Enero-Marzo 2011 45
ISSN 1317-987X
 
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Psiquiatría
Lógica borrosa y epistemología psiquiátrica. A propósito de la transexualidad

Diagnósticos dimensionales y borrosidad

Aunque la lógica borrosa ha sido aplicada principalmente al control de sistemas ingeniería y en procesos industriales, se ha comenzado a utilizar en el estudio de la realidad social. Un ejemplo de esto son las categorías borrosas de la escala de Likert (escala psicométrica comúnmente utilizada en cuestionarios y encuestas para la investigación, en las que se responde especificando el nivel de acuerdo o desacuerdo con una declaración) cada vez más usadas en psiquiatría; así como todas las aplicaciones que directa o indirectamente se hacen de la misma, tal como la técnica de la rejilla de Kelly (instrumento de evaluación de los constructos personales) (17).

Ante las dificultades que plantea el diagnóstico por categorías del DSM-IV se ha propuesto para algunos trastornos la opción de “diagnósticos dimensionales”, como alternativa para entender mejor la heterogeneidad de los síntomas y la falta de fronteras claras entre los diagnósticos. El punto de vista dimensional define los trastornos psíquicos como variantes maladaptativas que no forman categorías discontinuas sino que tienen una distribución continua (18), e incluso una misma entidad o un mismo síntoma tiene cualidades dimensionales y fronteras difusas.

Veamos, por ejemplo, los aspectos dimensionales de la ansiedad y la aplicabilidad de los conjuntos borrosos en la psicometría de este síntoma, en un estudio realizado por un grupo de psicólogos cubanos (19) sobre el Inventario de ansiedad rasgo estado (IDARE).

El IDARE es la versión en español del State-trait aniexiety Inventory (STAI) de Spielberger (1975) que evalúa dos dimensiones de la ansiedad: ansiedad como rasgo (preguntas relacionadas a cómo se siente habitualmente) y ansiedad como estado (preguntas relacionadas como se siente ahora mismo). Según el puntaje obtenido se clasifica como ansiedad baja (20 a 29), media (30 a 44) o alta (45 a 80), pero con el problema de que un solo punto puede hacer que se pase de una a otra de las categorías. Por tanto, los autores proponen una modificación en los puntajes de modo de hacer borrosas las fronteras y así un individuo, por ejemplo, entre 24 y 34 puntos puede considerarse al mismo tiempo como poseedor del nivel de ansiedad bajo y medio (aunque con diferente certeza); y lo mismo puede decirse de los puntajes de 40 a 50 y niveles medio y alto. Así, proponen añadir valores intermedios a las variables lingüísticas, que cubran las fronteras borrosas, teniendo en cuenta que una variable lingüística es una variable cuyos valores pueden expresarse mediante términos del lenguaje natural. De este modo se determinan variables lingüísticas para dar nombre a conjuntos difusos de niveles de ansiedad, como por ejemplo, “francamente bajo” o “bajo con tendencia a medio”, de forma que al utilizar un rango mayor de variables lingüísticas se permite una valoración más flexible y real de los niveles de ansiedad de un sujeto en determinado momento (19).

Además, se pueden llevar los resultados a gráficos de conjuntos borrosos que reflejan mejor la realidad, aunque también sea dicho de paso, de manera más difícil de aprehender y quizás más difícil de utilizar de forma práctica. Pues hay que decir que aún siendo más “cierto” que haya individuos con ansiedad “baja con tendencia a media (25 a 29 puntos)” y otros con ansiedad “media con tendencia a baja (30 a 34 puntos)” - como proponen los autores (19) - cabe plantear la pregunta de ¿en qué difiere esto de cualquier escala anteriormente utilizada que simplemente aumente el número de gradaciones y cómo utilizar éste mayor número de categorías en la práctica? Al fin y al cabo, los límites siguen teniendo un carácter subjetivo y siendo una impresión, como decía Hume. Dicho esto, tenemos que plantear algunos de los peligros de la borrosidad.

