Octubre-Diciembre 2013 56
ISSN 1317-987X
 
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Parasitología
Fasciolosis, zoonosis emergente y reemergente vista desde una dimensión ambiental (Revisión)

Aproximación al estudio de la fasciolosis en Colombia

El estudio de esta parasitosis se remonta a comienzos del siglo XX y corresponde fundamentalmente a tesis de grado de médicos veterinarios que abordaron la etiología, el tratamiento, las pérdidas económicas, el diagnóstico, y un acercamiento a la prevalencia e incidencia obtenidas principalmente en las plantas de sacrificio. En estos trabajos se describió la presencia de la enfermedad en las principales zonas lecheras de Colombia de los departamentos de Nariño, Cauca, Valle, Antioquia, Caldas, Tolima, Cundinamarca y Boyacá. Sin embargo la incidencia de dichos trabajos en la actividad ganadera al parecer ha sido nula(24).

Incluso, una exploración adicional que se hizo con documentación de las últimas décadas del siglo XX nos sugiere que pese a la alta incidencia de la enfermedad en ganado lechero de regiones de clima frío, las investigaciones realizadas sobre la fasciolosis no han tenido impacto en el diseño y desarrollo de programas para su prevención y control(24).

Las primeras publicaciones sobre el estudio en humanos, se hicieron en 1955 y 1969 respectivamente. En ellas los autores llaman la atención sobre los riesgos de adquirir la enfermedad por las condiciones sanitarias en que vive la población, en especial el agua de consumo, sumado a los datos de prevalencia obtenidos de mataderos que referenciaban la distribución de la distomatosis hepática por todo el territorio nacional llegando a 80% en algunas regiones(24).

Se presentan a continuación algunos datos sobre la fasciolosis en nuestro país, obtenidos de trabajos de investigación entre el año 2000 y 2010. Es importante señalar que la estimación más reciente, reportada en el año 1996, de los costos anuales para el sector pecuario fue de $12483 millones de pesos(25). No obstante, es necesario realizar investigaciones para medir el verdadero impacto socio-económico de esta parasitosis, en la medida que la enfermedad no se ha controlado y que en su conjunto los padecimientos parasitarios son responsables de las mayores pérdidas económicas en la ganadería colombiana. Dado su carácter endémico, presentación subclínica y baja mortalidad, frecuentemente no se considera ni evalúa su impacto económico. La concurrencia de parasitismo gastrointestinal, hemoparásitos y ectoparásitos, tiene el mayor impacto negativo sobre los indicadores productivos y reproductivos y explican en buena parte la ineficiencia de muchos sistemas pecuarios.

En el sector pecuario, un estudio de campo reportó una prevalencia de 90% en ganado bovino en haciendas ganaderas del valle de San Nicolás, que comprende los municipios de Rionegro y La Ceja, en el oriente antioqueño(26).

Una investigación llevada a cabo en el matadero municipal de Pamplona, Norte de Santander, en ganado bovino procedente de Boyacá y de los Santanderes encontró una prevalencia total de 9,18% (27).

En humanos, un estudio realizado en el Valle de San Nicolás, en el Departamento de Antioquia, reportó una prevalencia serológica de 4,9%. El estudio a su vez refiere el reporte de 24 casos de fasciolosis desde el año 1953 (28).

Algunos datos preliminares hallados por nuestro grupo de investigación en zonas endémicas de la provincia de García Rovira ubicada en Santander, dan cuenta de prevalencias por examen coprológico de 30,93% y 51,47 % en bovinos y ovinos respectivamente; mientras que por serología mediante ELISA se encontró positividad entre 75 % y 85% (datos sin publicar).

No obstante estos y otros estudios sobre fasciolosis en nuestro país, el conocimiento sobre la distribución temporal y espacial y el impacto económico de esta parasitosis en la producción animal, es escaso y fragmentario, siendo aún más exiguo en humanos. Esta situación tiende a ser subsanada gracias a los trabajos realizados en el PECET (Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales) desde la década pasada; y el aporte de nuevos grupos de investigación para ampliar el conocimiento.

Con los resultados de las investigaciones realizadas y las que están en curso se busca sensibilizar a instituciones públicas y privadas para que presten mayor atención al problema y financien la investigación en diferentes tópicos del problema, con el objetivo de plantear políticas de control y prevención.

La necesidad de implementar medidas de control en torno a zoonosis relacionadas con trematodos y transmitidas por alimentos, ha sido enfatizada por diversas instituciones entre las que se destacan, el Instituto de Tecnólogos de Alimentos; el Panel de Expertos sobre Seguridad Alimentaria y Nutrición(29); y la 14ª Reunión interamericana a nivel ministerial en salud y agricultura(30). En la “Tercera Reunión Mundial de Socios para el Control de Parásitos”, las trematodosis transmitidas por alimentos fueron agregadas a la lista de helmintosis importantes por su gran impacto en el desarrollo humano(31).

Las evidencias disponibles, sugieren que la emergencia y reemergencia de fasciolosis en humanos, está relacionada con diversos factores. En primer lugar, se menciona la habilidad tanto del trematodo como de los Lymneidos que actúan como hospederos intercalados, de moverse y adaptarse a nuevos hospederos y reservorios; lo mismo que a colonizar nuevos ambientes y diseminarse.

En la actualidad la globalización de la economía como fenómeno político, económico y social facilita el flujo internacional de animales y provee por tanto al parásito como a los caracoles condiciones adecuadas para su diseminación. De otro lado, el uso indiscriminado de antiparasitarios, contribuye a la distribución de la resistencia antihelmíntica.

