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ISSN 1317-987X
 
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Psiquiatría
Saber objetivo sobre la subjetividad, desde el psicoanálisis intersubjetivo y la filosofí­a del siglo XX

¿Se necesitan estudios longitudinales prospectivos con control experimental en psicoanálisis?

La presión de aseguradoras y servicios que requieren estadí­sticas, la moda de la Medicina Basada en la Evidencia y la pretensión de dar "bases cientí­ficas" a las psicoterapias, han contribuido a que se estén realizando estudios experimentales, promovidos y apoyados, incluso, por la International Psychoanalytical Association.

Parece una necesidad obvia, pero pasa por alto que en la reciente historia varios epistemólogos, como Kuhn, Feyerabend, Lakatos, Laudan, Agassi, Bartley y Watkins, mostraron que los estrictos criterios verificacionistas que proponí­a el positivismo del Cí­rculo de Viena, así­ como el criterio de "˜falsabilidad"™ que proponí­a Popper, eran impracticables para la ciencia. Entonces, se pasó al uso de análisis estadí­sticos y a una concepción probabilí­stica de ciencia. Sin embargo, su aplicación a las psicoterapias se complica desde el inicio, pues habrí­a que empezar por definir qué y cómo se va a objetivar. En tal sentido, Waelder ha hecho notar que los "estudios longitudinales prospectivos con control experimental requieren variables simples y discretas que no cambien cualitativamente durante la recolección de observaciones, lo cual sólo se da en las ciencias exactas, en las partes de la biologí­a reducibles al marco fí­sico-quí­mico, o en la manipulación experimental de variables exógenas." (30)

Algo similar plantea André Green cuando duda de que la realidad psí­quica pueda ser conocida por el estudio de funciones aisladas, como es el procedimiento habitual de la ciencia. Green opina que, intentando apegarse a cierto tipo de metodologí­a considerada la auténticamente cientí­fica, lo primero que hacen los investigadores es reducir los sí­ntomas a categorí­as que se puedan registrar, pero dando una imagen caricaturescamente simplificada del psiquismo. Las exigencias del método deforman lo estudiado, a pesar de lo cual se le hace pasar por el objeto que inicialmente se exploraba. Así­, dice Green, lo que interesa de un fenómeno psí­quico ya no es su naturaleza o su estructura, sino lo que de estas es objetivable, aún si lo que se puede objetivar resulta poco significativo (31).

Precisamente la dificultad de transformar lo psí­quico en variables objetivables hace que no sea de extrañar la paradoja de que desde el ámbito psiquiátrico se exijan estos estudios, por ejemplo, el de Leichsenring y Rabung (32) y luego se critique su metodologí­a como las que le hicieron varias publicaciones.(33,34,35,36) Crí­ticas, en efecto, metodológicamente válidas, pero no sólo porque se pueden perfeccionar este tipo de estudios, sino porque, a mi parecer, la dificultad para comparar pacientes con diagnósticos inciertos, cuestionables, múltiplesy muchas veces poco fiables y poco válidos; la dificultad de definir criterios de psicoterapia dinámica(o de cualquier tipo, porque creo que el problema es el mismo para las distintas psicoterapias); la dificultad para comparar a distintos terapeutas; la dificultad para definir las variables a medir, sean sí­ntomas o lo que sea, y medirlas desde fuera de la relación terapéutica, etc., harán que cualquier estudio de este tipo sea fácilmente cuestionado. Aunque las mismas crí­ticas podrí­an aplicarse a una buena parte de los estudios psiquiátricos en general. Además, tanto a unos como a otros los acecha el peligro de forzar método y estadí­stica para dar los resultados positivos que se esperan. No hay que olvidar que hay dinero en juego.

Aun así­, la posible perversión del método cientí­fico no tiene que ser la justificación para no usarlo y tampoco creo que se deba desechar a priori la aplicación de estudios longitudinales, al menos como una perspectiva más en cuanto a aspectos objetivables de las psicoterapias. Así­, el psicoanalista norteamericano Lewis Aron considera que la investigación y el soporte empí­rico le vendrí­an bien al psicoanálisis en términos de mayor prestigio académico y cree que serí­a valioso demostrar que el psicoanálisis puede aportar cosas distintas a otras terapias, sin por ello tener que "comprar" todos los modelos simplistas de lo que es ciencia.(37)

En esta misma lí­nea, en otro artí­culo me he referido a la posibilidad de utilizar las matemáticas de la lógica borrosa, más afí­n a realidad "multivalente" y de lí­mites difusos. Pero tampoco se puede evitar el tener que manejar variables aisladas que puedan ser objetivables y manipulables, desvirtuando en buena medida la complejidad psí­quica. A esto se ha llamado "falacia de reificación", esto es, la tendencia a convertir entidades abstractas de difí­cil cuantificación y con cualidades lógicas de difí­cil determinación, en entidades lógicas ajustadas a un determinado esquema conceptual. Así­, desde que lo escribí­, se me ha acrecentado el temor que allí­ exprese: "después de tantos años adorando al Dios de las matemáticas como el único y verdadero, es fácil volver por atajos disimulados a su altar. El peligro de la borrosidad serí­a olvidar su significado y tratar de usarla como excusa para esa tan ansiada búsqueda de la verdad última". (38)

Recordemos que los estudios experimentales y estadí­sticos no son la única metodologí­a cientí­fica, y que el psicoanálisis avanza a través de "paradigmas" (incluso paradigmas metafí­sicos), teorí­as que son útiles temporalmente hasta que son sustituidas, tal como planteó Kuhn que hace la ciencia. O, como decí­a Lakatos, gracias a la competencia entre "programas rivales de investigación".(39)

Esto es lo que opinaba Green al decir que, en la historia del psicoanálisis, la evolución de muchos conceptos teóricos o técnicos sigue el modelo de la refutabilidad cientí­fica, desde unas escuelas psicoanalí­ticas hacia otras, por medio de su propia metodologí­a.

Sin embargo, cabrí­a preguntarse si existe más de una metodologí­a psicoanalí­tica, como dice Stephen Mitchell(40), para quien se han venido desarrollando tres estrategias: el empirismo, el acercamiento a la fenomenologí­a y el enfoque hermenéutico/constructivista. Pero las tres, señala, pueden ser cuestionadas: a) el empirismo (que busca pruebas de validación fuera del terreno psicoanalí­tico) porque hay que tener en cuenta el peligro de que para poder aplicar metodologí­as provenientes de otras disciplinas, haya que deformar el objeto de estudio; b) el acercamiento a la fenomenologí­a, porque puede ser una forma de realismo ingenuo, ya que si bien se supone que el analista no posee el acceso a la verdad, se da por descontado que sí­ lo tiene el paciente aunque lo desconozca; y c) la hermenéutico/constructivista, por el riesgo de relativizar todo método y búsqueda de verdad, aunque sea parcial.




Continua: Conclusiones

Saber objetivo sobre la subjetividad, desde el psicoanálisis intersubjetivo y la filosofí­a del siglo XX
Introducción.
Intersubjetividad, hermenéutica y filósofos del diálogo
¿Se necesitan estudios longitudinales prospectivos con control experimental en psicoanálisis?
Conclusiones
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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