Peligros de la dimensionalidad y la borrosidad

El uso de dimensiones en psiquiatría no es nada nuevo. Desde finales de los años sesenta ya Eysenck propuso su modelo dimensional de la personalidad y sucesivos autores, pasando a finales de los ochenta por el modelo psicobiológico de Clonninger (e incluyéndolo a él) fueron agregando un número creciente de dimensiones. Pero, como ha señalado Guimón (18), han sido criticados por su gran heterogeneidad; la falta de consenso; poca utilidad para la práctica clínica y la investigación; insuficiente base empírica; el que no haya a cuerdo sobre las dimensiones básicas; la ambigüedad del concepto de gravedad; que puedan existir categorías bien establecidas, pero que por estar condicionadas por factores psicosociales aparentaran ser dimensionales.

Por otra parte, ha ido proliferando la noción de “espectros” como agrupaciones sindrómicas con marcadores comunes. Entre ellos: de inhibición; de pánico-agorafobia; de fobia social; de impulsión-compulsión; obsesivo-compulsivo; depresivo; bipolar; de esquizofrenia. Sin embargo, no sólo su utilización en investigación etiológica es prematura, sino que algunos señalan que debería conllevar un inicio precoz, cronicidad e inexistencia de un umbral claro de diferencia entre normal y patológico (18).

Dado que el afán y casi diríamos obsesión que se ha desarrollado por la medición, el peligro es pasar de las mediciones binarias a las borrosas pensando que así se podrá acceder a la verdad última, a la “cosa en sí”.

Las complejas formulaciones matemáticas de la lógica borrosa pueden seducir a los adoradores de las matemáticas, aquellos que consideran que sólo ellas reflejan la verdad científica y sólo ellas aportan credibilidad y seriedad a una investigación. No hay que olvidar la cita de Einstein a la que se refirió Kosko en cuanto a la relación inversa entre realidad y matemáticas y con la que abrimos éste artículo.

La paradoja podría ser olvidar que la lógica borrosa mide realidades grises, difusas, multivalentes y se pretenda usar sus ecuaciones para alcanzar una verdad tipo “si o no; verdadero o falso” propia de la lógica binaria; pues está fuertemente arraigada en la mentalidad occidental la idea de esta verdad última y definitiva.

Así, después de tantos años adorando al Dios de las matemáticas como el único y verdadero, es fácil volver por atajos disimulados a su altar. El peligro de la borrosidad sería olvidar su significado y tratar de usarla como excusa para esa tan ansiada búsqueda de la verdad última.

Conclusiones

Este trabajo se ha propuesto hacer una introducción a la lógica borrosa y aplicar estos conceptos a varios aspectos de la epistemología psiquiátrica, mostrando como pertenecen a una realidad multivalente y difusa.

Partiendo del modelo de la transexualidad para ilustrar los límites borrosos, se ha revisado someramente algunos otros aspectos de la psiquiatría como los trastornos de personalidad, la neurosis, la psicosis y la respuesta a tratamiento, en los que se evidencian los límites difusos y lo reduccionista que resulta muchas veces aplicar la lógica dialéctica o la binaria.

Es posible que la nosología dimensional junto a la categorial, sea una aproximación al abordaje de la lógica borrosa en psiquiatría, al menos en lo que a nosología se refiere, sin pretender que ello implique acceder a la verdad última, “la cosa en sí misma” de Kant.

Se considera que sería importante aplicar los conceptos y matemáticas de la lógica borrosa a diversos aspectos de la epistemología psiquiátrica. Sin embargo, repito: después de tantos años adorando al Dios de las matemáticas como el único y verdadero, es fácil volver por atajos disimulados a su altar. El peligro de la borrosidad sería olvidar su significado y tratar de usarla como excusa para esa tan ansiada búsqueda de la verdad última. Así que remito de nuevo al lector a la cita de Einstein con la que abrí el artículo.




Continua: Referencias

Lógica borrosa y epistemología psiquiátrica. A propósito de la transexualidad
Introducción
Lógica borrosa o difusa
Clínica psiquiátrica y borrosidad
Diagnósticos dimensionales y borrosidad
Referencias

NOTA: Toda la información que se brinda en este artículo es de carácter investigativo y con fines académicos y de actualización para estudiantes y profesionales de la salud. En ningún caso es de carácter general ni sustituye el asesoramiento de un médico. Ante cualquier duda que pueda tener sobre su estado de salud, consulte con su médico o especialista.





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