Julio-Septiembre 2017 71
ISSN 1317-987X
 
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Salud Pública
Efectos de las bebidas azucaradas sobre la mortalidad y carga de la enfermedad en Venezuela

Introducción

Desde épocas pretéritas, la magnitud de las enfermedades crónicas ha sido estudiada mediante la medición de la morbilidad, la mortalidad y la letalidad. Se reconoció también desde entonces, la carencia de indicadores que identificaran otros estados alterados de la salud, como la discapacidad (estado funcional) y la calidad de vida(1). En el pasado hubo intentos de crear indicadores conjuntos que tomaran en cuenta todo el abanico de posibilidades del proceso salud-enfermedad, como ha sido reseñado por diversos autores (2). Pero ninguno de ellos pudo imponer con éxito, sus propuestas. A partir de los años noventa, han venido utilizándose con divulgación creciente, otros indicadores para evaluar lo que se ha denominado “la carga de la enfermedad”.

El primer estudio con este título fue iniciado en 1992 a instancias del Banco Mundial(3), siendo concluido para poder ser presentado en su informe de 1993 y que posteriormente, para ser mejorado y publicado, en múltiples ocasiones ha recibido la colaboración y participación de la Organización Mundial de la Salud, así como de otros organismos como universidades (en especial, la universidad de Harvard), gobiernos de naciones desarrolladas, etc. Uno de los principales creadores de la nueva metodología, el Dr. Cristopher Murray, funcionario de la OMS, realizó revisiones y actualizaciones del estudio original publicadas en los informes anuales de salud(4). Posteriormente con apoyo privado, a estos aportes iniciales del Banco Mundial y de la Organización Mundial de la Salud, así como sus sucesivas contribuciones que han continuado en el tiempo, se ha agregado el Instituto de Métricas de Salud, que tiene su sede en la ciudad de Seattle, en los Estados Unidos(5), que ahora bajo la dirección del mismo Murray, ha publicado amplísimos informes de la GBD (Global Burden of Disease), con numerosos colaboradores de muchos países que han permitido ampliar el panorama del proceso salud - enfermedad en el mundo. Se trata realmente, de una verdadera revolución epidemiológica, al emplear nuevas herramientas estadísticas muy sofisticadas, logrando hacer conocer información aún de países que cuentan con muy pobre data. En América Latina es de destacar el aporte que ha venido dando el Observatorio de la Salud, con la ayuda del Instituto CARSO de la salud en asociación con la Fundación Mexicana para la Salud(6).

Desde hace ya varios años se viene conociendo la contribución e importancia de las bebidas azucaradas (BA) sobre la obesidad y sobrepeso, descrita por numerosos autores, existiendo al respecto, suficiente información bibliográfica muy específica sobre ella (7). Lo mismo que sobre su capacidad de aumentar el riesgo de presentar diabetes tipo 2, independientemente de su posibilidad de provocar adiposidad(8). Además, es bien conocido que un alto consumo de BA podría llevar un aumento del Índice de Masa Corporal y por ende también de los riesgos que esto produce. Entre ellos la aparición de varios tipos de enfermedades crónicas no transmisibles.

Se han presentado de igual manera algunos estudios sistemáticos que rechazan o consideran inconsistentes la asociación entre BA y el riesgo de obesidad (9). En igual sentido, el nexo entre este tipo de bebidas y la mortalidad por enfermedades cardiovasculares(10). Pareciera existir en este caso, cierta semejanza con lo ocurrido con las investigaciones que inicialmente asociaban el tabaquismo con cáncer de pulmón y posteriormente con otras numerosas enfermedades. A estos estudios prontamente se sumaron otros financiados por las industrias tabacaleras que ponían en duda dicha asociación. El tiempo se encargó de fallar a favor de los primeros ya que la evidencia resultó tan incuestionable que las tabacaleras sucumbieron a sus propósitos de desacreditar los trabajos que robustecían la propuesta causalidad del cigarrillo con muchas patologías. Precisamente, un interesante artículo denominado “una sistemática revisión de revisiones sistemáticas” demostró que los conflictos de intereses financieros sesgaban los resultados de aquellas revisiones que no encontraban asociación entre el aumento de peso y las BA (11).

