Julio-Septiembre 2011 47
ISSN 1317-987X
 
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Casos Clínicos
 





La violencia y sus efectos

Una reflexión

Como cualidad típica de los tiempos que vivimos, la parentalidad ha sustituido a la paternidad, y los lugares cada vez más ambiguos e indefinidos dentro de las constelaciones familiares, abonan el camino para una identidad, por tanto más difusa, precaria, lábil y subyugada, a merced de lo pulsional.
La permisividad para gozar es legitimada por todos y en algún caso hasta exigida. El que no goza no es “cool”, no está en nada. ¡Claro! ésta ha sido siempre la consigna del adolescente de todos los tiempos, pero al tratarse de niños, el panorama se nos ofrece, como mínimo, preocupante.
Bauman (2), ha venido estudiando aguda y exhaustivamente los actuales modos de intercambio social y ha observado en las nuevas generaciones una urgencia por alcanzar el placer a cualquier precio, confundiéndolo con felicidad, con el propósito de renovar continuamente su identidad. Esa identidad que se va construyendo gradualmente y que visualizamos como un destino y un fin apacible y esperanzador, es despreciada por el joven de hoy y percibida como obsoleta frente a la atractiva inmediatez de lo novedoso, momentáneo y fácil. Todo viene ya listo y preempacado, tanto el té, como el jugo y los hijos. Este autor ha llamado “modernidad líquida” al nuevo orden social y a estas volátiles formas de relación con los otros y con nosotros mismos; el “síndrome de la impaciencia” es su definición para la dificultad de postergar la necesidad de gratificación instantánea. ¡Viva el imperio del principio del placer!
Por otra parte, el ilimitado acceso, desde muy temprano, a información de todo tipo, mediante esa suerte de biblioteca soñada por Borges, pero en ocasiones distorsionada en su uso como lo es la Internet, ha devenido en instrumento peligroso de erotización que borra toda frontera y espacio y obstaculiza procesos psíquicos que requieren de un trabajo más elaborado como lo son la fantasía, la ilusión y la sublimación. Es “chimbo empatarse, porque mejor es zampar y resolverse”, es decir, mejor ligar intermitentemente con el o la que aparezca que la “atadura” a un sólo –exclusivo- duradero- vínculo amoroso.
En youtube todo es posible, además de bajar videos musicales y otras informaciones de interés, también puedes ver una autopsia, una lapidación y, si te apuras, antes de que lo elimine la censura, una porno rapidita con todos los elementos perversos imaginables listos para ser observados por cualquiera sin importar la edad. La fantasía es materializada, concretizada y elevada al nivel de lo superior y convenido.
En J y en M la pulsión se presentifica en sus dos caras antitéticas, sadismo y masoquismo. El uno y el otro se ubican en los puntos extremos del espectro, pero su oscilación abre una hendija para la interrogación.
Cuando un niño nos es traído a consulta, nos llega también la demanda de los padres; las indicaciones y orientaciones suelen ser utilizadas y pertinentes la mayoría de las veces, pero el análisis del niño tiene su especificidad y es nuestro deber adherirnos a él sin olvidar que el niño es el paciente, aun cuando cargue con los ideales, deseos y fantasmas paternos.
Cada niño es un ser que debe encontrar su lugar propio y ser atendido en su singularidad. Cuando juega, cuando habla o cuando no sabe o no puede jugar, cuando no quiere venir a las sesiones, cuando se pelea con nosotros o cuando nos ama, el niño está siendo sujeto y nos comunica su realidad psíquica.
Nuestro trabajo consiste en ayudarlo a discernir y discriminar, como lo hacemos con el adulto, a reordenar sus pulsiones y semantizarlo descifrando con él el síntoma por el que sufre y gana.




Continua: Referencias

La violencia y sus efectos
Introducción
J y su “sadismo”
Las inhibiciones de M
Una reflexión
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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