La promoción de hábitos de alimentación y estilos de
vida saludables en los niños se ha convertido en una de las prioridades de la
Organización Mundial de la Salud y así disminuir la obesidad y las enfermedades
crónicas no transmisibles(8).
El presente estudio muestra predominio de
la obesidad en el sexo masculino, a diferencia de lo observado en otras
investigaciones de la misma comunidad en donde se ha encontrado una
distribución similar de acuerdo al género(9).
Es indudable que la falta
de conocimientos acerca del contenido en nutrientes de los alimentos contribuye
con el desarrollo de la obesidad. Estos resultados pueden obedecer a la
carencia del contenido técnico a nivel del currículo de primaria, ya sea por
falta de recurso humano especializado (nutricionista), o porque la información
que se brinda es de carácter teórico y no práctico. Otro escenario además del
escolar que podría estar influyendo en el bajo nivel de conocimientos puede ser
el familiar, debido a que existe desinformación o falta de interés por parte de
los padres o encargados de la alimentación y nutrición de los niños. La Organización Mundial de la Salud plantea que la
salud se crea y se vive en el marco de la vida cotidiana, rescatando el papel
de la familia y de la escuela, y dentro de ella, de los docentes como agentes
fundamentales en la promoción y fomento de la salud de la comunidad(10-14).
Se observó buenos hábitos en los niños
obesos en relación al uso de salero, agregado de azúcar y tomar abundante
líquido, lo cual obedece a la difusión por los medios de comunicación y a nivel
escolar desde hace algunos años de la necesidad de disminuir el agregado de sal
en la mesa y la importancia de la ingesta del agua para la buena salud.
En
relación a la asociación alimentación y la enfermedad fue adecuada para la
obesidad y diabetes, por ser pacientes de la consulta de nutrición ya educados
a través de su propia enfermedad. No se observaron los mismos resultados para
la hipertensión arterial en los niños, pero sí en los padres por ser muchos de
ellos ya hipertensos o tener antecedentes familiares de hipertensión arterial.
Tanto los niños como sus padres no tenían adecuados conocimientos de la
asociación entre alimentación y cálculos renales antes de la charla. El excesivo
consumo de proteína podría ser un factor causante del exceso calórico en muchos
de ellos, además de favorecer la hipercalciuria. Se ha observado que dietas
hiperprotéicas elevan los niveles de IGF-1 y de insulina
sérica lo cual aumenta la probabilidad de
desarrollar sobrepeso(15).
Un
alto consumo de energía, proteínas, grasa saturadas, sal, azúcar libre y bajo
consumo de frutas y vegetales suponen riesgo para sobrepeso, obesidad y otras enfermedades
crónicas relacionadas con la nutrición(16).
Otros investigadores han evaluado los conocimientos
relacionados con alimentación saludable para la reducción de factores de riesgo
cardiovascular, encontrando ausencia de conocimientos adecuados para la
prevención de la enfermedad cardiovascular en un grupo de niños. Pocos infantes
respondieron adecuadamente a cada una de las preguntas formuladas respecto a
alimentación adecuada para la reducción de factores de riesgo cardiovascular,
sin embargo, sí estaba claro para la mayoría (64,5 %) la existencia de una
relación entre la alimentación y la salud(4).
En Venezuela se reportó para el periodo
2008-2011, el exceso de peso en 12,84 % para los niños y 10,92 % de las niñas(3) por lo que
surge la necesidad de realizar una intervención en los niños y sus padres, con
el objetivo de prevenir y reducir la incidencia de las enfermedades
cardiovasculares por medio de modificaciones dietéticas específicas, así como
de estilos de vida saludables que reduzcan los factores de riesgo. Se
evidenció una mejoría estadísticamente significativa en el porcentaje de
respuestas correctas de los niños obesos y sus padres luego de la charla. La
experiencia de la intervención educativa fue realmente enriquecedora. El grado
de interés manifestado por padres y niños fue sorprendente, por la
participación en las diferentes actividades propuestas.
Los
esquemas de tratamiento de la obesidad en niños y adolescentes no han sido
exitosos a largo plazo, por ello las estrategias de prevención son de
importancia vital para evitar la persistencia de la obesidad durante el
crecimiento, maduración y en la edad adulta, en especial para la prevención de
las comorbilidades asociadas a mediano y largo plazo(17).
Otros investigadores señalan la importancia de contar
con programas de educación alimentaria y nutricional que consideren la
situación actual de conocimientos y hábitos de consumo de los niños, sus padres
y profesores, para que los incluya en forma conjunta en la educación alimentaria
nutricional(18-23).
La etapa escolar constituye un periodo estable de crecimiento y
desarrollo físico e intelectual, donde una alimentación saludable es la base de
una correcta educación nutricional, pues es donde empiezan a asentarse los
hábitos alimentarios, que se harán resistentes a cambios en la edad adulta. Es
la escuela y el comedor escolar, el marco idóneo donde poner en práctica los conocimientos
teóricos aprendidos y desechar aquellas conductas erróneas sobre alimentación. Para
educar a escolares en la adquisición de buenos hábitos alimentarios se debe
trabajar desde varios ámbitos tanto en la escuela como en la familia. Y para
conseguir tal objetivo, éstos deben disponer de unos conocimientos básicos
sobre alimentación saludable que le permitan elaborar menús variados y
equilibrados para sus hijos.