El
método de control inicial se basa en dar información a las poblaciones
afectadas por la infestación, y difundir información sobre la peligrosidad de
poseer estos animales como mascotas.
Es
indispensable la realización de reuniones con las autoridades locales para
organizar jornadas de capacitación que permitan efectuar un correcto
reconocimiento de las especies y recolección de las mismas, utilizando una
adecuada forma de manejo, llevando un control de las especies colectadas y teniendo un lugar estipulado para su
disposición final.
Debe
evaluarse la distribución, hábitat y reproducción del caracol dentro de la
región, realizar mapas de los ecosistemas vulnerables (hasta 1500msnm)(22)
para poder acceder a éstos y tomar las medidas necesarias.
Dentro
de las medidas de erradicación se tiene como principal herramienta el empleo de
molusquicidas. Estos son costosos y causan daño a otras especies animales del
ecosistema donde se utilice, incluyendo al ser humano.(23)
La otra opción disponible es el control
biológico. í‰sta es menos recomendable ya que, al introducir depredadores
naturales de la especie invasora se ocasiona un nuevo desbalance dentro de la
fauna original. En el caso de Achatina
fulica los depredadores utilizados
son gastrópodos pulmonados
Euglandina rosea, Gonaxis quadrilateralis, entre otros,
los cuales son poco selectivos y pueden terminar eliminando a los caracoles de Achatina endémicos de las zonas
afectadas.
El
Servicio Autónomo de Sanidad Agropecuaria y Corposalud Aragua promovió la
incineración, dicho método fue descrito en el año 2002 (24)
como una forma efectiva de erradicación de la especie. Se debe realizar la
recolección manual de los caracoles utilizando guantes de látex. Los especímenes
deben ser colocados en un recipiente con una considerable cantidad de agua con
cloro añadido para su posterior incineración en un espacio alejado de la
comunidad, evitando intoxicaciones con los gases emitidos.
Es
importante destacar que la eliminación del molusco no causa un desequilibrio
ambiental ya que éste no pertenece a la fauna habitual y causa grandes daños al
ecosistema.
Conclusiones
La migración de Achatina fulica en Venezuela
como producto de la importación del molusco para diferentes fines, se ha
convertido ciertamente en un problema de salud pública en el país. Luego de la
revisión de diferentes estudios realizados sobre este caracol se comprobó que
actúa como vector de varios parásitos,
dentro de los cuales se ubican parásitos locales como es el caso de Schistosoma mansoni, Trichirus trichura,
Hymenolepis spp, Strongyloides stercoralis
facilitando la transmisión de dichas infecciones dentro de las localidades
infestadas por el molusco. Además A.
fúlica es un importante vector de Angiostrongylus
spp por lo que puede convertirse en importador
de Angiostrongylus
costaricencies y Angiostrongylus cantonensis, ambos parásitos responsables
de enfermedades graves como meningoencefalitis eosinofílica y
angiostrongiliasis abdominal.
Al existir diagnósticos previos de
angiostrongiliasis abdominal en el país debe ser indispensable la realización
de historias clínicas con un buen perfil epidemiológico que permita evaluar si
en las zonas de procedencia del paciente se ha comprobado la existencia de A. fulica, e incluir al Angiostrongylus costaricencies como
parte de los posibles diagnósticos diferenciales en el caso de presentarse
pacientes con ileitis,
ileocolitis y apendicitis aguda que cursen con un infiltrado
eosinofílico fuerte y granulomas.
Económicamente el "caracol gigante
africano" también representa un problema para los pobladores afectados por la
infestación, ya que al no poseer hábitos alimenticios selectivos, acaba con
cultivos y jardines locales.
Conclusiones
La migración de Achatina fulica en Venezuela
como producto de la importación del molusco para diferentes fines, se ha
convertido ciertamente en un problema de salud pública en el país. Luego de la
revisión de diferentes estudios realizados sobre este caracol se comprobó que
actúa como vector de varios parásitos,
dentro de los cuales se ubican parásitos locales como es el caso de Schistosoma mansoni, Trichirus trichura,
Hymenolepis spp, Strongyloides stercoralis
facilitando la transmisión de dichas infecciones dentro de las localidades
infestadas por el molusco. Además A.
fúlica es un importante vector de Angiostrongylus
spp por lo que puede convertirse en importador
de Angiostrongylus
costaricencies y Angiostrongylus cantonensis, ambos parásitos responsables
de enfermedades graves como meningoencefalitis eosinofílica y
angiostrongiliasis abdominal.
Al existir diagnósticos previos de
angiostrongiliasis abdominal en el país debe ser indispensable la realización
de historias clínicas con un buen perfil epidemiológico que permita evaluar si
en las zonas de procedencia del paciente se ha comprobado la existencia de A. fulica, e incluir al Angiostrongylus costaricencies como
parte de los posibles diagnósticos diferenciales en el caso de presentarse
pacientes con ileitis,
ileocolitis y apendicitis aguda que cursen con un infiltrado
eosinofílico fuerte y granulomas.
Económicamente el "caracol gigante
africano" también representa un problema para los pobladores afectados por la
infestación, ya que al no poseer hábitos alimenticios selectivos, acaba con
cultivos y jardines locales.