Investigación biomédica
Genotipificación del Virus del Papiloma Humano en mujeres en edad reproductiva del estado Zulia, Venezuela
Discusión
Coincidiendo con el rango etario frecuentemente
relacionado con el VPH en otras investigaciones (2, 27), los resultados señalan
que se tratan de mujeres jóvenes alrededor de los 30 años. En cuanto a los principales factores
de riesgo asociados a la patología cervical, similar a estudios previos
(2, 26, 32), se determinó que no tener una pareja estable, el uso de
anticonceptivos orales, la no utilización del preservativo, la falta de
adherencia a los programas de tamizaje para CCU o pertenecer a estratos
socioeconómicos bajos prevalecieron en la investigación.
Se ha reportado que
en las mujeres infectadas por VPH de alto riesgo el uso de los ACO constituye
un factor de riesgo significativo (26). La pobreza condiciona un riesgo mayor
de adquirir la infección por el VPH con altas tasas de persistencia y
progresión dado a que se relaciona con deficiencias en el sistema inmune debidas
a las carencias nutricionales; además de dificultar el acceso al sistema
sanitario y al tamizaje del CCU (2, 33, 34). Desafortunadamente en
Latinoamérica, la pesquisa del CCU no ha
logrado cumplir con sus objetivos debido principalmente a la baja
cobertura del tamizaje, seguimiento y tratamiento de mujeres con lesiones pre-cancerosas,
y al tamizaje oportuno centrado en mujeres jóvenes con menor riesgo de
desarrollar la enfermedad (35); circunstancia observada en la muestra estudiada.
En relación con los hallazgos citológicos encontrados, la mayoría no
presentó atipias celulares y de los resultados anormales el mayor porcentaje
correspondió a cambios coilocíticos sugestivos de VPH (LIEBG), situación
similar a la reportada en otros estudios realizados (27, 30, 34, 36, 38).
Esta circunstancia aprobaría en estas pacientes el tamizaje del VPH mediante
estudios moleculares en mujeres mayores de 30 años o con citologías que
reporten LIEBG o ASCUS, siguiendo los lineamientos establecidos en el conceso
venezolano de CCU (37); a fin de poder detectar las mujeres con genotipos que
condicionen una mayor predisposición al desarrollo
del cáncer.
Resulta alarmante la alta prevalencia de positividad al VPH
detectada en esta serie (91,10%), mucho más elevada que la reportada tanto en
estudios nacionales e internacionales (2, 7, 12-17, 19, 30, 39, 40). De los 386
genotipos amplificados en las 236 pacientes evaluadas, los genotipos de bajo
riesgo fueron los mayormente detectados, resultados similares a los encontrados
en otros estudios venezolanos (16, 20, 27, 30, 40, 41). Contrariamente, otros
estudios reportan que la prevalencia de genotipos de alto riesgo era mayor (15,
42, 43).
En cuanto a la frecuencia de los genotipos de alto riesgo, en 63,26% de las pacientes evaluadas se determinó
al menos un genotipo de alto riesgo, siendo el VPH-16 el principalmente
detectado (14,66%); coincidiendo con otras investigaciones nacionales (8, 12,
30, 44, 45) y latinoamericanas que destacan que el genotipo oncogénico dominante es el VPH-16 (2,
25, 46), pero contrario al hallazgo de Pacheco y col. (27) quienes reportan al
VPH-16 como el genotipo de alto riesgo menos frecuente en una muestra de
mujeres del estado Trujillo.
En otros estudios nacionales, en conjunto con el
VPH-16, predominaron también el VPH-51 y VPH-52 (17, 44); mientras que en una
reciente investigación efectuada en la Ciudad de México (19) los genotipos más
prevalentes fueron los VPH-52 y VPH-51, los cuales no fueron investigados en
esta serie. Otros genotipos de alto riesgo oncogénico como el VPH-31, no fueron
tan prevalentes como se encontró en otras investigaciones desarrolladas en la
región central de Venezuela (13), en el estado Mérida (30) o en la ciudad de
Caracas (44). El VPH-18 mostró una frecuencia baja entre las mujeres
estudiadas, contrario a lo reportado por Michelli y col. (39), quienes
reportaron que éste era uno de los genotipos más frecuentes (76,92%); su baja
prevalencia se puede deber al daño que ocasiona el VPH-18 en la estructura
celular, lo cual ocasiona su muerte y por ende su eliminación, además de la
inestabilidad genómica generada por la expresión del genoma del VPH-18 (23).
Llama la atención
la alta prevalencia de co-infecciones por diferentes genotipos del VPH (57,67%);
resultado similar al encontrado en otros estudios realizados tanto en Venezuela
(12), Colombia (32) y México (19) donde estas infecciones mixtas predominaron tanto
en las pacientes asintomáticas como en aquellas con lesiones premalignas o con CCU. Se ha sugerido que los genotipos de alto y bajo riesgo oncogénico
pudieran actuar sinérgicamente, de tal manera que se promueva fácilmente el
desarrollo de cáncer cervical, a diferencia de aquellas pacientes infectadas
con un solo genotipo (47); la co-infección con genotipos de VPH de alto y bajo
riesgo sugiere la necesidad de brindar seguimiento a estas mujeres en un futuro
a mediano y largo plazo para detectar y prevenir futuras complicaciones (19).
