Abril-Junio 2004 19
DOI:10.70024 / ISSN 1317-987X
 
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Francisco De Venanzi
Doctor en Ciencias Médicas




Dr. Francisco de Venanzi. Artista de la ciencia, enamorado de savia universitaria
Fecha de recepción: 31/12/2000
Fecha de aceptación:
31/12/2000

Los rastros perdurables son reliquias únicamente reservadas a aquellas personas que, a lo largo de sus vidas, se desenvuelven en todos los ámbitos del quehacer humano con tesón y gallardía, consiguiendo distinguirse del resto de los mortales y capturando para sí el respeto de allegados y desconocidos, anónimos y celebridades. De este nutrido número de venezolanos forma parte importante Francisco De Venanzi, quien, a casi dos décadas de su desaparición física, todavía logra apoderarse de la sonrisa y la admiración de estudiantes, profesores, galenos, amigos, familiares y seguidores.




Pizcas de un ciudadano probo

Nacido en la urbe caraqueña el 12 de marzo de 1917, Francisco Antonio De Venanzi De Novi ostentaba raíces europeas procedentes, directa e indirectamente, de sus dos progenitores. Su padre, Augusto De Venanzi, era romano y joyero; Rosa De Novi de De Venanzi, su madre, era venezolana pero de padres igualmente italianos (específicamente de Salerno, al sur de Italia). De pequeño, su familia -compuesta, además, por dos féminas y otro caballero- lo mantuvo siempre en contacto con esa herencia cultural residenciada en el país que lo acogió desde antes de su propio nacimiento, frecuentando la Casa de Italia, conocida en ese momento como Fratellanza Italiana (Hermandad Italiana), donde acostumbraba a visitar la biblioteca y a aprender el idioma oficial. Aunque estaba muy chico en ese entonces, se adentró en la lectura de la Divina Comedia, del conocido escritor Dante Alighieri y Corazón, de Edmundo D?Amicis.

Su llegada a este mundo concuerda con la celebración de dos hitos importantes de la historia universal y nacional. El 12 de marzo se conmemora el día de la bandera tricolor venezolana, enalteciendo la valerosa labor emprendida por otro Francisco, Francisco de Miranda, en 1806. En 1917, por su parte, se llevó a cabo la segunda gran revolución del siglo XX, la Revolución Rusa, que permitió la conformación del Estado soviético, denominado desde 1922 (y hasta 1991) Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.). Casualidad, suerte o destino, el arribo de Francisco De Venanzi estuvo marcado por la grandeza de estos memorables acontecimientos que, en definitiva, cambiaron el curso de la civilización. Vuelco que, más adelante, se vería repotenciado por sus propias manos, sus propios conocimientos, sus propias innovaciones, su propio yo.

La infancia de De Venanzi transcurrió entre las callezuelas aledañas al Nuevo Circo y Los Caobos, las orillas del río Guaire y las aulas del Liceo Andrés Bello de Caracas, del cual egresa como Bachiller en Filosofía y Letras en 1936.

Paseábamos y jugábamos mucho por ahí, por esa zona que era muy bonita y con grandes árboles. Hacíamos papagayos, y jugábamos de indios usando las veradas con sus penachos como lanzas, recordaba De Venanzi en 1983. [1].

Poco tiempo después de haberse graduado de bachiller -y mientras estudiaba Medicina en la UCV-, se desempeña como Externo y Laboratorista del Hospital Obrero durante 1936-1938, ingresando este último año como Interno del Hospital Bolivariano hasta 1940, cuando se forja como Preparador por Concurso de la Cátedra de Fisiología de la Escuela de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Al siguiente año, se convierte en Jefe de Trabajos Prácticos del Instituto de Medicina Experimental (IME) de la misma casa de estudios, y Jefe de la Cátedra de Patología General y Fisiopatología desde 1943. Ambas dependencias las tutela en múltiples ocasiones.

