Dr. Blas Bruni Celli: Un perseverante incondicional
Seguid el ejemplo que el hogar dió
Estando ya en el bachillerato, y sin dejar su pasión por la historia
y el conocimiento, apareció en su vida una nueva inspiración:
la Biología. Sin embargo, el Dr. Bruno Celli sostiene que la fuerza impulsadora
de su espíritu médico provino directamente de la actitud caritativa
que sentían sus padres hacia aquella sociedad deprimida y en la cual
consiguieron asiento. “Mi pasión por la Medicina viene de ver a
mis padres, provenientes de una sociedad un tanto evolucionada, dispuestos en
todo momento a brindar ayuda a la gente”. Agrega, como anécdota,
que en aquella época el alimento fundamental eran los granos y “fue
mi padre quien habló con las maestras de la escuela para enseñar
a la gente lo saludable de la lechuga y demás hortalizas”.
Es así como
viene a la ciudad de Caracas decidido a emprender una carrera universitaria
que le permitiese ayudar a la gente. Todas y cada una de las profesiones proporcionan
algún tipo de bienestar a la sociedad. La Medicina, ciencia que deja
en manos expertas la vida de muchos, fue su elección.
No
sólo de Medicina vive el Hombre
Contaba con pocos recursos económicos y se hacía inminente recibir
algo más que la valiosa ayuda de sus padres. Y tratándose de un
joven deseoso de lograr su carrera de médico en la Universidad Central
de Venezuela, no es de extrañarse su desempeño en labores periodísticas
con tal de lograr sus metas. “En el diario Ahora fui corrector de prueba;
el horario era de 10:00 p.m. a 2:00 a.m. y aunque al día siguiente me
daba un poco de sueño, era como me ganaba la vida de estudiante”,
comenta Bruni Celli sin hacer creer que esta actividad fuese pesada. “Como
yo escribo con los diez dedos, fui contratado por una casa especializada en
hacer tesis doctorales -muestra orgulloso sus prominentes manos- cada página
costaba 1 locha y por cada 16 páginas me ganaba 2 bolívares, una
cantidad importante”, exclama.
Por
si fuese poco, el joven estudiante de Medicina conjugaba sus actividades académicas
y laborales sin apartarse en algún momento de ejercitar su afición
histórico – literaria. Es como en el año 1945, escribe Procerato
Tocuyano, obra en la que demuestra la importancia de su pueblo natal, El Tocuyo,
en la integración de la nacionalidad venezolana.
Y es que
para este personaje venezolano que inicia la entrevista expresando su escepticismo
cuando conoce a alguien que se dedica sólo a una actividad, “porque
me parece muy raro estar ocupado en una única cuestión”,
podemos comprender que, ciertamente la curiosidad es algo innato al hombre desde
sus primeros años de vida. Y luego de conocer algunos aspectos de la
vida de Blas Bruni Celli, podemos asegurar que ha desarrollado el ímpetu
de la curiosidad en mayor medida que otros hombres; mejor aún, lo ha
hecho con un deleite incondicional que inspira su búsqueda insaciable
del saber universal. “El conocimiento no ocupa espacio en el cerebro,
lo que ocupa es tiempo”, comenta satisfecho. |