Desde
el punto de vista de la epidemiología de paisaje, F. hepatica se encuentra desde 4.200 msnm en altiplanos hasta los 0
msnm en valles, islas y tierras medias. El parásito se transporta a través del
agua depositándose en reservorios acuáticos naturales o de irrigación
artificial; lagos o lagunas, grandes ríos hasta manantiales y pequeños arroyos,
y cuerpos de agua permanentes o temporales (4,18).
Se
encuentra tanto en el hemisferio norte como en el sur; en climas calientes y
fríos, en áreas geográficas con y sin estaciones; en climas con restricciones
hídricas, lo mismo que en áreas de alta pluviosidad; de la misma manera que en
diferentes escenarios de evapotranspiración asociados con condiciones variables
de sequía y humedad(4).
En
este sentido es conveniente considerar que las circunstancias asociadas al
cambio climático y otras alteraciones climáticas relacionadas con el fenómeno de
la corriente del Niño dan lugar a sequías e inundaciones que propician la
persistencia y circulación del parásito(32,38).
Un
aspecto físico de interés respecto a la distribución de caracoles, se aprecia
por ejemplo en el caso de los Lymneidos que albergan F. hepatica; son especies con características anfibias y habitan en
cuerpos de agua pequeños o muy pequeños, dependiendo del régimen hidrográfico;
en tanto que los Lymneidos responsables por la transmisión de Fasciola gigantica son especies que
prefieren cuerpos de agua mayores, profundos y de carácter más permanente y ricos
en vegetación acuática. Estas características del hábitat muestran que los
focos de transmisión de las dos especies de Fasciola
son diferentes y aparecen separados(4).
En
un área endémica, la distribución del parásito es irregular, esta
característica a su vez está relacionada con otro aspecto fisiográfico; la
presencia a modo de parches de cuerpos de agua. Se ha constado que la prevalencia
en humanos aparece relacionada con la distancia a los cuerpos de agua en los
cuales se encuentran los Lymneidos(3). Debe señalarse que el poder
expansivo que ha tenido F hepatica,
se explica también en su gran capacidad de adaptación a las especies hospederas
intermediarias presentes en los más diversos e inhóspitos ambientes(18).
En términos de adaptación a variados rangos se señala el caso de Galba truncatula, que se adapta a diversas condiciones físicas y químicas, lo
mismo que a cuerpos de agua con un amplio espectro de vegetación.
También
cabe resaltar la dependencia que tienen los huevos del parásito del medio
acuático externo para su evolución a miracidio y de éste para invadir al
Lymneido en el que se transformará a cercaria. La temperatura y otras
condiciones ambientales son determinantes para la persistencia de los caracoles
y la emisión viable de las cercarias, lo mismo que su persistencia en el medio.
Finalmente
el ambiente físico es altamente determinante en la transformación de cercaria a
metacercaria, y de ofrecerle las condiciones adecuadas para su persistencia y
circulación, hasta alcanzar a un nuevo hospedador susceptible(39).
Ambiente biológico
En
torno al ambiente biológico, sin duda el aspecto sobresaliente, está vinculado con
la presencia y distribución de los caracoles; lo mismo que a la vegetación
acuática que le da sustento. De la misma manera participan los pastos, el agua y
los vegetales consumidos por los animales o los humanos, y que son utilizados
por las metacercarias como vehículos de transmisión.
F. hepatica muestra
preferencia por Lymneidos del grupo Galba
/ Fossaria que están presentes y bien distribuidos en todos los continentes
(39, 40, 41, 42).
La
colonización por F. hepatica de
nuevos ambientes y áreas geográficas, ocurre además por las capacidades de adaptación
a un amplio rango de Lymneidos autóctonos de las áreas que ocupa(4).
Existe una amplia gama de especies de Lymneidos que actúan como hospederos intercalados
en diversos lugares del mundo(32, 39, 40, 41, 42). Este fenómeno está
relacionado con el poder de colonización de F.
hepatica y su capacidad de producir más larvas cuando infecta a especies de
Lymneidos en otro lugar o ambiente ecológico diferente al de origen.
Capacidades similares, pueden señalarse, cuando Stagnicolines spp, Galba sp
y Fossaria sp, actúan como hospedadores
intercalados de F. hepatica en los
hábitats donde normalmente los Lymneidos están ausentes(4). Una de
las características que explican la emergencia de enfermedades, tiene que ver
precisamente con las capacidades que desarrollan los agentes para adaptarse a
nuevas especies y expandir su territorio.
Se
ha identificado una cepa de Pseudosuccinea
columella resistente a F. hepatica en
Cuba, donde la fasciolosis se transmite tanto por Lymnaea cubensis (Fossaria cubensis)
y P. columella(43). Este
hallazgo abre posibilidades interesantes para identificar los determinantes de
esta resistencia y utilizarlos en futuras estrategias de control(4).
Finalmente
en torno al ambiente biológico, debe prestarse especial atención a otras
especies diferentes a ovinos y bovinos, que pueden estar participando en la
transmisión de la enfermedad en su calidad de reservorios epidemiológicos en los diferentes
paisajes productivos. De la misma manera debe abordarse el papel de potenciales
reservorios ecológicos en áreas silvestres, involucrando diversas especies en
los nidos naturales.
Se
ha encontrado el parásito en caballos, asnos, mulas y camélidos domésticos y
salvajes; mamíferos herbívoros como los búfalos, ciervos y varios marsupiales, conejos,
liebres, nutrias; también son hospederos susceptibles varias especies de monos en
África(44-47).