Quien fuera miembro activo de la Federación de Estudiantes de Venezuela cuando estaba liderada por Jóvito Villalba, se hace Doctor en Ciencias Médicas de la UCV, el 20 de julio de 1942, presentando su tesis La proteinemia como índice del estado de nutrición de los sujetos sanos, ganadora de la distinción Mejor Tesis Doctoral conferida por la Junta de Beneficencia Pública del Distrito Federal. De igual forma, trabaja como Médico Nutrólogo de la Sección de Nutrición del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (M.S.A.S.) -hoy Ministerio de Salud y Desarrollo Social, M.S.D.S.- y como Médico de la Consulta Externa del Hospital Vargas, ambos cargos hasta 1943.

A pesar de su experticia en el campo de las ciencias de la salud, De Venanzi soñaba con ser, algún día, un importante arquitecto. Pero en la otrora Venezuela no existía una Facultad de Arquitectura. Los jóvenes como él sólo podían estudiar las carreras clásicas, como Medicina, Ingeniería, Farmacia, Odontología y Derecho. Además, la vida le deparaba otra cosa, otra realidad, otro rumbo desconocido incluso para él.

En aquella época, la opción que tenía el estudiante era muy limitada. Yo tuve un problema de salud, como a los diez años, que fue el desarrollo de artritis, y entonces tuve mucho contacto con clínicas. Mis padres se esmeraron en llevarme a todos los médicos que podían facilitar mi curación. Creo que, en cierta manera, ese ambiente me produjo una cierta inclinación hacia el estudio de la Medicina. [2].

Luego vendría la investigación: ?Desde mi ingreso al segundo año de Medicina, sabía que la investigación era el camino de mi preferencia? [3]. Y con la investigación, su contagiante soplo renovador, alentador y proactivo, a la vez muy crítico y ecuánime. Estas características, brevemente reflejadas en su propio CREDO, dejan entrever mucho de la personalidad de De Venanzi:

El espíritu de iniciativa es de mucha importancia para dar impulso al progreso de una comunidad. Las condiciones en las cuales se desenvuelven las sociedades avanzadas en el presente, exige un permanente acento creador que ofrezca ideas nuevas y soluciones efectivas a los innumerables problemas existentes o que surgen a cada paso en el acontecer de la dinámica social... Los conglomerados que permanezcan estáticos, ajenos al imperativo requerimiento de incorporar toda su fuerza intelectual para impulsar el desarrollo, se irán quedando cada vez más rezagados sin posibilidades de evitar que sus recursos humanos y naturales adquieran condición subordinada... La capacidad crítica es fundamental para la consideración racional de conceptos, actitudes y acciones... La perseverancia y tenacidad en el esfuerzo deben ser estimuladas para que los sujetos adquieran las necesarias aptitudes para el logro de objetivos que aparecen como difíciles de alcanzar (...) [4].

En 1987 -cuando cumplía sus 70 años de vida, se celebraba el 29 Aniversario de la Facultad de Ciencias de la UCV y era designado Miembro Honorario del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC)- muere el 12 de septiembre en Caracas, la misma ciudad que lo vio nacer y evolucionar como padre de cuatro hijos, como científico, como académico universitario y como ser humano.

__________
[1] [2] [3] Antillano, Pablo. ?Entrevista con Francisco De Venanzi?. Trabajo ganador del Premio Simón Bolívar 1983. Extraído de Homenaje a De Venanzi en el I aniversario de su muerte. Boletín del Archivo Histórico, Número 7, Tomo I. Ediciones de la Secretaría de la UCV. Caracas/Venezuela, 1988 (suministrado por la Dra. Itala de Becemberg, actual Directora del Instituto de Medicina Experimental de la misma casa de estudios).
[4] De Venanzi, Francisco. ?Mensaje al Claustro?. Extraído de Homenaje a De Venanzi en el I aniversario de su muerte. Boletín del Archivo Histórico, Número 7, Tomo I. Ediciones de la Secretaría de la UCV. Caracas/Venezuela, 1988 (suministrado por la Dra. Itala de Becemberg, actual Directora del Instituto de Medicina Experimental de la misma casa de estudios).


Pizcas de un ciudadano probo
Siempre a la cabeza del quehacer científico
Ucevista a capa y espada
Baúl de fértiles y copiosos escritos
Galardones y homenajes recibidos
Testimonio vivo de una discípula aguerrida

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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