Es evidente que en
la mayoría de los estudios existen coincidencias entre los genotipos
identificados, sin embargo, también existen diferencias en cuanto al número de
genotipos detectados y en cuanto a sus frecuencias, lo que confirma que la zona
geográfica, la edad de las pacientes y la metodología empleada son importantes
en la distribución reportada del VPH (2). De igual manera, estas variaciones
entre diferentes regiones geográficas pueden explicarse por una parte, al comportamiento
endémico del virus en poblaciones específicas y por otra, pueden estar relacionadas
con los hábitos comportamentales de cada población, su exposición a los
factores de riesgo y las condiciones genéticas de los hospederos (8).
Un hecho que debe considerarse es que la mayoría de las
pacientes no presentaban alteraciones citológicas a pesar de la alta
prevalencia de la infección por el VPH y sobre todo por genotipos de alto
riesgo oncogénico; resultado que coincide con otro estudio nacional en donde
más del 50% de las pacientes VPH positivas tenían colposcopía y/o citología
normal; evidenciando la importancia de incluir las pruebas de detección e
identificación de VPH en la evaluación ginecológica de rutina (39). Aunque la sensibilidad
de la citología convencional en detectar lesiones premalignas es de 51%, cada
año alrededor de 30% de los nuevos casos de CCU ocurren en mujeres con
citología cervical previa negativa, bien sea debido a errores en el muestreo, fijación
o en su interpretación (48); por lo que
en poblaciones sin los recursos necesarios para el análisis y la interpretación
óptima de las muestras es necesario desarrollar herramientas sencillas que no
necesiten una amplia estructura funcional (33).
La presencia latente del virus, indica que debe haber mayor
vigilancia médica para las pacientes positivas, con evaluaciones periódicas más
estrictas, lo que favorecerá la prevención y permitirá un control más efectivo del
riesgo a desarrollar CCU, especialmente en los casos donde se detectó genotipos
de alto riesgo oncogénico (14). Debe recordarse que el éxito no reside en la
sensibilidad de la citología, sino en la repetición constante de la misma y en
el seguimiento sistematizado de mujeres con anormalidades citológicas; lo cual
puede explicar porque en los países latinoamericanos no se han observado sus
efectos en la disminución de la mortalidad por cáncer cervicouterino (6, 23).
En relación a las
metodologías usadas para la detección del VPH, aunque el ensayo de captura de
híbridos tiene como ventajas su fácil aplicación y el estar reconocidos por la
FDA (49); la utilización de técnicas de biología molecular como la PCR y sus
variantes es una de las más utilizadas bien sea en programas de cribado o en
estudio realizados, tanto en poblaciones asintomáticas como sintomáticas, por su
sensibilidad y especificidad (7). Asimismo, proveen la posibilidad de superar
las limitaciones del despistaje por citología, con la finalidad de adoptar
oportunas medidas terapéuticas o de seguimiento, especialmente en mujeres con
factores de riesgo y mayor susceptibilidad a desarrollar CCU (13).
Sin embargo, algunos
investigadores (50) sugieren
que la determinación viral es útil sólo en pacientes con citología atípicas,
mas no cumple ningún propósito en pacientes que se presentan con citología de neoplasia
intraepitelial grado 1, debiéndose considerar tanto las consecuencias
psico-sociales de evidenciar la positividad del test virológico como el gasto de
la prueba y cuestiones éticas relacionadas con la solicitud solicitar un examen
que no es indispensable para su manejo clínico. Los altos costos de las pruebas
moleculares las hacen ciertamente limitadas para la mayor parte de la
población, sobre todo en los países en vías de desarrollo (26); por lo que en
el caso de Venezuela se ha sugerido realizar esta prueba solamente cuando la citología
señale casos de inflamación severa, lo cual impactaría positivamente en la
supervivencia de las pacientes y podría ser sostenible por parte del estado y
la comunidad (12).
El alto costo de estas
pruebas representó una limitación para el desarrollo del estudio, puesto que debido
a las restricciones presupuestarias se restringió la investigación a los
genotipos más frecuentemente encontrados en la población venezolana según los
estudios anteriormente discutidos y trabajar con una muestra intencionada y no
con una muestra representativa de cada centro donde fue desarrollada la
investigación; con lo cual el margen de error y/o sesgos se hubiese minimizado
y se pudiera conocer con mayor precisión la ecología de este virus y la
prevalencia real del mismo en la población femenina zuliana. Por otra parte, aunque
en el país la vacunación contra el VPH no está incluida en el esquema nacional
de vacunación ni se encuentra disponible para su comercialización y aplicación,
una fortaleza del estudio realizado es que al conocer el comportamiento y la
distribución de los genotipos analizados en la población estudiada, permitiría
optimizar los programas de vacunación y lograr un máximo costo-beneficio; así
pues, sería recomienda incluir la vacuna tetravalente en el esquema de
vacunación nacional, tomando en cuenta la experiencia positiva que han tenido
otros países con su uso (6, 51).
|