La enfermedad en los humanos se presenta en áreas donde se establecen ciertas circunstancias tales como: coincidencia de hospederos susceptibles e intercalados, y las condiciones ecológicas favorables para algunos estadios del parásito y del caracol(32).

En áreas donde F. hepatica es endémica en humanos, los resultados de campo, lo mismo que estudios multidisciplinarios, indican que el agua, lo mismo que los alimentos indirectamente contaminados por ella, especialmente vegetales, u objetos que actúan como vías de transmisión (utensilios de cocina) o exposición (por ejemplo durante el lavado de ropas en aguas corrientes) explican en mayor o menor grado la enfermedad en humanos, dependiendo de sus condiciones ambientales en diferentes áreas endémicas(32,33).

Aun cuando la enfermedad en humanos se presenta principalmente en áreas donde hay animales domésticos afectados, la prevalencia e intensidad no guarda siempre una relación directa con la de ellos. Se ha demostrado que la distribución y epidemiología en humanos tiene particularidades que no se pueden asimilar del todo al modo como ocurre en animales (32-34).

En el hombre, su presentación está influenciada por algunas prácticas culturales tanto en el manejo del ganado como en el consumo de vegetales y agua expuestos a la contaminación. Estas y otras circunstancias, muestran la complejidad de la enfermedad y una clara vinculación de múltiples factores ambientales envueltos en su proceso evolutivo(4,35).

A partir de resultados nosogeográficos en áreas endémicas de la parasitosis humana en diferentes regiones del mundo, se ha encontrado que los bien conocidos patrones epidemiológicos, no siempre explican de manera satisfactoria la transmisión de la fasciolosis. Así, cuando se estudia la enfermedad en un área determinada, los patrones tradicionales deben ser tomados como un punto de partida antes de proponer medidas de prevención y control sin conocer y comprender las características específicas del área en consideración(4,35).

Para desarrollar adecuadas estrategias de prevención y control, construidas sobre la realidad, debe incrementarse el conocimiento sobre la epidemiología local o regional de la enfermedad. Es necesario explorar y profundizar sobre un área y su entorno para identificar factores de riesgo a menudo ignorados, cuando se trabaja sin un abordaje integral. Para acometer la aproximación que requiere esta determinación multidimensional, es conveniente utilizar conceptos de nosogeografía y epidemiología de paisaje. Este abordaje ecológico de la enfermedad identifica factores asociados e incrementa la comprensión de los mecanismos de mantenimiento, circulación y distribución de los agentes, que explican su cadena de transmisión.

En primer lugar, surge el concepto del nido natural o nidalidad. Para diferentes parasitosis, pueden identificarse paisajes naturales de la enfermedad denominados nidos. Ellos corresponden a escenarios, en los cuales se dan las condiciones ecológicas, físicas, bióticas que garantizan la persistencia, manutención y circulación, tanto del agente, como en el caso de F. hepatica, de los hospederos intercalados. Desde estos territorios nosogénicos, mediando la intervención del hombre, a través de la crianza y transporte de animales, el establecimiento de cultivos, la construcción de depósitos de agua o sus canalizaciones, se vehiculiza el agente y sus hospederos hacia otras áreas y regiones antes no afectadas. Las enfermedades que presentan estrictos límites geográficos dentro de un ecosistema o una serie de ecosistemas, son consideradas como enfermedades con nido natural. Cuando las enfermedades son transmitidas por vectores o interviene un hospedador intercalado, su distribución se halla restringida a fronteras geográficas más precisas que otras enfermedades. Esto es porque el ecosistema tiene que satisfacer las necesidades tanto del huésped como del hospedero de manutención(36).

Partir de la caracterización de los focos, es un buen camino, sin embargo no exento de dificultades debido a la capacidad de los Lymneidos de ocupar diferentes tipos de cuerpos de agua, como los pequeños cursos de agua, canales naturales y artificiales, las emanaciones del subsuelo de poca profundidad, capas freáticas, ríos grandes y pequeños, zonas de inundación, pozos poco profundos, estanques, piscinas, fuentes artificiales, áreas de inundación, lo mismo que aguas limpias marcadamente eutróficas. Lymneidos se encuentran generalmente en los cuerpos de agua estancada o con flujo mínimo de agua y muy rara vez en las aguas vivas, como después de una intensa lluvia(3).

Para interpretar el papel de estos nidos, en la epidemiología de la enfermedad, es necesario extender la investigación, hacia la comprensión de los fenómenos relacionados con la actividad humana en las áreas en las cuales se establece la relación. En áreas sin sustanciales variaciones de clima ni de otros factores ambientales físicos, eran los factores asociados al manejo de los animales los que determinaban la distribución espacial de F. hepatica(37). Esto significa que es necesario caracterizar e interpretar a su vez el papel de los agroecosistemas, esto es, de los paisajes intervenidos u ocupados por el hombre en los cuales se da la relación animal–parásito, generadora de la enfermedad, para después pasar al hombre, generando la zoonosis.

Esas circunstancias integran entonces la complejidad del análisis de la dimensión ambiental que desde un enfoque sistémico, incorpora los componentes físico, biótico y antrópico. Si bien su concepción es integral; su análisis se desagrega para tener claridad sobre sus relaciones e interacciones. A continuación se discurre sobre características y circunstancias de estos componentes que deberían ser tenidos en cuenta cuando se adoptan estos abordajes desde la investigación y la intervención.


Fasciolosis, zoonosis emergente y reemergente vista desde una dimensión ambiental (Revisión)
Introducción
Aproximación al estudio de la fasciolosis en Colombia
Ambientes físico y biológico
Ambiente antrópico
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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