Julio-Septiembre 2010 43
ISSN 1317-987X
 
Buscar




Artículos
 



Neurología
El Razonamiento Clí­nico como herramienta diagnóstica

Introducción

 Establecer el diagnóstico constituye para cualquier médico su tarea más importante y puede afirmarse, con seguridad, que para llevarla a cabo el Razonamiento Clí­nico constituye la herramienta más útil. Lograr un diagnóstico confiable es condición necesaria para adoptar conductas terapéuticas adecuadas y eficaces. Llama la atención, y en diversas oportunidades ha sido señalado que este tema a pesar de su importancia, no se le ha asignado el espacio que merece en los programas de las Escuelas de Medicina. Los términos: razonamiento clí­nico; toma de decisiones clí­nicas; solución de problemas clí­nicos y razonamiento diagnóstico, son generalmente considerados como sinónimos y se usan de manera intercambiable. El presente trabajo tiene como finalidad exponer en forma sucinta algunos aspectos básicos del Razonamiento Clí­nico con el fin de que el médico al conocer el valor de esta herramienta diagnóstica, pueda utilizarla apropiadamente en su labor diaria. No analizaremos las estrategias diagnósticas basadas en la teorí­a general de la toma de decisiones y que tienen su raí­z en el teorema de Bayes ya que el uso de fórmulas y normas rí­gidas y la cuantificación de los datos dificultan grandemente su utilización en la práctica médica (1,2). La labor del médico, o en otras palabras, el razonamiento clí­nico, se inicia en el momento que se produce el encuentro del paciente con su médico tratante. A partir de entonces el médico dedicará su esfuerzo en adquirir, seleccionar y organizar los datos que sean de utilidad en el proceso del diagnóstico. La recolección de datos por parte del médico no es una tarea pasiva: en primer lugar, el médico deberá poner todo su empeño en comprender lo que el paciente trata de expresar al describir sus padecimientos. Saber analizar los términos utilizados por el enfermo es una habilidad que el médico en formación debe tratar de adquirir tempranamente; interpretaciones equivocadas son causa frecuente de errores diagnósticos. Viene al caso recordar lo afirmado por Hunter "El médico establece con el paciente la misma relación del crí­tico con el poema. La tarea es la misma: leer e interpretar los signos, sean ellos palabras o trastornos fí­sicos" (3). Una lista de sí­ntomas y signos sin especificar las caracterí­sticas particulares que cada uno de ellos muestran en cada paciente tiene escasa utilidad diagnóstica. El sí­ntoma dolor, por ejemplo, presenta cualidades diferenciales que deben ser definidas para poder utilizarlo con provecho en el razonamiento clí­nico. Igualmente, señalar que el paciente sufre de "cefalea" es de poca ayuda si no se precisa su localización, forma de evolución, desencadenantes, sí­ntomas y signos asociados, etc. La información obtenida durante esta etapa que pudiera denominarse etapa semiológica usualmente es desordenada y la conforman una mezcla de datos relevantes e irrelevantes y es indispensable seleccionarlos de acuerdo a la utilidad que puedan tener como elemento diagnóstico. Es conveniente recordar que los datos registrados por el médico constituyen, únicamente, indicios del trastorno fisiopatológico que presenta el paciente y necesitan ser analizados; esta tarea de análisis o interpretación corresponde a lo que Lain Entralgo denomina inferencia diagnóstica: "Doy el nombre de inferencia diagnóstica al conjunto de operaciones mentales en cuya virtud el médico convierte en genuino conocimiento diagnóstico, y a la postre en auténtico juicio clí­nico, los datos obtenidos mediante la exploración del enfermo" (4). Especificar los datos de valor diagnóstico no es suficiente: el proceso diagnóstico realmente avanza cuando los datos "empí­ricos" convertidos en "genuino conocimiento diagnóstico" son seleccionados y organizados de forma tal que configuren un contexto coherente, propio de cada paciente. La fase de selección y organización es decisiva en cualquier tipo de investigación y se asemeja, de acuerdo a Agatha Christie, a la que realiza el detective:"Poirot cerró los ojos. Lo que veí­a mentalmente era ni más ni menos que un caleidoscopio. Trozos de bufanda, libros de cocina, lápiz para labios y nombres de extraños estudiantes. Todo sin conexión ni forma. Pero Poirot sabí­a muy bien que en alguna parte y de algún modo debí­a formarse un dibujo ordenado" (5). El clí­nico utiliza su experiencia para organizar la información y seleccionar los datos que considere más relevantes al tratar de comprender el proceso patológico que aqueja al paciente; estos datos seleccionados, que pueden ser denominados "sí­ntomas/signos cardinales", lo orientan para adquirir información adicional pertinente y, además, forman el núcleo alrededor del cual se organiza contextualizados todos los datos disponibles.

El Razonamiento Clí­nico como herramienta diagnóstica
Introducción
Situación Clí­nica I
Situación Clí­nica II
Conclusiones
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





Instituto de Medicina Tropical - Facultad de Medicina - Universidad Central de Venezuela.
Elaborado por el Centro de Análisis de Imágenes Biomédicas Computarizadas CAIBCO,
caibco@ucv.ve
Este portal ha sido desarrollado gracias al apoyo del Fonacit