el cumplimiento de estos menesteres no es una tarea sencilla,
en la actualidad se están llevando a cabo programas de control de calidad
de los laboratorios, específicamente entre el Instituto
Nacional de Higiene “Rafael Rangel” y la Red Whonet, del Programa
Venezolano de Resistencia Bacteriana. Según el Lic. Calvo, dichos programas
comenzaron a funcionar desde hace dos años aproximadamente, con los cuales
“se están estableciendo planes para tratar de coordinar y limitar
al mínimo las posibilidades de errores en esos reportes”.
Consumir
la dosis necesaria
Otra de las razones por las cuales las compañías productoras de
fármacos han descartado la posibilidad de producir nuevos antibióticos
-por lo menos a corto plazo-, es que el fenómeno de inmunización
de las bacterias no se relaciona únicamente con la molécula del
medicamento.
Como
lo explica el Dr. Castro, lo fundamental es “el mal
uso que hacemos los humanos de los antibióticos. Si un antibiótico
no se usa en la frecuencia indicada, en el intervalo y en la dosis correctas,
en vez de hacerle bien al paciente, termina exponiendo la bacteria al antibiótico
y haciéndola resistente. Usar antibióticos indiscriminadamente
en la casa, sin consultar al médico, es una barbaridad”.
Guzmán
también se apunta en esa dirección, al afirmar que “el uso
de antibióticos cuando no hace falta favorece la existencia de organismos
resistentes. Si los van a usar, usarlos en las dosis completas y el tiempo completo.
Tratamientos parciales, incompletos e insuficientes, favorecen el desarrollo
de resistencia”.
Por eso, una recomendación general que hacen los especialistas es evitar,
por todos los medios posibles, la automedicación, sobre todo en aquellas
enfermedades donde el uso de antimicrobianos puede ser descartado. Como lo explica
la Dra. Cáceres: “Las más comunes son a veces infecciones
banales de piel y partes blandas, que a veces no necesitan antibióticos;
infecciones respiratorias que a veces son virales, que ceden solas y no necesitan
antibióticos; los pacientes que tienen bacterias en la orina sin síntomas,
que en la mayor parte de los casos no necesita antibióticos; y la prevención
o profilaxis de algunos pacientes que van a ser sometidos a alguna cirugía,
donde se les pone una profilaxis con antibióticos muy intensa, sin que
a veces la amerite”.
Lamentablemente, cualquier persona puede tener a la mano un antibiótico,
principalmente porque en Venezuela, según el Lic. Calvo, “no existe
un esquema de restricción de venta de antibióticos, porque tú
vas a las farmacias y te venden lo que quieras. Incluso el mismo farmacéutico
indica cuál es el antibiótico que debes tomar, sin tener un respaldo
clínico que favorezca la prescripción de antibióticos”.
Esta situación influye directamente y de manera negativa en el tratamiento
de malestares graves, porque “definitivamente la presión de selección
de los antibióticos aumenta los niveles de resistencia”, afirma
la Dra. Cáceres.
De allí que
el adecuado uso de los antimicrobianos se convierta, a la larga, en un importante
catalizador de la labor médica de los profesionales de la salud.
NOTA:Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.
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