Hace poco tiempo salió publicado en el Journal of Clinical Nutrition(12) un interesante artículo que ha dado mucho que hablar, ya que encontró que el ingerir BA con cantidades bajas, medianas o grandes, aumentaron determinados factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares en un lapso de tiempo tan corto como apenas dos semanas.

Recientemente un grupo de investigadores de la Universidad de Tufts, de Harvard, del Imperial College of London y del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, con el apoyo de numerosos colaboradores de varios países, publicaron una investigación(13) que calculó la carga de la enfermedad global, regional y nacional relacionada con el consumo de bebidas azucaradas (BA) para el año 2010. Como comentamos en otro artículo(16) “los autores incluyeron como BA las gaseosas (sodas), jugos de frutas, bebidas energizantes, tés con azúcar o frescos caseros (frescas), que contuviesen como mínimo 50 kcal por onza. No se incluyeron los jugos 100% de frutas. Se estimó por un lado el efecto de las BA sobre el Índice de Masa Corporal (IMC) y por el ende, el efecto de las BA sobre la diabetes tipo 2, algunas enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Se trató de un esfuerzo muy meritorio que se hizo por vez primera en el mundo(13,16). Aunque nos interesan particularmente los datos de Venezuela, resulta conveniente conocer algunos resultados a nivel global como los siguientes.

En lo que respecta a mortalidad global, la investigación que comentamos(13) atribuyó 184.000 defunciones (95 % IC 161.000-208.000) al consumo de BA, que representaron el 5,3 % (95 % IC 5,0 %-5,8 %) de todas las muertes por diabetes, el 0,4 % (95%, IC 0,3 %-0,6 %) de las muertes que relacionan el IMC con las muertes cardiovasculares, y el 9,3 % (95 %, IC 0,3 %- 0,6 %) de las defunciones por cáncer relacionadas con el IMC. El 72,3 % de las muertes correspondieron a diabetes mellitus, (133.000, 95 %, IC 126.000-139.000), 24,2 % (45.000; 95 %, IC 29.000-61.000) a enfermedades cardiovasculares, y 3,5 % (6450; 95 %, IC 4300-8600) a cáncer relacionado con IMC.

Se hallaron importantes diferencias en relación a la mortalidad regional, correspondiendo a América Latina la tasa más alta (48.000 por millón de adultos y la más baja a Australia y Nueva Zelanda (560; 95 %, 440-700). Tal como sucede en el ámbito global, los adultos mayores tienen la mortalidad atribuible a las BA más elevada, pero los adultos jóvenes, proporcionalmente presentan la más alta (13).

Entre los veinte países más poblados del mundo, México tiene las tasas más elevadas ( 405 fallecimientos por cada millón de adultos). Las cifras anteriores significan que el 12,1 % de las muertes por diabetes, enfermedades cardiovasculares y tumores malignos relacionados con la obesidad ocurridos en México, pueden ser atribuidas al consumo de bebidas azucaradas(14). A continuación le sigue Estados Unidos (125 muertes por cada millón de adultos), luego Indonesia y Brasil. México, igualmente liderizó a nivel mundial los Años de Vida Ajustados por Discapacidad (AVAD en español, DALYs en inglés), que como es conocido, este indicador combina la mortalidad prematuramente perdida con los años de vida perdidos por discapacidad. En este país, uno de cada seis diabéticos relacionados con DALYs fue atribuido a la ingesta de BA. China presentó la tasa de DALYs más baja. México tiene una de las tasas más elevadas de diabetes tipo 2 en el mundo y es uno de los países que utilizan mayor cantidad de jarabe de maíz de alto contenido en fructosa como endulzante. La fructosa se usa también muy frecuentemente para edulcorar muchos tipos de bebidas y se conoce que inhibe la producción de leptina e insulina, hormonas estas que contribuyen a regular la glicemia y la obesidad(15).


Efectos de las bebidas azucaradas sobre la mortalidad y carga de la enfermedad en Venezuela
Introducción
Materiales y métodos
Resultados
Discusión
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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