La
fasciolosis es un importante problema de salud bien conocido por la ciencia
veterinaria, principalmente en áreas del mundo donde su presencia tiene un significativo
impacto económico, especialmente en ovinos y bovinos.
Investigaciones
realizadas en los últimos años, muestran a la fasciolosis como un problema relevante
de salud pública a nivel mundial(1,2,3,4). Estudios de paleoparasitología
indican que la enfermedad se presentó en Europa, en poblaciones humanas
prehistóricas de la edad de piedra, periodo caracterizado por la domesticación
de animales y el desarrollo de la agricultura(5). Desde allí, la
enfermedad se expandió hacia otros continentes a través de viajes de
exploración, colonización y búsqueda de nuevos mercados y materias primas.
El
hombre es susceptible al parásito y participa en la transmisión de la
enfermedad en pequeñas áreas hiperendémicas. Las características de desarrollo
y transmisión del parásito en humanos son semejantes a las de ovinos y caprinos.
Estos tremátodos
alcanzan la madurez sexual en el hombre en un periodo de 3-4 meses, y su supervivencia
se prolonga entre 5 y 13,5 años(3).
Una vez ingerida la metacercaria y
exquistada en el intestino delgado, el verme juvenil migra por la cavidad
peritoneal y el parénquima hepático, causando hemorragia e inflamación en la
fase aguda. En busca de su localización definitiva en los conductos biliares, Fasciola hepatica en su fase crónica puede
causar hiperplasia e inflamación de su epitelio y de la vesícula provocando su
engrosamiento(6).
Las manifestaciones más
frecuentes encontradas en
la fasciolosis humana aguda,
son: dolor abdominal, fiebre, hepatomegalia, eosinofilia persistente(7) y
algún grado de anemia(8-10). En la fase crónica, que corresponde a
la localización del parásito en las vías biliares, la enfermedad puede ser
asintomática, o con manifestaciones como cólicos biliares y colangitis. Durante
la migración a través de la cavidad peritoneal, las larvas pueden desviarse a
localizaciones aberrantes en diferentes partes del organismo. Por lo tanto, algunos
pacientes pueden presentar infiltrados pulmonares, pleuropericarditis,
meningitis o linfoadenopatías(11,12).
Considerada
una enfermedad zoonótica de escasa ocurrencia hasta mediados de 1990, en la
actualidad la fasciolosis humana es considerada una enfermedad emergente o
reemergente de presentación cosmopolita, que presenta la más amplia
distribución latitudinal, longitudinal y altitudinal. Ha sido reportada en 51
países de África, América, Asia, Europa y Oceanía y se estima que existen entre
2,4 a 17 millones de personas afectadas en el mundo, y 180 millones de personas
en riesgo de adquirir el parásito(13-17)
F. hepatica es
el único parásito capaz de originar zonas hiperendémicas humanas desde el nivel
del mar, como en la provincia de Gilan en el Mar Caspio en Irán; hasta
altitudes superiores a los 3.800 msnm en altiplanos y valles de Bolivia y Perú.
No hay otro parásito heteroxeno que presente tan amplia distribución como F. hepatica(18).
La
enfermedad se considera emergente en países asiáticos como Irán y Vietnam, y
Egipto en África. La situación más grave en el continente asiático se da en Irán
con reportes entre 10.000 a 30.000 personas enfermas, y hasta 6 millones en
riesgo de adquirir el parásito. La enfermedad ocurrió de manera esporádica
hasta 1989, año en que se presentó un brote que afectó a 10.000 personas. Un
problema aún más grave ocurre en algunas zonas rurales endémicas de Egipto en
provincias del Delta del Nilo, provincias altas y en la ciudad de Alejandría
con prevalencias en humanos entre 7% y 17%, esto representa un número aproximado de
830.000 personas infectadas y un total de 27,7 millones en riesgo de infectarse(19,20).
En
Europa la enfermedad se ha diagnosticado en 19 países. La mayoría de los casos
se encuentra en Francia, Portugal, España y la antigua URSS. En Francia se reportó
una importante área endémica con 300 personas infectadas(11,21).
En
Centro América la fasciolosis es un problema de salud en las Islas del Caribe
especialmente en zonas de Puerto Rico y Cuba. En 1983 en Cuba un brote afectó a
más de 1.000 personas(3). En cuanto a América del Sur, los
principales problemas de salud humana se presentan en Bolivia, Perú, Ecuador y
en menor proporción Chile(15).
En
Perú, la región endémica animal ocupa el 48% del territorio nacional, en el
cual viven 7.759.000 personas en riesgo de infectarse. Con una prevalencia de 9.7%
se estima que puede haber hasta 742.000 personas afectadas(22). Las
cifras de morbilidad en Bolivia corresponden a 360.000 personas, localizadas en
la región norte del altiplano. Este carácter hiperendémico mostró prevalencias entre
72% y 100% mediante técnicas coprológicas y serológicas respectivamente(23)
En
Argentina, Brasil, Colombia, Uruguay y Venezuela, la fasciolosis humana aparece
muy focalizada y de manera esporádica.