La anquilostomosis es la parasitosis intestinal causada por
helmintos nematodos de la familia Ancilostomatidae. Necator americanus y Ancylostoma
duodenale son los agentes etiológicos. Se estima que N. americuanus
es la especie más común (1-3). Ambos anquilostomideos pueden coexistir en un mismo hospedero y parece haber
poca competencia entre ellos debido a peculiaridades biológicas que los
diferencian. Una de las más importantes es que N. americanus ingiere menos sangre y causa menor pérdida de ella en
los puntos hemorrágicos de la mucosa (4).
Los anquilostomideos forman parte de los llamados
geohelmintos, junto con Ascaris
lumbricoides, Trichuris trichiura y
Strongyloides stercoralis, debido a que requieren pasar por la tierra para
completar su ciclo biológico. Una vez en el suelo si encuentran condiciones
apropiadas (humedad, sombra, detritus y temperatura superior a 10 °C) los huevos continúan
su desarrollo y en 24 a
36 horas ocurre la eclosión de las larvas rhabditoides características, las
cuales después de dos mudas se convierten en larvas filariformes que se constituyen
en la fase infectante para el hombre. Éste se infectará al entrar en contacto
su piel con estas larvas, las cuales penetran activamente. Las larvas pueden ser ingeridas y ocurrir también la infección por la orofaringe. Aunque se considera
que solo A. duodenale puede hacer eso pues N. americanus solo infecta por vía cutánea (3,4). Al
penetrar, las larvas alcanzan los vasos sanguíneos y linfáticos y así la
circulación general, para luego cumplir el ciclo de Looss y llegar a su hábitat
definitivo en el intestino donde culmina su maduración hasta adulto. Éstos pueden
vivir de 7 a 10 años en el caso de Necator
y de 1 a
3 años para A. duodenale (4,5).
En las zonas endémicas la población infantil es la más
susceptible a la infección por anquilostomideos ya que además de infectarse
fácilmente por el contacto con la tierra, los niños tienen un papel importante
en la contaminación del peridomicilio depositando sus heces allí. Además, el
hábito de andar descalzo que se observa en estas poblaciones, favorece la
ocurrencia de la infección (1).
Existe una relación entre anquilostomosis, pobreza,
analfabetismo y el deficiente saneamiento ambiental de las poblaciones. De allí
lo difícil que es eliminar o erradicar esta infección de las áreas pobres y con
saneamiento ambiental deficiente (6,7). Además, en años recientes la
anquilostomosis ha sido considerada una de las principales enfermedades
desatendidas causadas por helmintos en todo el mundo (7).
Los anquilostomideos son los principales parásitos
causantes de anemia y su infección crónica se asocia con trastornos de
crecimiento y desarrollo en los niños afectados (5,8-11). Igualmente
se ha determinado alteraciones de otros parámetros hematológicos en niños
infectados (10,11).
La confirmación de la sospecha clínica de anquilostomosis se realiza mediante
la observación de los huevos característicos de los helmintos en las heces.
Aunque éstos pueden observarse en el examen directo, debido a la relativa poca
cantidad de huevos que elimina una hembra adulta, suelen requerirse técnicas de
concentración y más si la infección es leve a moderada (menos de 100 adultos en
el intestino). De esas técnicas, la de Stoll y Kato-Katz permiten la
cuantificación de huevos por gramo de heces. Sin embargo, la mejor, aunque
cualitativa, es la de Willis debido a que son huevos muy livianos y flotan
fácilmente en la solución salina saturada (1,5).
Se considera a
las poblaciones indígenas uno de los grupos más vulnerables a las parasitosis,
debido a que tienen ingresos bajos, viven en condiciones deficientes y carecen
de acceso adecuado al empleo, educación, el agua potable, la alimentación y los
servicios de atención de salud (12).
En América Latina se han realizado
diversos estudios de parasitosis intestinales en varios grupos indígenas
obteniéndose datos de prevalencias variables de una región a otra, de acuerdo
al grupo y técnicas diagnósticas empleadas (13-28). Con relación a
la anquilostomosis la prevalencia oscila entre cero en algunos lugares, a tan
elevadas como 75% en otros. Las razones son diversas y entre ellas se debe
incluir el subregistro producido por falta de uso de la técnica diagnóstica más
apropiada. Considerando los resultados de los estudios disponibles la media de
anquilostomiasis en Latinoamérica, sin incluir a Venezuela, es de 20% (13-28).
Algunos autores sostienen que en la actualidad las cifras parecieran estar
disminuyendo en determinadas áreas (29).
Los estudios sobre anquilostomosis en poblaciones indígenas
de Venezuela son escasos debido a que son poblaciones de difícil acceso, no
solo geográfico sino por su sistema de creencias mágico religiosas, que
determina que el abordaje médico
sea difícil de lograr dado por esas concepciones de los procesos de
salud-enfermedad y particularmente de la parasitosis (12). Los datos
disponibles muestran prevalencias variables de 0 a 79%, con una media de 29,8%,
dependiendo de varios factores como área geográfica, grupo evaluado, técnica
diagnóstica empleada, entre otros (10-12,30-36).
Considerando
lo anterior se decidió realizar un estudio en una comunidad indígena del estado
Bolívar, Venezuela, para establecer la prevalencia y algunos parámetros
hematológicos y serológicos, en niños con la anquilostomosis y de esta forma contribuir
con el conocimiento clínico-epidemiológico de esta infección en este grupo
poblacional tan particular.