Octubre-Diciembre 2009 40
ISSN 1317-987X
 
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Anatomía
Revisión embriológica, histológica y anatómica de las glándulas paratiroides

III

Diversos estudios sobre la vascularización de estas glándulas durante paratiroidectomías y tiroidectomías, así como tras disecciones en cadáveres, han permitido establecer que entre el 80-85% de las paratiroides describen una irrigación dada por una sola arteria, rama de la arteria tiroidea inferior. Estudios anatómicos señalan que 80-86% de las arterias paratiroideas superiores y 90-95% de las arterias paratiroideas inferiores derivan de la arteria tiroidea inferior1,2,4,10,18. El 20% de las paratiroides inferiores son irrigadas por la rama posterior de la arteria tiroidea superior o por la arcada marginal posterior de Evans1,2,9,10,11. Johansson y col. estudiaron la vascularización de 53 pacientes y hallaron que la irrigación no depende únicamente de la arteria tiroidea inferior, sino también de la arteria tiroidea superior, de anastomosis tirotímicas, vasos del tejido conectivo hallado entre la tiroides y las paratiroides, y los vasos tiroideos contralaterales por conexiones ístmicas2. Cerca del 20% de las paratiroides superiores y hasta un 5% de las glándulas inferiores son irrigadas por ramas provenientes de la arteria tiroidea superior. En el caso de glándulas paratiroides intratímicas halladas en el mediastino pueden depender de una arteria tímica, rama de la arteria mamaria interna4. Las glándulas halladas en los ligamentos tirotímicos o en los polos superiores del timo reciben ramas de la arteria tiroidea inferior2. Delattre y col. (1982) encontraron en casos de agenesia de la arteria tiroidea inferior (que ocurre en 1-6% de la población) que la vascularización paratiroidea de las glándulas inferiores estaba asegurada por una rama voluminosa de la arteria tiroidea superior que transcurría sobre la cara anteroexterna del lóbulo tiroideo y que termina sobre la cara profunda del musculo esternocleidomastoideo luego de abandonar su rama paratiroidea9. La tiroidectomía total o subtotal bilateral y la ligadura de ambas arterias tiroideas se acompaña de una débil incidencia de hipoparatiroidismo: en general la irrigación de las glándulas paratiroides permanece intacta, lo cual ha sido atribuido a ramas anastomóticas entre las arterias tiroideas superior e inferior, así como entre la arteria tiroidea inferior y las arterias faríngeas, laríngeas, traqueales, esofágicas y bronquiales2. Se ha aceptado que cada glándula posee una arteria terminal propia; sin embargo, también se han encontrado paratiroides con 2 o más arterias. El origen de estas arterias múltiples se relaciona con la fragmentación que ocurre durante la embriogénesis y las glándulas accesorias que pueden desarrollarse a partir de este proceso: al parecer, las paratiroides accesorias se fusionan y finalmente derivan glándulas con múltiple irrigación. De hecho, hasta un 21% de los embriones describen glándulas supernumerarias contra 6,5% en adultos1,2,10. La longitud de la arteria paratiroidea es variable (1-40mm)1,2,9; ante una tiroidectomía, aunque la paratiroides muestre su pedículo, su conservación depende de la distancia que separa el origen de esta arteria de la capsula tiroidea2. Si el pedículo es corto, la paratiroides en cuestión es más dependiente del vaso de origen y por ende es mucho más delicada en su disección y movilización, pudiendo impedir de hecho esta última. En todo caso, los pedículos de las paratiroides superiores son más cortos que los de las paratiroides inferiores; por otra parte, aunque un pedículo largo facilita la movilización en relación con el lóbulo tiroideo, la preservación del pedículo no está siempre garantizada si se origina en contacto con el lóbulo tiroideo. La extensión del pedículo no es un indicativo suficiente para apreciar el riesgo de desvascularización paratiroidea durante una cirugía tiroidea: el origen de la arteria paratiroidea es el punto de interés durante cualquier intervención que involucre la movilización de las glándulas9. Aunque desde el punto de vista filogenético y embriológico la importancia radica sobre la arteria tiroidea superior, el sistema tiroideo inferior debido a la importancia en la irrigación de las paratiroides cobra actualmente un rango de importancia similar. El drenaje venoso de las glándulas paratiroides generalmente sigue paralelo a los vasos arteriales y drena finalmente en el sistema yugular interno tras desembocar previamente en una vena tributaria tiroidea; se describen 3 vías de drenaje: en la red capsular tiroidea, en los pedículos venosos del cuerpo tiroideo, o en ambos1,2. Igualmente, los linfáticos drenan hacia aquellos que drenan la glándula tiroidea, hacia el sistema linfático paratraqueal y los linfáticos cervicales profundos1. En cuanto a la inervación de las paratiroides la información es escasa y es poco mencionada. En todo caso parece corresponderse con las mismas fibras que inervan a la glándula tiroides: fibras provenientes del simpático cervical y de los nervios laríngeo superior y recurrente1,2. Sin embargo, estudios realizados sobre estorninos evidencian que las paratiroides están inervadas por fibras originarias del ganglio nodoso del nervio vago, terminando estas adyacentes a las células principales o cerca del musculo liso vascular19.

Histología

Las paratiroides se encuentran revestidas por una cápsula delgada de tejido conectivo que se prolonga hacia el interior formando septos, dividiendo la glándula en lóbulos. Pequeños cúmulos celulares son interceptados por focos de tejido adiposo; sin embargo, la distribución entre el parénquima y el tejido adiposo es desigual y variable: en ciertas zonas puede predominar el tejido adiposo y en otros el tejido parenquimatoso (Figura 7).


En el adulto se compone de células principales y oxifílicas, estroma fibroso que generalmente es delgado y delicado, y una cantidad variable de tejido graso. La evaluación Se ha aceptado una relación 1:1 entre células y grasa como composición de glándulas, sin embargo muchos estudios han indicado que el contenido en grasa puede ser inferior al 50% (hasta un 10%) en la mayoría de los pacientes sanos. De hecho, se menciona que aproximadamente un 17% de contenido graso en las glándulas se considera normal. En cuanto a la densitometría, esta ha identificado que la masa de células parenquimatosas constituye alrededor de un 74% de toda la masa glandular. La gamma celular paratiroidea incluye células principales, oxifílicas y claras; estas células quizás son expresiones morfológicas diferentes de un mismo grupo celular. Las células principales son poliédricas, pobremente definidas, citoplasma ligeramente eosinofílico, membrana nuclear agudizada y bien definida con abundante cromatina nuclear; y miden de 6 a 8nm de diámetro. Las células claras representan células principales con un contenido excesivo de glicógeno en su citoplasma. Las células oxifílicas tienden desarrollarse alrededor de la pubertad, raramente durante la niñez, y su número se incrementa con la edad pudiendo formar nódulos microscópicos pequeños; estas tienden a ser alargadas, con membrana celular bien delimitada, miden aproximadamente 10nm de diámetro, y su citoplasma es eosinófilo y granular. Tras una tinción con hematoxilina-eosina, las células principales representan el agrupado celular predominante de las paratiroides y hasta un 80% de estas contiene al menos una pequeña cantidad de grasa en su interior.1,15




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Revisión embriológica, histológica y anatómica de las glándulas paratiroides
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Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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