Parasitología
¿Qué ha pasado en Venezuela cuando el ambiente urbano invade el hábitat natural de los triatominos vectores de la Enfermedad de Chagasí
Conclusiones y recomendaciones
En consecuencia,
en las últimas décadas han ocurrido nuevos brotes de la enfermedad de Chagas en
áreas urbanas donde las poblaciones de triatominos domiciliares son
inexistentes ó raras. Concomitantemente, estas comunidades suelen estar
conformadas por los estratos más deprimidos de la sociedad, y se caracterizan
por un conglomerado desordenado y no planificado de viviendas construidas por
los propios habitantes de manera precaria. En estas prevalecen serias
deficiencias en cuanto a los servicios públicos: suministro de agua potable,
alumbrado público, vías de comunicación, deposición de excretas y de desechos
sólidos, entre los más importantes.
Por otro lado,
dentro del contexto socioambiental señalado, los niveles culturales y
educativos suelen ser bajos, de manera que la no observancia de las condiciones
mínimas de higiene de almacenamiento y manejo de alimentos suele ser un denominador común, aunado a la presencia
de triatominos transmisores de la enfermedad de Chagas, constituyen los
factores de riesgo determinantes para que la transmisión oral de T. cruzi,
sea cada vez más frecuente.
Es así como en
estas comunidades, se han conjugado negativamente, la invasión nocturna del
ambiente domiciliar (habitaciones y cocinas) por especies de chipos
fototrópicas (que las atrae la luz de las casas encendidas durante la noche)
con el inadecuado manejo de alimentos, lo que ha permitido que estos se
contaminen con heces de chipos contentivas de T. cruzi. De manera que al
ser consumidos, las personas desarrollan, en pocos días, la fase aguda de la
Enfermedad de Chagas.
Lamentablemente,
en algunos casos, los resultados han sido fatales, especialmente niños y
ancianos, por ser inmunológicamente los más vulnerables. La casuística de la
transmisión oral por contaminación de alimentos lamentablemente ha incrementado
en los últimos años en varios países latinoamericanos, siendo relativamente
frecuentes en Brasil, Colombia y Venezuela.
La evidencia
disponible, pareciera indicar que esto fue lo que precisamente ocurrió en los recientes brotes orales de ECh ocurridos en
Venezuela, particularmente en Chacao en 2008 con 5 fallecidos de 103 personas
infectadas (32), en Chichiriviche de la Costa en 2009 con 3 muertos de 58 y en
Antimano Gran Caracas mayo 2010 con 1 muerto de 17 infectados. En estos brotes
orales se responsabilizó a P. geniculatus, que es la única especie de
triatomino detectado en dichas localidades además de presentar elevados índices
de infección natural a T. cruzi.(16)
Igualmente se
sospecha de esta especie de triatomino como el causante de los brotes orales de
ECh en el municipio de Santa Isabel de Río Negro en el Amazonas Brasileño en
enero del 2010 (ISID 2010a)(34) y otro en Colombia en la localidad
de Aguachica del Departamento del César durante el mes de junio de este año
localidad donde están presentes P. geniculatus y T. dimidiata ambos
vectores de T. cruzi (Guhl
et al. 2007, ISID 2010b)(34,35).
A la luz
de estos acontecimientos, podríamos suponer que este triatomino posee mayor
importancia como vector de la ECh contrariamente a
lo que se ha sido la opinión general hasta el momento.
No obstante, para poder establecer la
magnitud real de esta problemática resultan prioritarios estudios
seroepidemiológicos y bioecológicos sobre la ECh en las áreas donde esta especie
es el único triatomino conocido, como es el caso de La Gran Caracas y ciudades
circunvecina en el estado Miranda, donde quizás el proceso de domiciliación
este más avanzado en unos lugares respecto a otros, probablemente modulado por
las particularidades de la dinámica socioambiental de cada uno(16,17).
Cabe destacar, que en este momento
este triatomino es poco conocido tanto por la población en general como a nivel
del personal de salud y en la literatura. En consecuencia, no existen planes de
control planificados con base a las particularidades bioecológicas y de
comportamiento de esta especie. Condición que podría tener serías implicaciones
epidemiológicas, si consideramos que existe una importante proporción de la
población venezolana, alrededor de un 20% en riesgo de contraer la ECh por
vivir en contacto permanente con P. geniculatus tanto en la Gran Caracas
como en los estados Vargas, Miranda y Aragua, particularmente en áreas
densamente pobladas, profundamente deprimidas económicamente y en total desconocimiento por parte de sus
habitantes, de que se trata de un insecto transmisor de la ECh.
Esto condiciona que se priorice el
desarrollo de métodos cuya capacidad de
rastreo, sensibilidad y efectividad, permitan una rápida detección de las poblaciones
de P. geniculatus en el área urbana y suburbana donde usualmente la
complejidad fisonómica y estructural de las comunidades afectadas, minimizan el éxito de los procedimientos convencionales de
inspección y búsqueda, y al mismo tiempo dichos métodos deberían garantizar una
mayor efectividad de las acciones de control, permitiendo que se reduzcan tanto
los costos operativos y logísticos así como el impacto ambiental derivados del
uso de plaguicidas residuales.
Finalmente,
nuestros estudios de laboratorio y de campo sobre P. geniculatus en aspectos de
biología, comportamiento y ecología, indican que por el momento la mayor proporción de triatominos encontrados corresponden a
adultos provenientes de las inmediaciones de las viviendas ubicadas
dentro ó cerca de áreas boscosas y donde este triatomino esta presente
naturalmente, de manera que proponemos las siguientes estrategias para proteger a la
población de este triatomino:
1)
Frisar muy bien todas la viviendas a fin de impedir que
los chipos se introduzcan en fisuras o huecos, especialmente en la placa del
piso.
2)
Colocar tela de malla
antizancudos (plástica o metálica) en ventanas y puertas.
3)
Colocar
protectores (“ataja bichos”) que impidan la entrada de los chipos a las casas.
4)
Preferir
luces de baja intensidad en las áreas externas de la casa, otra alternativa
para controlar la intensidad de la luz es utilizar potenciómetros, “dimer”
o reóstatos. Y cambiar la orientación de
las luces para que no alumbren directamente a las áreas boscosas ó montes
cercanos.
5)
Mantener los animales dentro de corrales lo más alejado
posible de la casa. No permitir mascotas dentro de las habitaciones, especialmente durante la noche.
6)
Mantener
muy limpia la casa, evitar la acumulación de objetos en desuso (periódicos viejos,
cajas de cartón, zapatos, gaveras de refrescos o cerveza, muebles, etc.).
7)
Instruir a la ciudadanía sobre la conducta a seguir en
caso de encontrar un chipo en el interior de la vivienda.(evitar la manipulación directa, sin antes no tomar medidas de protección de las manos,
el parásito T. cruzi agente causal de la enfermedad de Chagas esta
presente en las heces del chipo y puede entrar por heridas ó excoriaciones
presentes en la piel. Pueden utilizarse guantes, ó una bolsa plástica a manera
de guantes).
8)
Control de roedores en las viviendas, ya que el chipo se
asocia y vive junto a ratas y ratones
debajo del piso de las viviendas, mediante la utilización de raticidas
autorizados para su control. Controlando los roedores se evita la proliferación
del chipo en los hogares.
9)
No dejar desprotegidas las verduras, legumbres,
hortalizas y frutas a la intemperie especialmente si en la región se sabe de la
existencia de P. geniculatus o se sospecha que este presente.
10) No aplicar insecticidas, sin antes solicitar la
participación de profesionales en esta materia.
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