Las Amibas de
Vida Libre (AVL) son protozoarios que se encuentran ampliamente distribuidos en
la naturaleza(1). Algunas especies se han encontrado causando
enfermedades del sistema nervioso central, así como úlceras corneales (2)
y conjuntivitis (3). Hasta ahora se han reportado como agentes
causales de enfermedad en humanos: Naegleria
fowleri, varias especies del género Acanthamoeba, Balamuthia mandrillaris (2,4), Sappinia pedata (5), de
la cual sólo se ha reportado un caso, un caso de Meningoencefalitis producida
por Paravahlkampfia francinae (6)
y un caso de keratitis atípica en un paciente con herpes, del cual se aisló Paravahlkampfia
sp. (6)
Las AVL del
género Acanthamoeba, son las que producen mayor número de casos de
afecciones en el hombre y se han descrito varias especies que pueden producir
principalmente tres patologías: Encefalitis Granulomatosa Amibiana (EGA),
queratitis Acanthamebiana (QA) y Dermatitis Acanthamebiana (DA). De éstas, la QA es la manifestación clínica
más frecuente, principalmente en personas inmunocompetentes usuarios de lentes
de contacto (7), reportándose que 1 de cada 1500 usuarios de lentes
de contacto, en el transcurso de 30 años de uso, pueden desarrollar úlcera
corneal. Actualmente, se reconoce el
incremento de las úlceras corneales producidas por amibas del género Acanthamoeba,
en diferentes partes del mundo (8).
El diagnóstico
de las AVL como agente causal de patologías en el humano no es fácil. Sin
embargo, la identificación morfológica a partir de cultivos, a pesar de su gran
utilidad, carece de rapidez y su sensibilidad es limitada para realizar el
diagnóstico oportuno (9).
Dentro del género Acanthamoeba
se han descrito varias especies y subespecies. Las especies que se han aislado
a partir de muestras biológicas con mayor frecuencia son: A. castellani, A,
polyphaga, A.culbertsoni, A. hatchetti, A. healyi, A. rhysodes, A. astronyxis,
A. palestinensis. Inicialmente,
éstas se clasificaban basándose en los criterios establecidos por Pussard y
Pons 1977 (10), quienes propusieron la existencia de tres grupos,
basándose en el tamaño y la morfología de los quistes. En el grupo I se
incluían las especies que presentaban quistes grandes (> 18µm), ectoquiste
liso y redondeado y claramente separado del endoquiste, con un aspecto
estrellado. En el grupo II y III se
ubicaban las especies cuyos quistes eran menores de 18 µm. El ectoquiste de las
especies del grupo II presenta un aspecto arrugado y el endoquiste estrellado,
poligonal o triangular; mientras que a
los quistes del grupo III se les describe un ectoquiste liso y un
endoquiste redondeado o ligeramente angular, con poca separación entre ambos.
Esta clasificación entre especies es difícil y poco específica, sobre todo
entre el grupo II y III, cuyos quistes a veces no son fácilmente diferenciables
(10).
En la actualidad, el empleo de técnicas
moleculares, ha permitido que la clasificación y el diagnóstico de estas amibas
sean mucho más rápidos, sensibles y específicos.
Diversas
técnicas moleculares se han empleado para la clasificación de aislados de Acanthamoeba.
El RFLP o Polimorfismo de la longitud de
los fragmentos obtenidos por enzimas de restricción, en conjunto con la PCR, se utilizan para detectar
e identificar estos parásitos (11,12). Con el objeto de realizar la
genotipificación de aislados de Acanthamoeba, se ha empleado la
caracterización del gen RNAr 18S cuyo polimorfismo ha permitido identificar 17
genotipos (T1-T20). Se ha observado que las especies relacionadas con la
producción de úlceras corneales se encuentran en los grupos T2-T6 y T11-T15,
siendo el genotipo mas fuerte el T4, el cual se relaciona con el grupo II de
acuerdo a la clasificación morfológica.(12-16)
En Venezuela,
hasta ahora, no había sido posible establecer las especies de Acanthamoeba más frecuentes, lo cual ha
limitado la evaluación clínica del paciente en relación a la
susceptibilidad, pronóstico y
tratamiento.
Por las razones
anteriormente expuestas, se evaluó el gen de la subunidad ribosomal 18S de 24
aislados de Acanthamoeba spp, obtenidos de muestras de personas, tanto
sintomáticas como asintomáticas y de lentes de contacto, mantenidos en el
Laboratorio de Amibiasis de la Escuela
de Bioanálisis de la UCV.