Los factores que inciden sobre el cabal desenvolvimiento de nuestras revistas son muchos y de variada naturaleza, pero podemos apuntar algunos entre los cuales están:

• Alta "mortalidad perinatal "(no van más allá de unos pocos números)
• Falta de regularidad
• Carencia de personal editorial especializado profesionalmente
• Baja producción local
• Deficiente financiamiento
• Baja estima nacional por las revistas del área

Los factores antes mencionados no están aislados unos de otros, y al contrario su efecto en muchos casos es sinérgico. En América Latina y el Caribe según los datos de Cetto y Alonso-Gamboa (2) los mayores financiadores de las publicaciones científicas son: las universidades y las asociaciones científicas, con pequeñas aportaciones gubernamentales y escasísimo aporte privado, situación esta que es muy diferente en los países desarrollados, donde el 47% de las revistas son producidas por empresas privadas editoriales y esto es una tendencia creciente. Esta deficiente política de financiamiento trae como consecuencia que la vida de las revistas sea muy azarosa, sobre todo si se tiene en cuenta que nunca hay seguridades de conseguir el financiamiento adecuado, aún cuando se llenen todos los requisitos para ello. En esta década latinoamericana, de escaso crecimiento económico, y con la aplicación de políticas restrictivas derivadas de los planes de ajuste económico, hemos visto disminuir los presupuestos asignados a los organismos encargados de financiar las actividades científicas y tecnológicas, con el consiguiente impacto sobre las publicaciones científicas.

La falta de regularidad, consecuencia de deficientes financiamientos y de escasa producción local entre otras razones, es uno de los mayores obstáculos a la difusión de la producción científica latinoamericana y del caribe. Todos los índices bibliográficos requieren que las publicaciones aparezcan regularmente en la fecha prevista. Sin el cumplimiento de este requisito no hay posibilidad de que la literatura científica aumente su visibilidad.

La edición de revistas científicas es cada vez más un asunto especializado, y no labor de dilettante. Son admirables los esfuerzos realizados por nuestros editores de revistas científicas, pero debemos aceptar que se necesita una infraestructura material y humana para que una revista tenga buenas posibilidades de éxito. En especial el rol de Editor es con mucho el más importante, pues este debe velar por el cumplimiento de la política editorial de la revista, estar atento a la repetición innecesaria de artículos, y al cumplimiento de los protocolos éticos en las investigaciones que involucran a seres humanos (en el caso de los editores de revistas biomédicas), labores semejantes se esperan de los editores en el área de ciencias sociales. Asimismo debe velar por que las políticas en relación a la propaganda que aparecerá en la revista tengan el peso institucional que sea más conveniente para que la revista conserve su independencia de criterio. Los esfuerzos realizados por la Asociación de Editores de Revistas Biomédicas (ASEREME) en este campo han contribuido grandemente a la mejoría de nuestras revistas biomédicas, y son un ejemplo a seguir en este campo.

Una encuesta recientemente realizada por la Subcomisión de Publicaciones del Consejo de Desarrollo Científico y Humanistico (CDC) de la Universidad Central de Venezuela, muestra que existen mas de 30 revistas universitarias, financiadas parcialmente por el CDCH, con mayoría del campo de las ciencias sociales y las humanidades, tendencia esta concordante con lo descrito en general para latinoamérica (2). La mayoría de nuestras revistas, aunque han mejorado notablemente su regularidad, son de periodicidad semestral o cuatrimestral, con algunas que solo editan un número al año, lo cual parece reflejar lo escaso de la producción por áreas.